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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Lesson Of The Evil

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Para bien o para mal (en mi caso suele ser para bien) el cine de Takashi Miike siempre posee el personal e inconfundible toque de este gamberro cineasta nipón. Su producción es enorme y aunque a veces es bastante irregular, casi siempre ofrece a su público lo que este espera, es decir, “ida de olla” y sorpresas estilo Miike. Lo último que había visto y disfrutado del amigo Takashi fueron esas incursiones en el cine clásico samurái tituladas: 13 Asesinos y Hara-kiri: Muerte de un Samurái (remake casi idéntico de la obra maestra de Misaki Kobayashi). A pesar de ser dos obras estupendas (sobre todo la primera de ellas) se alejaban bastante de las coordenas psicotrónicas y alucinadas del Miike más desbocado.

El año 2012, fue un año prolífico para el cineasta japonés, pues dirigió tres películas para la pantalla grande (entre las que se encuentra Lesson Of The Evil) y un episodio para la serie de televisión Q.P., que adaptaba un manga de Takahashi Hiroshi del que Miike ya había llevado a la pantalla grande las dos entregas de sus cuervos (Crows Zero y Crows II).

En Lesson Of The Evil, el bueno de Miike adapta personalmente una novela de Kishi Yusuke (hecho este un tanto singular porque no suele involucrarse en tareas de guión, tanto es así que desde el año 2007 con Sukiyaki Western Django que no se enfrentaba al folio en blanco). Se nos cuenta la historia del perfecto profesor Seiji Hasumi. Inteligente, guapo, simpático y agradable profesor de inglés de instituto, que se preocupa tanto a nivel académico como personal por sus alumnos, implicándose mucho más de lo que su sueldo le exigiría por solucionar los problemas que estos puedan tener. El instituto, posible metáfora de la sociedad japonesa, esconde bajo una falsa apariencia de normalidad y tranquilidad, una realidad turbadora repleta de miserias en forma de acoso escolar, vejaciones sexuales, redes clandestinas para copiar exámenes, vidas frustradas, etc. En este contexto, el verdadero Hasumi, un psicópata sanguinario y cruel aflorará para impartir una lección que nadie olvidará.

Este thriller brutal nos devuelve al Miike más despiadado, y nos remite a una de sus mejores obras, Audition, tanto por la estructura de la película (claramente dividida igual que aquella en dos partes) como por la planificación de algunas escenas. Y aunque contiene alguna bizarrada y suficientes momentos delirantes se aleja de los parámetros transitados por otras obras como Gozu o Visitor Q.

En su primera parte se nos narra de forma pausada (que no lenta, pues no paran de suceder cosas) las relaciones entre los diversos miembros del instituto, así como va desvelándose la verdadera personalidad que cada uno de ellos esconde bajo una máscara de cordialidad impuesta por las normas sociales. Poco a poco el profesor Hasumi (interpretado por Hideaki Ito, que ya trabajo con Miike en la mencionada Sukiyaki Westren Django) tendrá la necesidad de escapar del caparazón que se ha impuesto y dejar que la violencia que alberga en su interior se materialice. Es en una segunda parte, memorable, donde Miike vuelve con su arrolladora fuerza visual y nos regala 50 minutos de violencia gráfica y orgía de sangre que no olvidaremos (pese a la ausencia de vísceras y mutilaciones en primer plano). Hasumi se transforma en un ángel purificador que va dando caza a todos aquellos que se encuentra a su paso con una escopeta, que cada vez que dispara atruena cual yunque golpeado en nuestras cabezas (dejando a asesinos reales como Eric Harris y Dylan Klebold los perpetradores de la masacre de Columbine o al más reciente Anders Breivik, como meros aficionados). No sólo es eterna la cacería, sino que su espectacular realización nos sitúa como espectadores privilegiados en el epicentro de la fría y sádica matanza, pero sin la capacidad de intervenir para frenarla.

Porque no nos engañemos, lo que nos cuenta Miike es mucho más que su turbador thriller hipersangriento sobre asesinos en serie, con elementos de mitología escandinava, referencias visuales a la nueva carne de Cronenberg y con un reiterado uso (también como leit motiv argumental) de la canción “Die Moritat von Mackie Messer”compuesta a principio del siglo pasado por Bertolt Bercht y Kurt Weill para “La ópera de los tres centavos” (es alucinante cómo con semejantes cócteles este tipo es capaz de sacar a flote y de forma magistral sus propuestas). La cinta nos habla del mal en estado puro, nos escupe la terrible realidad de que el ser humano es el monstruo más depravado, salvaje y sanguinario que hay y lo que es más aterrador, que cualquiera puede ser ese monstruo. Porque no hay que olvidar que la gran treta del diablo es hacer creer a todos que no existe.
 
Es evidente que no es una película perfecta, no se atan todos los cabos de forma satisfactoria (de hecho algunas tramas se obvian, como la investigación policial), puede resultar algo confusa al inicio y desde luego deja mal sabor de boca pues al finalizar quieres saber mucho más, pero es un producto muy bien facturado, entretenido y con la suficiente mala hostia y humor negrísimo como para hacer pasar dos horas estupendas a los amantes de las experiencias (asiáticas) extremas (difícilmente una cinta como esta se podría rodar así en EE.UU.).

Así que aquellos que tengan la oportunidad de acercarse al próximo Festival de Sitges que no pierdan la ocasión para disfrutar de esta obra (en una sala cinematográfica debe ganar aún más enteros), la cual no defraudará a los seguidores de Miike y resultará un acercamiento interesante al personal universo de este prolífico y polémico director de aquellos que aún no lo conozcan.

Nota Final:

Moritat:“Tipo de canción medieval que trata sobre alguna matanza real o ficticia, cumplida o frustrada, sea narrando los hechos del verdugo o el escape de quien iba a ser víctima; puede que al final se refiera la captura del verdugo y su destino último”.
 
 


"Sitges 2013", espectacular sección animada

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Los responsables del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges pretenden que en esta edición el cine de animación sea uno de los protagonistas. El certamen, que tendrá lugar del 11 al 20 de octubre, ha presentado una selecta lista de films de animación que formaran parte de la programación de la Selección Oficial Fantàstic y la sección Sitges Family, además de la propia sección Anima't.

“Space Pirate Captain Harlock”, de Shinji Arakami, una espectacular versión del famoso manga de Leiji Matsumoto producida por Toei Animation y que constituye la mayor producción del mítico estudio –con mas de 30 millones de dólares de presupuesto–, será una de las películas de animación que competirán en la Sección Oficial Fantàstic. La cinta es el resultado de las más modernas técnicas de animación, capturadas en uno de los mejores usos del 3D en los últimos tiempos.

Además, en la Sección Oficial del Festival se podrá ver “009 Re:Cyborg”, de Kenji Kamiyama, director responsable de la famosa serie anime “Ghost in the Shell:Stand Alone Complex” y que adapta aquí el clásico manga de ciencia ficción de Shotaro Isshinomori en un espectacular 3D y con la habitual calidad de Production I.G.

La película encargada de inaugurar la sección Anima't será la producción coreana “The Fake”, de Yeon Sang-ho, que ya el pasado año presentó en esta misma sección “King of the Pigs”. Se trata de un estupendo ejemplo de la nueva ola de cine animado producido en Corea del Sur, caracterizado por su realismo y personalidad autóctona, lejos del intento de imitar el anime japonés.

También en la sección de Anima't podremos disfrutar de la producción brasileña “Río 2096: A Story of Love and Fury”, de Luiz Bolognesi, brillante triunfadora en el Festival de Animación de Annecy; el film de episodios “Anime Mirai”, una puesta de largo de los nuevos talentos de Production I.G.; “Cheatin'”, el nuevo trabajo de todo un clásico de Sitges como es Bill Plympton; o la esperada “Evangelion 3.0 You Can (Not) Redo”, nueva entrega de la mítica saga nipona. La programación se completará con producciones dedicadas a toda la familia (bajo el sello Sitges Family), la habitual competición de cortometrajes y algún largometraje que se anunciará en las próximas semanas.
 
Coincidiendo con el Festival tendrá lugar la primera cumbre profesional del mundo de la animación, que nace con el objetivo de convertirse en un punto de encuentro de profesionales del sector, tanto nacionales como internacionales. El evento, impulsado por la asociación catalana de animación, ANIMATS; el Festival de Cine de Sitges; Televisió de Catalunya; Catalan Films & TV - PROA y el departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, incluirá sesiones de pitchings de proyectos, así como también masterclass.
 
 

Crítica: Hunter

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Will Graham (William Petersen) regresa a la policía persuadido por un compañero. Encargado de la difícil tarea de dar caza a un escurridizo asesino que ataca sólo los días de luna llena, Graham decide emplear métodos poco convencionales. De este modo, recurre al doctor Hannibal Lecter (Brian Cox), otro asesino en serie, para entrar en la mente del asesino, pero esto le llevará a estar expuesto a la inteligencia de un genio poniendo en peligro su salud mental.

Basada en el best seller de Thomas Harris titulado “Dragón rojo”, la película de Michael Mann fue la presentación del psiquiatra caníbal Hannibal Lecter (interpretado por Brian Cox), cinco años antes de la interpretación de Anthony Hopkins, con la que ganaría el Oscar en “El silencio de los corderos”. En 2002 el film tuvo una especie de remake titulado “El dragón rojo” con Edward Norton y Anthony Hopkins en el reparto. Tanto la original como el remake son una precuela de “El silencio de los corderos” de Jonathan Demme. Aunque sería más correcto decir que “El silencio de los corderos” es una secuela de “Hunter” (1986).

“Hunter” (“Manhunter” en su título original) representa uno de los más tensos e inquietantes thrillers de los años ochenta y uno de los mejores trabajos de su director, Michael Mann, conocido entonces por la famosa serie “Corrupción en Miami”, así como una de las cintas de asesinos en serie más interesantes. En cada plano podemos apreciar el estilo único de Mann quien se apoya en la excelente labor de su director de fotografía, Dante Spinotti, para ambientar.

Lo más destacado de “Hunter” es el despliegue de toda una serie de sólidas interpretaciones que captan nuestro interés y hacen entretenida la historia además de veraz. Comenzando por la fría actuación de Brian Cox en el papel del psicópata Hannibal Lecter hay que decir que la dirección del casting es uno de los grandes aciertos del proyecto. La intensidad con la que dota el actor William L. Petersen a su personaje, el agente del FBI Will Graham, es otro ejemplo del gran reparto que tiene la cinta. Petersen nos presenta a un hombre que nos transmite reflexiones apasionantes sobre la ambigüedad del ser humano y la fina línea que separa la cordura de la locura.

Si bien hay que reconocer que, en comparación con “El silencio de los corderos” (1991), las actuaciones de Jodie Foster y Anthony Hopkins son muy superiores, Petersen y Cox están igualmente magistrales. También el resto del reparto está a la altura de la sólida película de Mann, que incluye a Kim Greist, Joan Allen y Dennis Farina.

Intrigante y notable ejercicio de suspense psicológico con toques de terror que no fue un grandioso título en las taquillas pero consiguió demostrar la maestría de Michael Mann y aportó al cine una nueva figura temible, el personaje del psicópata Hannibal Lecter que fascinó a todos. Sin embargo, lo que hace que “Hunter” destaque sobre la mayoría de películas del género no es sólo el personaje de Lecter, sino la inteligencia de su guión y la habilidad de su directa dirección.

No se puede decir lo mismo de su discutible selección musical. A mi entender excesivamente ochentera que aunque resulta muy efectiva en el clímax final es un tanto pesada en ciertos momentos. Otro defecto atribuible es el inevitable aroma a telefilm que desprende la obra.

LO MEJOR: Las interpretaciones.

LO PEOR: La banda sonora. Ha envejecido mal.


Crítica: Hannibal

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En su conjunto “Hannibal” (2001) es una desvergonzada secuela de puro carácter comercial hecha gracias a la connivencia del novelista Thomas Harris, el productor Dino De Laurentiis y el actor Anthony Hopkins. Pero además y contra todo pronóstico es un film independiente que justifica su propia existencia.

La esperadísima continuación de la magistral “El silencio de los corderos” (1991) de Jonathan Demme fue todo un éxito de taquilla sin más necesidad para retomar las andanzas del Dr. Hannibal Lecter que las creadas por el negocio del espectáculo.

No obstante, Ridley Scott, el director que se puso enfrente del proyecto, consiguió garantizar la calidad y estética visual que las expectativas requerían. Eso no significa que “Hannibal” sea una obra excepcional. Sin ir más lejos se echa a faltar a Jodie Foster aún estando grandiosa Julianne Moore, así como también se echan a faltar los fascinantes diálogos de Clarice y Hannibal de “El silencio de los corderos”.

Lo mejor de “Hannibal” se encuentra en la manera que tiene Ridley Scott de resolver el desagradable material taquillero que tiene a su mando. Por otra parte, Scott narra “Hannibal” con una contundente frialdad, tan incómoda y desagradable como lo que relata. Mucho más visceral y sucio que “El silencio de los corderos”, el film de Scott nos ofrece secuencias pesadillescas como una cena antropófaga.

La frialdad del film la vemos en personajes como Clarice, aquí más dura y antipática que nunca. De hecho, ninguno de los personajes del relato son simpáticos: Lecter y Verger son monstruos, y el arribista Krendler (Ray Liotta) o el corrupto inspector Pazzi (Giancarlo Giannini) sólo mueven el desprecio.

En cuanto al libro de “Hannibal”, de Thomas Harris, autor de la novela en la que se basa “El silencio de los corderos”, hay que afirmar que está lejos, muy lejos de ser una gran obra pero atesora la virtud de tener un terrorífico sentido del humor negro que hace su lectura muy divertida.
 
Han pasado diez años desde que Lecter, tras su entrevista con la agente del FBI Clarice Starling, escapara del hospital de máxima seguridad en el que estaba recluido. Ahora vive en Italia, pero Starling no ha podido olvidarlo: su fría voz sigue resonando en sus sueños. Mason Verger también recuerda a Lecter: fue su sexta víctima y, pese a quedar horriblemente desfigurado, logró sobrevivir. Tras heredar una fortuna, Verger decide emplearla en satisfacer sus deseos de venganza, pero pronto se da cuenta de que, para sacar a Lecter de su escondrijo, debe ponerle delante un cebo irresistible: Clarice Starling.

LO MEJOR: La dirección de Ridley Scott y, de nuevo, la actuación de Anthony Hopkins.

LO PEOR: Producto inferior a su predecesora en todos sus aspectos, especialmente en la frialdad de los personajes.
 
 

Artículo: Hannibal, cuarto y mitad de brazo derecho

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Antes de dejaros con este pequeño homenaje que hemos querido rendirle a una de esas figuras icónicas que corren por el mundo del terror, Nido de Enfermos... quiero decir, Nido de Cuervos, quiere dejar claro que pese a lo que pueda parecer, está totalmente en contra del canibalismo y hasta donde yo se, ninguno de sus integrantes lo aprueba o practica en la vida real. Por eso quiero pedir disculpas de antemano, por si alguna víctima de actos caníbales hacia su persona, se siente ofendida por el susodicho especial y decirle, por si queda alguna duda, que esto es FICCIÓN y que este es un blog dedicado al cine, donde SOLO se habla de cine y que no hace ni pretende hacer, ningún tipo de apología sobre la violencia, la muerte, el asesinato, la violación, el holocausto zombie, la pornografía infantil, adulta o animal, las posesiones demoníacas, los serial killers, los tarados, las brujas y cualquier otra temática de FICCIÓN que aquí se pueda llevar a debate. De la misma forma, y pese a este pequeño manifiesto aclaratorio, si a algún/a lector/a le escociese el ojete del culo, por alguno de nuestros contenidos, tan fácil como no leernos.
 
Saludos y felices vacaciones a todos.
 
Había mucha desconfianza con la serie Hannibal en un principio. Mientras que el material fuente eran los libros de Thomas Harris, las películas fueron las verdaderas protagonistas de la historia en las retinas del público. ¿Era buena idea entonces volver por la ruta de la precuela? No sólo esto nunca ha funcionado realmente en Hollywood de carácter general, sino que ya teníamos de hecho una decepcionante precuela en la franquicia de cine con Hannibal Rising.
 
Pero mira por donde, no sólo Hannibal ha resultado estar bien, sino que ha sido genial. Siempre hay una razón de peso para ser optimista, entre todos los detractores, y esa es Bryan Fuller. Una voz impresionantemente imaginativa y distinta en TV, sus otros trabajos previos como Wonderfalls y Pushing Daisies han demostrado que es alguien cuyo trabajo merece ser visto. Y resultó bastante claro que tenía una pasión verdadera por la historia que contaba con Hannibal, guardando semejanza con cómo Josh Friedman cogió Terminator: Las crónicas de Sarah Connor y lo convirtió en algo mucho más especial y notorio que lo que se esperaba cuando el proyecto fue anunciado.

Es una tarea sobrecogedora, actualmente; para cualquier actor interpretar a Hannibal Lecter, gracias a como el adorable y memorable Anthony Hopkins desarrolló su personaje. Pero Mad Mikkelsen ha demostrado ser un excelente Lecter, dándole al papel un carácter cool pero de comportamiento observacional que une muy bien su inteligencia y el peligro que entrama a la vez que evitando mostrarse como el verdadero villano que es con aquellos con los que interactúa.

Mientras que el verdadero protagonista de la serie, Hugh Dancy; es también perfecto como Will Graham, quién va mucho más allá del ‘listo pero excéntrico’ arquetipo de héroe en las series de género criminal para dar vida a alguien con problemas traumáticos genuinos – que van escalando a través de los episodios, hasta dar miedo. Dancy se las arregla como puede para mostrar las impresionantes habilidades de Will y su innata bondad mientras que también nos enseña que tiene unos problemas muy serios que habría bien a tenerlos en cuenta pues el muchacho se está volviendo regadera total. Si Hannibal iba a convencer al mundo y, seguramente a Will también; de largo que es un sociópata, teníamos que ver como esta química de dos iba a funcionar y la interpretación de Dancy es perfecta.

Cuando Hannibal se anunció por primera vez, parecía que la serie giraría sobre un dúo Hannibal y Will consultándose conjuntamente en cada caso semanal, y con Hannibal tratando de salvaguardar la verdad sobre quién es verdaderamente a ojos de Will a través de varias temporadas. Algo que para mí suena a puro aburrimiento. Pero Fuller rápidamente probó que no es un tipo que se dedique a jugar a estas mierdas. Si, el trabajo de Will le tiene ocupado en diferentes casos a través de toda la temporada, pero son historias de a uno. De hecho, algunos de los casos tienen repercusiones importantes en otros casos de episodios futuros; o incluso los asesinos mismos (como Gideon y Georgia) reaparecen. Los eventos en Hannibal nunca son autónomos. Will mata a Hobbs en la premiere y es un mega acontecimiento que persigue y da forma a Will a través de todos los episodios. El palo tótem en la playa podría no haber tenido ninguna conexión con la historia principal, pero continúa siempre resonando cuando Will empieza a sufrir alucinaciones. La temporada completa se siente como una historia muy bien construida donde la mayoría de los casos en los que Will trabaja contribuyen a un tapiz más grande y más completo.

Mientras la relación de Hannibal y Will es la más importante de la serie, Jack Crawford – un personaje integral en los libros de Harris – no defrauda ni un poco. Laurence Fishburne (Matrix), bastante más involucrado que en su corta aparición en CSI, está asombroso como Crawford que tiene su propia interacción con Hannibal a través de la temporada, mientras se enfrenta a problemas familiares. La historia de la nefasta suerte de Jack de utilizar la aprendiza del FBI Miriam Lass (Anna Chlumsky) para ayudarles a encontrar al Chesapeake Ripper nos ayudó a conocer realmente como es Jack y qué es lo que le motiva para hacer lo que hace.
 
Las taras de Hannibal son menores. La serie es conocida por su teatralidad, pero un par de asesinos se sacaron de la manga habilidades casi sobrehumanas para llevar a cabo el trabajo que tenían que hacer solos. También, cuando tenemos un par de momentos bonitos entre Will y Beverly (Hettienne Park) mientras la temporada avanza, Jimmy (Scott Thompson) y Brian (Aaron Abrams) aparecen para soltar cuatro frases divertidas pero que no aportan mucho a la historia. Muy de mear fuera de tiesto.

Por encima de todo esto, los actores secundarios son muy buenos. Caroline Dhavernas tiene un papel un poco delicado como protegida de Hannibal y amiga de Will cuyos lazos son tan fuertes que hacen difícil ver la hecatombe de lo que va a pasar, venir. La periodista Freddie Lounds (Lara Jean Chorostecki) es a la vez molesta y encantadora mientras entra y sale de la historia como Pedro por su casa – y en algún episodio siendo testigo de horribles actos en compañía del dr. Gideon (Eddie Izzard). También es una delicia ver a Gillian Anderson (Expediente X) como Dr. Bedelia Du Maurier; la analista de Hannibal; tratando de dejarnos ver que es lo que cada uno sabe del otro.

Lo mejor de todo fue Abigail Hobbs (Kacey Rohl), la hija del asesino en serie Garett Jacob Hobbs. En una menos procedimental serie criminal, Abigail hubiera sido un personaje de un episodio; la damisela en peligro que Will salva. Pero aquí, el daño psicológico que su padre le ha hecho pasar antes de morir, sin mencionar el terrorífico día en el que él muere (matando a su madre en el proceso) dura toda la temporada. Abigail tiene sus propios secretos y los lazos que la unen con Hannibal y Will crean una línea argumental lo suficientemente potente como para recorrer todos los episodios mientras ambos batallan por ser unos padres dedicados a protegerla y a darle forma como alguien que para asesinatos o los provoca. ESPOILER: si está realmente muerta (algo que, ridículamente; intento creer que no) será una gran pérdida para la serie.

A pesar de todo esto, Hannibal tiene todavía mucho fuelle para que las historias avancen. Como ya dije antes, Fuller no juega al gato y al ratón y desvela que Will descubre quién es realmente Hannibal al final de la primera temporada. Pero la magia del tema son las espectaculares condiciones en qué ocurre: Will desgraciado, en prisión y con una mirada culpable de múltiples asesinatos mientras que Hannibal camina libre. Una dinámica harto diferente al resto de series.

Más allá de la gran historia y de sus personajes, Hannibal también debe ser admirada por su tono, su estilo y sus visuales. Es una serie muy cuidada, con un estilo caprichoso, oscuro y muy, muy artístico que se estableció ya en el piloto que dirigió David Slade y que se mantiene a lo largo de la temporada. La manera en la que Will reconstruye las escenas del crimen o sus alucinaciones, es fascinante, original y muy imaginativa.

Y desde luego no puedo acabar sin mencionar los asesinatos y los cuadros que vemos en los episodios. Ángeles humanos. Tótems hechos con partes de personas. Instrumentos creados a partir de piel humana. Las cosas que se hacen aquí al cuerpo humano son terroríficas, depravadas y brillantemente macabras. Es horror en estado puro, que va a lugares perversos y retorcidos. Bryan Fuller está ido de la olla, radical. También comentar que ha sido muy selectivo a la hora de mostrar el acto de violencia por parte de Hannibal. Mucha parte de los mismos está implícita e insinuada, mientras Hannibal nos presenta sus suculentos platos, preciosamente preparados, presentados de una manera delicada y maravillosa. Pero rara vez vemos al Dr. Lecter atacar a alguien en pantalla. Pero cuando lo hace… MIEDO. Es impactante como Hannibal golpea la cabeza de Alana contra la pared, para matar a un colega, o – en una escena deliciosa – matar a un paciente para empezar una pelea brutal que acaba con la vida de un horrible psicópata.
 
 

Crítica: Frankenstein´s Army

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De todos aquellos afortunados que hayan podido disfrutar estas vacaciones de alguno de los muchos y variopintos parques de atracciones que pueblan la basta geografía española (o mundial, para los más aventureros o adinerados), quien más o quien menos se habrá adentrado en uno de esas ya míticas atracciones de terror tan de moda en la actualidad donde el incauto visitante recorre oscuros pasadizos mientras le agarra fuerte la mano a su aterrorizada chica (en algunos casos también puede darse a la inversa) a la espera de ser asediados por toda clase de personajes pesadillescos habitualmente, prestados del mundo del cine que nos abordan tras cada esquina. Pues dentro de esta tesitura, podríamos decir que “Frankenstein´s Army”es un título de rabiosa actualidad, no ya solo por su naturaleza de mockumentary (la actual gallina de los huevos de oro dentro del género), sino también porque el debut en el largometraje de Richard Raaphorst, no es solo una película, también es una atracción de feria.

La conexión de Raaphorst con el cine de género patrio (catalán en este caso), es palpable, pues este caballero fue el encargado del diseño artístico de muchos de los títulos salidos de aquella Fantastic Factory (“Rottweiler”, “Beyond Re-Animator”, “Dagon: La Secta del Mar”, “Faust: La venganza está en la sangre”) o de otros filmes de producción española tales como “El Libro Negro” o “Frágiles”. El Holandés, que como director tan solo había dirigido un puñado de cortos, pone todos sus conocimientos artísticos (que ya adelanto que son muchos), al servicio de su desvirgue cinematográfico: “Frankenstein´s Army”, un nuevo acercamiento a la locura Nazi, esta vez, cámara al hombro, que se mueve entre la serie B más tradicional, la susodicha atracción de feria y un videojuego en primera persona.

La temática Nazi dentro del género ha sido, es y será , harto recurrente (caducada incluso, dirían algunos). Por ello, el filme de Raaphorst, apuesta por alejarse (relativamente), de ecos del pasado, si bien es innegable, que la trama sobre la cual se construye este pasaje del terror guiñolesco, podríamos verla relatada en el dorso de cualquier DVD de saldo elegido a dedo, de nuestro centro comercial más cercano. Sin ir muy allá, me vienen a la cabeza cosas como “El Bunker” o “War Of The Dead”, que vienen a resumir la “originalidad” contenida en “Frankenstein´s Army”. ¿Donde reside pues el elemento diferencial entre éste y otros muchos títulos similares? Evidentemente, en su formato. Mockumentary, found footage, falso documental... todo ello vale para definir como se articulan los hilos titiriteros de tan atípico relato bélico, el cual, tendría perfectamente cabida en cualquiera de las dos antologías de V/H/S, en concreto, las similitudes con el segmento dirigido por Jason Eisener, el de los alienígenas abductores, son más que palpables.

Ya adentrándonos un poco en la maquinaria del reloj, decir que dentro de lo que sería el panorama del mockumentary, “Frankenstein´s Army” se encontraría catalogado en la categoría de los de “no realidad”, pues la película de aquí el amigo holandés, en ningún momento pretende jugar a los documentales tal y como hicieran títulos como “The Bay” o “La Cuarta Fase”, no, lo que propone Raaphorst es algo mucho más lúdico y desenfadado: serie B en primera persona, nada más ni nada menos. ¿Las formas? Un intento perezoso, valga la redundancia, de intentar destacar entre la multitud o un desesperado empeño en llamar la atención de un público, el del terror, que ya las ha visto de todos los colores. ¿El fondo?, una mera escusa de juzgado de guardia para que las chicas bonitas se vistan con sus galas mas sexys y comiencen a desfilar sobre la pasarela. Solo que esta vez, las chicas no son tal cosa, sino grotescas bizarradas deudoras de la nueva (o ya vieja, según se mire) carne de Cronenberg.

ESE es el encanto del filme, el grandioso despliegue artístico de todas y cada una de las criaturas que cubren de carne su vacua alma. Cuando uno sabe hacer algo bien, ¿por que intentar salirse del camino? Raaphorst sabe hacer lo que sabe hacer y aquí lo hace y lo hace bien, muy bien. Mutaciones Nazis perfectamente orquestadas por un guión esclavo de las mismas, que aúnan a partes iguales tanto la grandeza como las miserias de la obra. Quiero decir que si, que muy bien, que el espectáculo visual es digno de elogio y disfrutable por si solo, pero de la misma forma, es lo ÚNICO que hay detrás del telón. Bueno, eso y sangre, mucha sangre, y mucho gore también, lo cual de seguro será (o tendrá que ser) suficiente, para todos aquellos que busquen un título directo, de disfrute rápido y de fácil ingesta, pese a lo reiterativo de la fórmula.

Todo esto lo aderezamos en su segunda mitad con otra figura santo y seña del cine de terror tanto clásico como contemporáneo, la del mad doctor o científico loco, y ya tenemos la gracia completa hecha. Acto posterior éste que posiblemente, si daba para un poquito más de tesón a la hora de narrar algo más cocinado y mejor condimentado, en especial ciertas ideas que tan solo se desarrollan o mejor dicho,se esbozan, tarde y mal en su tramo final y que ahora si, podrían haber dotado al filme de esa personalidad de la que pese a sus tímidos intentos, termina careciendo, más allá de su apartado artístico, el cual, repito una vez más, es excelente.

Lo mejor: El impecable y creativo diseño de las criaturas y su capacidad para entretener en mayor o menor medida, a pesar de no contar nada de cosecha realmente propia. Mención también para su pegadiza banda sonora.

Lo peor: La narración es mecánica y el desarrollo repetitivo, lo que puede terminar aburriendo a más de uno.
 
 

Crítica: Elysium

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El director y guionista sudafricano Neill Blomkamp hizo internacionalmente conocido su talento cinematográfico para convertir sus fábulas de ficción en una superproducción futurista con la sorprendente “Distrito 9”. Ahora dirige a Matt Damon en “Elysium” que transcurre en el año 2159 para mostrarnos un mundo dividido radicalmente en dos clases sociales: ricos y pobres, los de arriba (los que viven en la estación espacial Elysium que órbita alrededor del planeta y donde gozan de todas las comodidades y avances científicos) y los de abajo (todos los demás que sobreviven como pueden en una Tierra devastada y superpoblada).

Rhodes (Jodie Foster), una dura gobernante, promueve una rígida ley anti-inmigración, cuyo objetivo es preservar el lujoso estilo de vida de los ciudadanos de la estación espacial. A pesar de ello, los habitantes de la Tierra harán todo lo posible por emigrar a Elysium. Max (Matt Damon) acepta una misión casi utópica, pero que, si tuviera éxito, significaría la conquista de la igualdad entre las personas de esos dos mundos tan opuestos.

La estación espacial Elysium es el cielo, el paraíso en el espacio, donde no hay hambre, ni enfermedad, ni pobreza... donde no hay lugar para la fealdad ni para la tristeza. Un hermético cielo de lujo y felicidad que solo unos afortunados pueden disfrutar mientras que el resto tienen terminantemente prohibido su acceso. Así Blomkamp establece la separación de clases.

Uno de los desgraciados que tienen que sobrevivir en una Tierra devastada es Max (grande Matt Damon), un exconvicto que ahora trabaja en una cadena de montaje y que de niño, como muchos, soñaba con subir al paraíso, entrar en Elysium. Para controlar a Max y a las harapientas masas las autoridades se valen de droides (que bien podrían ser los policías de nuestro país). Resignado, Max trabaja sin meterse en líos pero un día sufre un accidente que le condenará a una muerte segura. Su única opción es acceder a la tecnología médica de la que disfrutan los habitantes de Elysium. Por eso Max comenzará entonces su cruzada personal para llegar al paraíso, a Elysium, custodiado por la secretaria de Defensa Rhodes (magnífica Jodie Foster), que no duda en utilizar la fuerza letal para frenar los desesperados intentos de estos modernos espaldas mojadas o inmigrantes de patera. Max convertirá su odisea desesperada por salvar su vida en algo mucho más grande e importante.

Con un presupuesto superior a los 100 millones de dólares y con Damon, Foster y el genial Cooper en el reparto, no cabe duda de que estamos ante un blockbuster veraniego. Por ejemplo, el forzado enfrentamiento final con el malo de turno es uno de esos clichés deudores de su presupuesto. Pero esto no resta demasiado impacto en la fábula que Blomkamp construye. El director consigue mostrarnos con un marco futurista nuestras vergüenzas actuales.

Bien contada (Blomkamp es un narrador extraordinario), con ambientación espectacular, algunas secuencias de acción muy potentes y un sólido reparto, el film “Elysium” es puro disfrute sensorial. No es perfecta, pero es una de las mejores películas de ciencia ficción de la década cargada de acción, elementos más convencionales que “Distrito 9” con la que comparte muchos puntos fuertes, y un mensaje social.

LO MEJOR: El principio del film y el mensaje social.
 
LO PEOR: Luego todo se diluye. A medida que la rebelión va tomando cuerpo, la película entra en el terreno más comercial en el que los buenos son demasiado buenos y los malos excesivamente malvados.
 
 

Crítica: Byzantium

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Mi vida es una carga. Mi vida dejó de ser mi vida hace mucho tiempo para convertirse en un vistoso disfraz de mujer. En mi vida, el tiempo pasa lento, no existe, desaparece con cada segundo. Yo soy una de las ladronas del tiempo.

Hace muchas décadas que sujeto la tristeza con una mano y secretos con la otra. Estoy atormentada, lo sé. Podría hacerlo de otra forma, pero simplemente no me sale, no me gusta esta vida, no me gusta lo que soy, no soporto llevar esta carga.

Hoy es el día en el que rompo una de las reglas por las que me he regido durante muchísimos años, hoy quiero contaros mi secreto. Me llamo Eleanor y soy una vampira.

Siempre he visto mi propia historia como una novela, o como una película, un drama de terror protagonizado por actores que al terminar de rodar, se irán a casa, para poder ver más películas, adentrarse en la vida de otras personas, que olvidarán al irse a dormir. Yo no puedo olvidar la película de la que os quiero hablar, porque es mi mundo el que os voy a mostrar y eso no hay manera de olvidarlo.

Es curioso, pero, por más patético que resulte en mi caso, una de las películas que más me han marcado en mi vida, para bien o para mal, ha sido "Entrevista con el vampiro". Siempre que la veo, la observo como si yo estuviera apoyada en el quicio de la puerta en cada toma, mirando fijamente a los actores que tan reales parecían, y asintiendo a Louis de forma cómplice. Odié siempre a la pequeña Claudia, pero eso es otra historia... Es por este motivo que siempre he soñado con Neil Jordan dirigiendo una película en la que yo pudiera contar toda la verdad. Las actrices las tengo también claras: la bella Gemma Arterton para interpretar a Clara y Saoirse Ronan para interpretarme a mi. Escojo a la primera porque su belleza está fuera de toda duda, y Clara es una mujer tan poderosamente bella y sexual, que debe estar interpretada por una mujer que atraiga a la cámara como un imán. Considero que la señorita Arterton es una buena actriz (demostrado quedó en "La desaparición de Alice Creed"), pero que escoge sus papeles pensando en el dinero y que así es imposible lucirse...por eso me gustaría ponerla en la piel de Clara, una superviviente, una mujer pasional, letal y manipuladora, que creo que podría llevarle al lugar que debería ocupar.

Para mi misma, elijo a Saoirse Ronan, porque nos parecemos fisicamente ( eso es fundamental), y porque cuando la vi interpretando a Susie Salmon en "The lovely bones" entendí que tenía mi sensibilidad y cuando hizo de Hanna en "Hanna" vi que tenía mi rabia. En este aspecto, sé que ellas dos podrían salvar por sí mismas la película, aunque el resultado no fuera el esperado (que es mas que probable que no lo sea).

Por pedir, me gustaría que mi partenaire fuera Caleb Landry Jones, ese magnético pelirrojo que me cautivó en "Antiviral", y que creo que tiene un puntazo de sobreactuación tal, que resultaría muy necesario para romper la monotonía de una historia que auguro lentísima.

El argumento es sencillo, no debe haber mucha innovación, de los vampiros ya se ha contado todo y de diversas maneras y yo no quiero enmascarar mi historia con artificios, yo quiero que se muestre la carga de la te hablaba al principio, eso que me ahoga, eso que tengo que escribir en pedazos de papel que dejo que el aire lleven con la esperanza que el secreto deje de mutilarme, al ser leído por algún extraño.

En la película de mi vida, que me gustaría que se llamara "Byzantium" por razones simbólicas, ya que es Bizancio la tierra que simboliza el fin para nosotros, por ser la el lugar en la que se forjó la espada que acaba con los vampiros de un tajo, en su búsqueda de justicia. "Byzantium" contará lo que se me ha prohibido. Contará que existimos, que las mujeres vampiros estamos practicamente consideradas como aberraciones, condenadas al ostracismo, contará que las normas dictan que no podemos engendrar, contará cómo Clara y yo vivimos más de doscientos años huyendo, esta historia densa, contará que necesito un ser a mi lado, alguien totalmente opuesto a Clara, la mujer que en su desesperada cruzada por protegerme, se olvida de darme lo único que necesito, que es el cariño y el calor humano, aquel que perdí en la cueva en la que todo comienza. Esta historia hablará de sentimientos perdidos.

Tengo claro que mi historia no debe estar teñida de rojo sangre, pues aunque ese sea el motor de nuestra existencia, no debe despistar de lo que realmente quiero expresar. Y sé que en este punto, muchos espectadores podrían considerar "Byzantium" como una propuesta que no arranca nunca, que siempre diserta sobre los mismo temas, que intenta contar varias historias que se podrían resumir en media hora, pero ¿de qué otra cosa podría hablar yo, mas que de MI historia?

Estoy segura de que Neil Jordan rodaría una película con una estética bonita, con unos planos que se ajustaran a lo que se narra, pero esta historia no iba a ser ágil, ya que quiero que se sienta el peso del tiempo que robo, y pese a lo ñoña e insulsa que pueda perecer mi forma de actuar, yo creo firmemente en la justicia, y ser una depredadora tiene que servir de algo, de eso estoy convencida.

"Byzantium" no va a gustar a todos los espectadores, claro que no. Y si algún día se rueda "Byzantium", espero que se tome como lo que es, como una confesión, como un agradecimiento y una despedida, porque la muerte sin vida no tiene sentido y no al revés, porque no son los colmillos los que desgarran, sino mis manos las que ejecutan, porque tengo derecho a ser escuchada, porque las reglas o se rompen o se pierde el sentido de la vida, y teniendo en cuenta que mi corazón dejó de latir hace tiempo, mi vida ya no tiene sentido de ninguna forma y las reglas simplemente dejan de existir para mi.

Mi nombre es Eleanor, soy una vampira y mi vida es una carga. Te pido a ti que estás leyendo esto, que dejes volar mi mensaje de nuevo, deja que el viento me lleve a manos de quien me necesite.
 
 


Crítica: Infectados

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En una charla que pude tener con los hermanos Pastor en los jardines del hotel donde se celebra el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges pude escuchar las preocupaciones que tenían Alex y David con respecto al tráiler de su primera película, titulada en nuestro país “Infectados” (2009). Según los catalanes, “no queremos que la gente vea el tráiler y se espere una película de zombies, porque no trata de eso, sino de infectados”. Infectados, no zombies es lo que nos ofrece “Carriers” como su título en español bien indica. Sin embargo, hay que reconocer que viendo el tráiler la productora se lo montó para que fuéramos a las salas de cine con la idea de ver otra especie de “28 días después”.

El film plantea, bajo la forma de una road movie vírica, una serie de temas y cuestiones muy interesantes: Un virus terriblemente mortal se ha extendido por toda la Tierra aniquilando a la mayor parte de la población. Cuatro jóvenes, Ryan (Chris Pine), su hermano pequeño Danny (Lou Taylor Pucci), la novia de Ryan, Bobby (Piper Perabo), y una amiga de Danny, Kate (Emily VanCamp), que todavía no han sido infectados, se dirigen a una apartada playa del Golfo de México con la intención de refugiarse hasta que pase la epidemia. Su principal temor es encontrarse en su camino con otros humanos que les puedan contagiar. Así, cuando su coche se estropea en una carretera aislada, empezará una desesperada lucha por la supervivencia en la que no sólo deberán enfrentarse a niños infectados, médicos homicidas o saqueadores sin escrúpulos sino, sobre todo, a la creciente desconfianza que surge entre ellos...

Como en gran parte del cine de terror contemporáneo, las imágenes de “Infectados” aparecen estremecidas por los atentados del 11-S, también en nuestro caso por el 11-M, y además por el fantasma de pandemias de actualidad como la grite aviar o incluso enfermedades como el sida. El film de los Pastor desciende, en cierto modo, de una serie de títulos cinematográficos que van desde “Soy Leyenda” hasta “28 días después” y su continuación “28 semanas después”. De hecho, “Infectados” recoge bastantes elementos característicos del subgénero: las tensiones entre los personajes, acosados por el contagio y nublados por su egoísmo; los militares que pretenden retener a las chicas; las patrullas de ciudadanos armados y violentos surgidos del colapso de la ley y el orden; o el amigo y familiar infectado que pone la nota más dramática a la historia.

No obstante, cabe recordar lo que la principio apuntaba: son infectados, no zombies. Esto es, los afectados carecen de toda pulsión agresiva o caníbal lo que subraya que esto no es otra zombie movie, aunque el tráiler juegue con esto para llenar las butacas del cine. Y ni hace falta, porque el ser humano resulta al fin y al cabo, en términos de supervivencia, más salvaje y violento que los propios portadores del virus, convertidos aquí en las grandes víctimas del film. De hecho, podemos observar como son sepultados aún vivos o abandonados a su suerte mientras se pudren lenta y dolorosamente hasta morir. Un hecho tan veraz como terrible.

En este sentido, los realizadores de “La ruta natural” (aunque en realidad es de Alex Pastor, 2004) se esfuerzan en darle a todas esas convenciones fílmicas un tratamiento cercano al American Gothic. Desgraciadamente la decisión de alejarse voluntariamente de la figura del infectado agresivo, supeditando el relato a una serie de situaciones, despoja al film de esa sensación de peligro real que transmiten otras cintas del género. Pero además es peor ver como la enfermedad en sí no parece lo suficientemente agresiva como para crear una situación real de tensión en el espectador. Ciertamente, el horror al contagio, a la marginación social y la lucha por la supervivencia están ahí, pero les falta textura dramática.

LO MEJOR: El guión tiene ciertos momentos poéticos como el final y resulta un cuento moral sobre el miedo al otro sumamente interesante.

LO PEOR: Los Pastor no han sabido dotar al conjunto de sentido emotivo del espectáculo.


"Fright Night 2", pasando de la taquilla

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Entre juerga y juerga en el poblado de los pitufos, me entero de que acaba de ver la luz el primer trailer oficial de la secuela de uno de los remakes más controvertidos de los últimos años: "Noche de Miedo" (Craig Gillespie, 2011). La película de Gillespie para sorpresa de todos, se convirtió en un inesperado y sorprendente divertimento pese a la prohibitiva ley no escrita de no blasfemar los clásicos del género y el siempre handicap añadido que resulta, tener que sufrir al infame Collin Farrell. En contra prestación, David Tennant elevó a su máximo exponente, la figura del mítico cazador de vampiros Peter Vincent, interpretado en el filme original de 1985 por Roddy McDowall.
 
El venezolano Eduardo Rodriguez es el encargado de dar forma a esta segunda parte, a priori, mucho más modesta que su predecesora si nos guiamos por el hecho de que la cinta se estrenará directamente en el mercado doméstico el próximo 1 de Octubre en los Estados Unidos sin pasar por las salas de cine y estará protagonizada por actores de segunda fila en un reparto compuesto por Will Payne como Charley Brewster, Jaime Murray (“Botched”, “The Deaths Of Ian Stone”) como Gerri Dandridge y Sean Power dando vida a Peter Vincent.

Sinopsis: Charlie, un joven estudiante de instituto, pronto descubre que su joven y atractiva profesora, Gerri (Murray) dista mucho de ser un ser humano y le va lo de chuparle la sangre a sus estudiantes, literalmente. Por supuesto, nadie le cree. Es más, su amigo friki, Evil Ead, lo encuentra muy divertido y le sirve para alimentar su obsesión por los vampiros. Pero cuando Gerri transforme a Ed, la única oportunidad de Charlie será buscar la ayuda del mítico Peter Vincent, quien se encuentra en Rumanía filmando su show 'Noche de miedo', antes de que la nosferatu ataque a su novia, Amy.
 

Crítica: Pacific Rim

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Enhorabuena a la ciencia ficción y al cine de acción. Guillermo del Toro, con complicidad del guionista Travis Beachman, funde los dos subgéneros japoneses de kaiju-eiga y mechas para lograr un espectáculo mayor, un alucinante blockbuster con personalidad propia. Si alguna vez se han preguntado cómo es pilotar un robot la respuesta es “Pacific Rim”.

Cuando legiones de monstruosas criaturas, denominadas Kaiju, comienzan a salir del mar, se inicia una guerra que acabará con millones de vidas y que consumirá los recursos de la humanidad durante interminables años. Para combatir a los Kaiju gigantes, se ha diseñado un tipo especial de arma: enormes robots, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes están bloqueadas en un puente neural. Pero incluso los Jaegers proporcionan poca defensa ante los incansables Kaiju. A punto de la derrota, las fuerzas que defienden a la humanidad no tienen otra elección que recurrir a dos insólitos héroes: un ex piloto acabado (Charlie Hunnam) y un aprendiz que todavía no se ha puesto a prueba (Rinko Kikuchi). Ambos se unen para traer a un legendario pero al parecer obsoleto Jaeger del pasado. Juntos, son la última esperanza de la humanidad frente al Apocalipsis que se avecina.

Aquellos que seáis fans incondicionales del sello de Guillermo del Toro por trabajos como “Mimic”, “El laberinto del fauno” o la saga Hellboy vais a ver mucho de la impronta del director mexicano, ya sea en los monstruos Kaiju, en la manera de presentar a los Jaegers y a sus pilotos o en las gracias de los científicos de turno. De hecho, hasta volvemos a ver a Santiago Segura realizando una breve aparición, esta vez junto a Ron Perlman (protagonista de “Hellboy”).

El empaque visual de la película es colosal ofreciendo momentos cinematográficos gloriosos como cada uno de los diversos combates de los diferentes Jaegers contra los Kaiju. El argumento está logrado y el desarrollo de los personajes también, pero no es el plato fuerte de este monumental proyecto. La acción impera acompañado de logrados FX que golpean al cerebro con multitud de emociones siendo el sentimiento de gratitud hacia su director y hacia el espectáculo mayúsculo que es al fin y al cabo “Pacific Rim” una de sus principales emociones.

Como referencias tenemos todo el universo Guillermo del Toro (esto es, su forma de ver el cine, su imaginación y su filmografía) y las miles de películas de monstruos japonesas (Godzilla es el primero) y animes de mechas (“Mazinger Z”, “Gundam”, “Robotech”, “Voltron”, “Patlabor” o “Evangelion”, con el que guarda relación en la idea de la conexión neuronal). Aquí debemos olvidarnos de la malograda franquicia Transformers, porque no tiene nada que ver con ésta, especialmente porque en “Pacific Rim” apreciamos las luchas (no se pierden en un vertiginoso movimiento de personajes con la cámara acompañando sin saberse lo que graba realmente) y, segundo, no hay atisbo alguno de patriotismo americano de mercadillo. Eso no quiere decir que no encontremos en la cinta banderas americanas (con sutileza sobretodo), discursos heroicos plagados de obviedades y los sacrificios de algunos para que otros sean felices y coman perdices que para eso es un blockbuster yanki.

Con sus errores y aciertos, pero con un estilo intransferible, el mexicano vuelve con una destacable película. Todo en ella es fascinante, desde los robots realizados por ordenador aunque a veces se nos olvide, pasando por el diseño marca de la casa de las criaturas, hasta ciertas partes del guión como la estrategia del mundo de crear muros de contención con nombres optimistas para hacer creer a la población que están a salvo o el renovado mensaje ecologista; este planeta está tan contaminado que es un hábitat ideal para los kaijus.

LO MEJOR: La acción, gracias a una buena dirección de Guillermo del Toro y a unos alucinantes FX. No sé porque pero el protagonista de raza negra me recuerda a Obama.

LO PEOR: Protagonistas con traumas de manual y el final, que es demasiado happy por muy blockbuster que sea.


Sitges 2013 conmemora "La Guerra de los Mundos"

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El 26 de agosto se cumplen 60 años del estreno de “La guerra de los mundos” y el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges aprovechará la ocasión para ofrecer a los visitantes una exposición conmemorativa sobre el film que nos trasladará a una vivienda americana de finales de los años 30 bajo los efectos del caos de la supuesta invasión alienígena. La muestra incluirá efectos de sala, que, con sus espectaculares sonidos, contribuyeron sin duda a la verosimilitud de la invasión y a que los asustados americanos se sintieran los protagonistas de una historia de cine en su propio hogar.
 
Este 2013 se cumplen dos aniversarios relacionados con este clásico imprescindible de la ciencia ficción. Por un lado, como ya comentaba, los 60 años del estreno en cines de la película basada en la novela de H. G. Wells y dirigida por Byron Haskin e interpretada por Gene Barry y Ann Robinson. Por el otro, el 75 aniversario de la retransmisión radiofónica de Orson Welles.
 
La exposición está comisariada por Jordi Ojeda, profesor asociado de la Universidad de Barcelona, especializado en la divulgación de la ciencia empleando las obras universales del cine, del cómic y de la literatura. La muestra estará instalada junto al Auditori del Hotel Meliá Sitges. La exposición incorporará también imágenes y objetos que evocarán la novela y la película. La proyección de la película en Sitges completará el homenaje a “La guerra de los mundos”.
 
 

"Plus One (+1)", la dualidad del ser humano

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Si, vale, de acuerdo. Me ha llamado la atención el póster, para que os voy a engañar. Ahora bien, después de ojear el trailer, incluso éste palidece y es que “Plus One (+1)”, la nueva película de Dennis Iliadis, quien ya dirigiera en 2009 el descafeinado remake de “La Última Casa a la Izquierda”, tiene pinta de ser uno de los pelotazos del año, pese a que a priori, a tenor de los primeros instantes del trailer, parece la misma mierda de siempre con un grupo de adolescentes víctimas de sus hormonas y de su propia estupidez, en una fiesta de retrasados de esas que tanto proliferan allá por los USA, para que el asesino de turno se los cargue y de paso, a nosotros de aburrimiento, la cosa da un giro de 90º cuando entra en escena un misterioso meteorito...

… ¿el resultado? Pues lo que parece ser una prometedora mezcla de thriller y ciencia ficción (comparada ya por algunos con el clásico de culto "La Invasión de Los Ultracuerpos") protagonizada por Ashley Hinshaw (“Chronicle”) y Rhys Wakefield. Os dejamos con el susodicho tráiler para ir haciendo boca a la espera de que nos llegue esta interesante propuesta.
 

Crítica: The Sentinel

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A lo largo de la historia del arte (y del cine en particular) han surgido innumerables obras al amparo del éxito cosechado por otras que han acabado convirtiéndose en referencias incuestionables, tanto de crítica como de público. En la década que va desde finales de los sesenta hasta finales de los setenta (incluso principios de los ochenta) el género de terror produjo algunas obras inmortales, como La Semilla del Diablo, El Exorcista o La Profecía, que dieron lugar a una cantidad ingente de imitaciones, en su mayoría bastante mediocres, que intentaban cosechar similares éxitos (fundamentalmente en taquilla).

La película que nos ocupa The Sentinel (El Centinela o La Centinela, como se tradujo en España) es un ejemplo de lo mencionado, pero con la salvedad de que esta desconocida cinta, para la mayoría de los amantes del terror, es una obra con suficientes alicientes y puntos a favor (aunque también alberga pequeños inconvenientes) para considerarla una obra con personalidad propia y reivindicar su visionado.
 
The Sentinel, que está basada en la novela homónima escrita por Jeffrey Konvitz, narra la historia de la joven modelo Alison Parker (Cristina Raines) la cual decide mudarse a un apartamento nuevo a pesar del ofrecimiento de su prometido, el turbio abogado Michael Lerman (Chris Sarandon), de vivir juntos en el apartamento que él posee o en el que ambos decidan. El edificio de estilo clásico que Alison encuentra en una inmobiliaria es una verdadera joya arquitectónica además de una ganga, así que decide trasladarse. Una vez allí conoce a sus agradables y raros vecinos, desde el simpático y excéntrico Charles Chazen (magistral Burguess Meredith) al enigmático sacerdote que vive aislado en el ático, el padre Halliran. Una vez instalada comienzan a suceder extraños acontecimientos, los cuales se juntan con la muerte del padre de Alison y el afloramiento del pasado traumático de esta. A pesar de los intentos de Michael y la policía, los detectives Gazz y Rizzo (interpretados por Eli Wallach y Christopher Walken), por esclarecer los enigmáticos sucesos, la espiral de locura y terror se va apoderando poco a poco de la frágil mente de Alison.

Como puede apreciarse de esta sinopsis (que omite elementos clave para no quitar la sorpresa del primer visionado), la cinta cuenta con elementos clásicos del relato de terror como son: el edificio antiguo y sugerente donde se desarrolla la mayoría del metraje, personajes perturbadores, pasados traumáticos, sucesos paranormales y además cuenta con ingredientes tan estimulantes, a priori, como intrigas religiosas (católica en este caso) y ancestrales luchas entre el bien y el mal, que hacen de este film un coctel perfecto para disfrutar (a solas a ser posible) una noche cualquiera.

La película tiene numerosos atractivos y aunque el guión (que el propio Konvitz escribió) no termina de ser del todo redondo pues no están pulidas todas las piezas del rompecabezas como deberían (algunos detalles son dejados de lado), si es una trama de ritmo endiablado que se sigue con interés, inquietud y ganas por conocer más. La realización nos sumerge poco a poco en un ambiente malsano y depravado con momentos de alta tensión con alguna pincelada de gore light y con algunas escenas imborrables de gran impacto por su sordidez o hilaridad, que dotan al film de un aire extraño e inusual muy cercano a la visión viciada y decadente ofrecida por Polanski en La Semilla Del Diablo o El Quimérico Inquilino. Y todo ello a pesar de contar con un director como Michael Winner (que aquí realiza posiblemente su mejor trabajo) un artesano de thrillers y cintas de acción como Fríamente… Sin Motivos Personales, Scorpio, Yo Soy La Justicia o El Justiciero De La Noche, que no parece la elección más adecuada para sacar adelante un proyecto como este. Mención especial merecen los grotescos y angustiosos últimos 20 minutos de la cinta, que son una influencia absoluta del maestro Tod Browning y su obra maestra Freaks (y que al igual que aquella generaron mucha polémica).

De la parte interpretativa, habría que destacar el impresionante reparto, el cual conjuga estrellas del cine en su etapa final como Eli Wallach, John Carradine, Burguess Meredith, Ava Gardner, José Ferrer o Arthur Kennedy (todos ellos estupendos, aunque algunos aparecen muy poco en pantalla) con jóvenes promesas que empezaban en el mundo del celuloide como Cristina Raines, Chris Sarandon, Christopher Walken, Jeff Goldblum, Tom Berenger o Berverly D’Angelo.

A pesar de todo lo mencionado, pequeños detalles como no aprovechar todas las oportunidades que brindaba el guión (la trama policial se acaba desvaneciendo), una realización con altibajos que pasa rápidamente de perturbadores momentos a otros sin apenas garra, un Chris Sarandon (protagonista) que carece de carisma y no dota a su personaje de la complejidad y ambigüedad que merece, una visión bastante retrógrada de algunas prácticas o condiciones sexuales (lesbianismo, sadomasoquismo, etc.) y un final que se ve venir bastante antes de que se produzca, hacen que el film no alcance la categoría de obra notable y de referencia que podría haber tenido. No obstante es una muy interesante y recomendable cinta de terror que ningún aficionado al género debería dejar pasar.

Nota final: Si ser capaz de explicar por qué, ya que transitan por parámetros muy diferentes, The Sentinel siempre me ha parecido una influencia notoria en la película perteneciente a la serie Historias de la Cripta, El Caballero del Diablo (Demon Knight).
 
 

Crítica: The Seasoning House

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El británico Paul Hyett le da un giro de tuerca a su carrera, previa en el campo del maquillaje y sus efectos; para debutar como director con The seasoning house, un esfuerzo técnicamente meticuloso que ciertamente lo intenta muy fuerte, pero que al final no acaba de conseguir ofrecer todo lo que se propone. Los primeros quince minutos te dejan casi sin palabras y marcan el pistoletazo de salida con un tono desgarrador cuando la joven Angel (Rosie Day), una chica sordomuda; deambula por un burdel de los Balcanes pesadillesco, asistiendo a los patrones y ayudando a mantener a las chicas drogadas e indefensas. En un sobrecogedor flashback, casi a fotografías; aprendemos que Angel ha sido también secuestrada por una banda de soldados, dirigidos por Goran (Sean Pertwee); que han asesinado también a su madre y a su hermana.

Hablamos del conflicto de 1996, en los Balcanes. Terrible background. Nos presenta un burdel que está repleto de chicas que han sido arrebatadas de sus familias, y éstas asesinadas; y escoltadas a esta casa del infierno donde son prostituidas a soldados y militares. Aunque Hyett dice que quería que su película fuera exhaustiva y lo más cercana a la realidad posible, también comenta que quería hacer un film provocador que mostrara de cerca los horrores a los que algunas mujeres son sometidas en la actualidad. Y bueno, mal gusto a parte, en los 89 minutos que dura la película hay mal rollo para rato. No tanto en lo que Hyett muestra si no en los giros de cámara que parecen tratar de escapar del plano para no ver lo que está sucediendo.

Al guión le cuesta arrancar unos 45 minutos, eso quiere decir que los primeros 45 minutos son casi mudos. Detalle que hace complicado mantener el interés cualquier película aunque el trabajo de Hyett se sostiene, de alguna manera. La historia no avanza nada, porque sólo vemos a Angel ir de chica en chica. Hasta…

… que Goran y sus detestables camaradas de panda casualmente llegan al prostíbulo buscando un poco de diversión, la angustia de Angel se transforma cuando ve una posibilidad de vengarse salvajemente de todas las depravaciones a las que han sometido a las chicas. Y al agua, patos. Aunque The Seasoning House de Hyett está lejos de ser una gran película (y abrió el FrightFest el año pasado), se ofrece bastante bien como tarjeta de visita visualmente espléndida para un debutante como director, con talento. Hyett no sólo hace que la estación RAF Uxbridge sustituya de una manera convincente a los Balcanes, sino que consigue aguantar el set y mantenerlo interesante a través de dinámicos juegos de cámara, siguiendo a Angel mientras se escabulle por las rendijas y los recovecos de la casa en busca de la libertad. El trabajo de maquillaje y sus efectos se disparan en el asesinato totalmente salvaje que desencadena el principio del fin.

Gran parte de los elogios deberían caer en Day, que haciendo su debut con una actuación fascinante y exigente que le pedía expresar muchísimo sin poder decir nada (que es sordomuda), está creíble como pocas actrices. Añadamos a esto algunos elementos físicos difíciles y tenemos ante nosotros a una futura scream queen inglesa.

A parte de algunos ajustes en el acto final de la cinta, la cinta se siente lenta, muy lenta; en la mayor parte del metraje. La historia de Hyett también tiene un problema gordo y es que aunque las escenas con las chicas son siempre muy tristes y dejan muy mal cuerpo, The Seasoning House no deja estupefacto ni consterna 100%. Una vez termina la película, te quedas igual, que te puedes ir a hacer unas bravas sin darle dos pensamientos más. Se espera más de un artista de efectos especiales en maquillaje en cuyo curriculum se incluyen cintas como The Woman in Black y The Descent.
 
 


Crítica: The Descent

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Puede que “Dog Soldiers” (2002) no fuera un film al que prestarle demasiada atención. Hasta diría que era fallido se mire por donde se mire. Pero su director, el británico Neil Marshall, nos trajo en 2005 una interesante propuesta, también de terror, titulada “The Descent”.

Siendo directos, lo mejor de “The Descent” radica, precisamente, en su visceralidad. Seis amigas, seis jóvenes amantes de los deportes de riesgo, Sarah (Shauna Macdonald), Juno (Natalie Jackson Mendoza), Beth (Alex Reid), Sam (MyAnna Buring), Jessica (Molly Kayll), Rebecca (Saskia Mulder) y Holly (Nora-Jane Noone) deciden explorar una recóndita cueva situada en el corazón de los Apalaches, en Estados Unidos. No se trata únicamente de la lúdica excursión emprendida por seis frívolas europeas en busca de emociones fuertes (tres británicas y tres nórdicas que acabarán por enfrentarse a una tribu de monstruosos antropófagos). Hay algo malsano en los vínculos que las unen, algo que posteriormente ejercerá una influencia fatal en el desarrollo de su aventura. Sarah, por ejemplo, está recuperándose de un colapso mental causado por la muerte de su esposo y su hija un año antes en un accidente automovilístico, y necesita este viaje para recuperarse. Por otra parte, las hermanastras Rebecca y Sam mantienen una enfermiza relación de interdependencia, mientras que Beth, conocedora del secreto de Juno, se une a la expedición a regañadientes únicamente para cuidar de Sarah.

Magnífica mezcla entre el “Defensa” de John Boorman y el Lovecraft más sucio y macabro (incluso se podría hablar de Bram Stoker), todo aderezado con cine de terror moderno (golpes de sonido, montaje entrecortado, etc), “The Descent” nos muestra por un lado la regresión mental y moral al primitivismo mas atroz de las muchachas con tal de salvar sus vidas y, por otro lado, el ataque de los feroces seres infrahumanos que se guían por el oído y el olfato, y que son capaces de trepar y moverse con gran rapidez por las escarpadas paredes de la cueva.

La crueldad de la lucha, el gore y la violencia tan generosos como justificados, unido a lo poco que sabemos de las criaturas y al claustrofóbico lugar donde se encuentran ponen en tensión máxima al espectador que se queda clavado en su asiento hasta que finaliza la historia. Por cierto, dicho final fue cambiado por la productora para que fuera más happy.

En el guión de la película, Marshall llamó a los salvajes y hambrientos depredadores que las mujeres encuentran en la cueva rondadores.“Los “rondadores” son hombres de las cavernas que no abandonaron éstas. Han evolucionado en este entorno durante miles de años y hay una comunidad de ellos que vive ahí abajo. Se han adaptado perfectamente a luchar en las cuevas. Han perdido la vista, y tienen unos sentidos del oído y el olfato muy desarrollados y se mueven perfectamente en la oscuridad mas completa. Son expertos trepadores. Lo que sucede en la película es que estas chicas invaden su territorio, y los rondadores simplemente lo defienden, dándose un festín.

SPOILER Se ha dicho que lo peor de la película de Marshall, sin ser grave, es su desenlace con una pirueta narrativa tramposa en cuanto convierte a la heroína en una demente y, por tanto, todo lo que habíamos visto anteriormente se queda en nada. FIN SPOILER. Pero la verdad es que esto no empaña para nada el resultado final del film. Me parece una propuesta atrevida, efectiva y tan disfrutable como impactante

LO MEJOR: El descenso de las protagonistas y el gore de la cinta.

LO PEOR: Las extrañas criaturas son mostradas en exceso. Una vez que aparecen se pierde misterio.
 
 

Artículo: American Horror History: Asylum

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Este manicomio es una jaula de grillos

(Contiene SPOILERS)

Nos quedaba claro en el primer episodio de American Horror Story: Asylum que la serie nos iba a mostrar un retrato superrealista de la clase social de los 50 a los 70. También veíamos la inclusión como de una película de ciencia ficción de los 50/60 con unos “pequeños hombres verdes”, aliens; de una manera fragmentada entre la trama principal, un drama de miseria religioso en el manicomio Briarcliff, dirigido por la Iglesia Católica de Massachussets. Entonces, en el segundo episodio; el Demonio hace acto de presencia. Y para la tercera entrega, ya estamos enmerdados con un científico loco que tiene un pene vergonzosamente amorfo y un complejo madre/puta que no se lo salta un gitano. Asylum se presentaba así; de la mejor manera posible; como un trayecto accidentado.

Se hacía palpable asimismo que algunos personajes sólo existían al servicio de la angustia sin piedad y que los escenarios se volvían tan desalentadores que no dejaban de tener un regusto a ese efecto trágico-oscuro-cómico que nos traía Historias de la Cripta. Así que un fuerte aplauso, por favor; a Chloe Sevigny y Clea DuVall que empezaron la serie como mujeres hechas y derechas y acabaron su historia como pedazos de cadáveres semi-humanos. Las cosas en esta segunda temporada empezaron a resolverse un poco con la historia en dos episodios de Anne Frank, así como en la primera temporada pasó con el capítulo en dos partes de Halloween. La inserción del nazismo ayudó, de hecho; al personaje ostentosamente demente del Dr. Arden a darle un pasado que casi inmediatamente le otorga una excusa para cualquiera de sus depravadas acciones que le vemos cometer a lo largo de los capítulos.

Una vez terminaron con el cuento de Anne Frank y vimos la parte humana de la Hermana Jude (Jessica Lange), las cosas comienzan a focalizarse sobre Lana (Sarah Paulson), que en ese punto todavía compartía protagonismo con Jude y el imán alienígena Kit Walker (Evan Peters). Con el secuestro de Lana por parte del Dr. Thredson (Zachary Quinto) – el verdadero asesino Bloody Face – encontramos finalmente una heroína a la que seguir, una heroína que tiene que salvarse ella misma del manicomio y, de paso; a Kit también. La memorable finale, tremendamente bien atada; más o menos solidifica el hecho de que, globalmente; ésta era la historia de Lana Winters, con cada personaje que conocemos convirtiéndose en un capítulo o una nota a pie de página de sus futuros proyectos y novelas.

Un gran tema de esta temporada parecía ser el sobrepago, casi grosero y vulgar; que cada uno tiene que pagar por sus pecados. Siempre mantengo presente que Jude no era ninguna maravilla, y estaba al acecho del accidente que la había marcado de por vida, pero una vez empieza a darse cuenta de las cosas que ocurren en el manicomio y empieza a sentirse culpable de las cosas que ha hecho, se deja caer el martillo. Tan pronto siente pena por ‘Anne Frank’ y comienza a ver las brechas en Arden y la hermana endemoniada Mary, recibe su merecido. Su castigo, que incluye ser internada por el asesinato de un guardia y encerrada incomunicada durante cuatro años, llega justo cuando Jude está preparada para confesar su crimen a la familia de la niña que atropelló con su coche por haberle dado un poco too much a la botella. El mensaje aquí es transparente: si la emprendes contra el mal y la injusticia, hay un sufrimiento esperando.

Y es, precisamente, dentro de este sufrimiento en que AHS pierde un poco el norte. Ya sé que esto es un batiburrillo de historias de miedo pensadas para perturbar y asustar a los televidentes. Y de alguna manera, con las elecciones de dirección y la música de fondo (“The Name Game” o “Spilt Milk”), tiene momentos de auténtico terror. Pero hay una naturaleza que aburre, de tristeza. El mal se hace agotador. Esto supongo que incluye, sobretodo; la huida inicial de Lana del sótano de Thredson y el complicado viaje en coche con el misógino suicida que termina en un accidente y su inmediata re-inserción en Briarcliff. O sea que sale del manicomio pero vuelve a estar dentro – atada a una cama con una cinta en la cabeza como al principio.

Y así, tras la segunda huida de Lana, Thredson también ha vuelto, sólo para ser capturado. Sólo para ser liberado OTRA VEZ. Con Lana entonces haciendo su tercera y última escapada de las garras del demonio. Además, está la naturaleza inconexa del penúltimo episodio “Continuum”, que introduce un nuevo paciente en Briarcliff que no sólo está representado por Frances Conroy, sino que parece tener relación con el otro papel que Conroy ya había representado en la serie como Ángel de la Muerte. ¿Para qué? Nunca se sabe, nunca se explica. Los personajes desaparecen con los años que Jude ve pasar. También, en este mismo episodio; Kit pierde a sus dos mujeres, las dos mujeres que le habían arrebatado los aliens. Para luego entregárselas, para luego quitárselas otra vez. Además, Alma se va al manicomio Briarcliff por la muerte de Grace, cuando Grace ya estaba técnicamente muerta, lo podría haber cubierto de alguna manera. Y si la razón de que las mujeres vivieran cuatro años más de lo esperado era por los hijos, bueno; tampoco vemos esto reflejado en ninguna secuencia más. Un poco despropósito.

Monseñor Timothy (Joseph Fiennes) casi muere como un imbécil, mentiroso y conspirador cuando estúpidamente se cree las palabras del psycho-Santa (un señor que disfrazado de Santa Claus mata a la gente), Leigh Emerson. Pero tras sobrevivir a ser crucificado, renace como un nuevo hombre que tiene una misión, destruir el mal que vive dentro de Mary Eunice. Y lo consigue. Otra vez, Mary Eunice era un personaje diseñado para no hacer otra cosa que vivir una vida miserable y morir, después; a manos del diablo. Pero Timothy, tras encontrar el coraje y la convicción que tanto le había faltado previamente; consigue de una manera extraña convertirse en el héroe que esperamos toda la maldita temporada para acabar con la zorra de Mary. Todo el mundo, a excepción de Sevigny y DuVall, actúa como si fuera a sufrir una terrible explosión de un momento a otro, sobretodo Zachary Quinto y Lily Rabe como Bloody Face y Devil Mary.

McDermott convirtiéndose en el hijo crecido de Lana, que fuma crack; también es divertido. Asylum tiene sus pros y sus contras. Nunca fue una historia que fuera a convertirse en LA SERIE en nuestros corazones pero el capítulo final sí que cierra la trama y pone la temporada en perspectiva – aunque la parte de los extraterrestres se quede un poco en el aire tras la muerte de Kit. La reunión entre Kit y Jude hacia el final de la vida de ésta es un giro bonito, intercalando un poco de perdón y dándole a Jude, aunque sea por un corto espacio de tiempo; una familia que la quiere. Si el intento aquí era que AHS nos diera un montón de escenas y momentos WTF, entonces misión cumplida. Sí, entretejida entre locura hay momentos de emociones tiernas y honestas, pero no tienen nada que ver con los hombres mutantes caníbales, Santa Claus que atacan a sus víctimas mordiéndoles en la cara o platos hechos con calaveras humanas. Es una experiencia divertida, aunque no tan satisfactoria como debería haber sido.

 

Crítica: Scenic Route

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Dos no se pelean si uno no quiere. Al menos eso es lo que dicen... ojalá las cosas fueran tan simples. Como siempre, la teoría es una cosa y la práctica, otra muy distinta. Pero cuidado, que dicen muchas cosas. Dicen también que la amistad, la de verdad, es para siempre. Otra falacia. La amistad depende/varía de/por una cantidad obscena de factores y es tan o más volátil que la pólvora. Si tenemos en cuenta estos dos principios, es fácil entender la historia que nos proponen los hermanos Goetz en “Scenic Route”, por más surrealista que pueda parecer de entrada. Una road movie atípica que para darle aun más gancho al empaque, le guiña el ojo al mismo tiempo a dos golfillas de dispares estilos, una se llama drama, la otra, thriller. Y a fin de cuentas, un mensaje, una tercera verdad universal: que tan solo hace falta una llama, por más diminuta que ésta sea, para prender una mecha.

Haciendo el más difícil todavía, decir que “Scenic Route” es más de teatro, que de cine. De hecho, es un diálogo de hora y media entre dos únicos personajes en un único escenario. Y os voy a poner en antecedentes, os voy a contar de que va la función, pues el precio de este tipo de espectáculos no es moco de pavo y no me gustaría que nadie se gastara los cuartos en algo que luego no pudiera disfrutar. Por ello, os contaré que en “Scenic Route”, dos colegas de toda la vida viajan en furgoneta por una carretera secundaria en medio del desierto hacia un destino que no voy a revelar y comienzan a charlar sobre un tema que tampoco voy a desvelar. El caso es que por aquellas cosas del destino o del azar, el vehículo sufre una inesperada avería y quedan varados en medio del mar de arena bajo un sol de justicia, sin comida, sin agua. Tan solo ellos dos y sus propios demonios interiores.

Más sobre “Scenic Route”. Antes, dedicar ésta crítica a una muy buena amiga del blog y de servidor: Kontroverse, quien a modo de epílogo, fue quien me dio a conocer esta curiosa película. Hecho el inciso, continúo. Y lo hago presentando a los dos únicos protagonistas del relato: Josh Duhamel y Dan Fogler. Del primero se muy poco, que a mi chica le parece atractivo, que aparecía en aquella mediocre “Turistas” y que según cuentan, aparece también en la trilogía de “Transformers”, que yo no he visto ninguna de las películas de esos señores... pero regocijaros con mi ignorancia, porque del segundo aún se menos, tan solo que ha doblado un montón de películas de animación (y lo dice IMDB, no yo).

Lo que si os puedo decir, valga mi perenne ignorancia, es que ahora, tras el visionado de la travesía de marras, conozco muy bien tanto a uno, como a otro. Y es que la gracia (la única si queréis) de “Scenic Route”, reside íntegramente en lo que son capaces de ofrecer estos dos señores. Porque hay que ser muy bueno o hacerlo muy bien (dos cosas que no tienen porque coincidir), para que una historia engendrada y parida para dos únicos personajes, te mantenga pegado a la pantalla tal y como lo hace la cinta de los Goetz. Y es que pitufines míos, estos dos pájaros lo bordan, dos interpretaciones de esas que consiguen abrirse paso a través de la coraza translucida por la que muchas veces observamos una película como eso, como meros espectadores. Lo hacen, la desgarran y se meten dentro de nuestros corazoncitos, consiguen que nos impliquemos con ellos y con sus penurias y eso es grande, muy grande, grandioso.

El mayor logro de “Scenic Route”, por tanto, es que consigue la total implicación del espectador, porque lo que se nos cuenta es simple, si, pero está hecho con la precisión de un cirujano y los bisturís, los dos, cortan la carne como si se tratase de mantequilla. Alimento éste, que se derrite bajo el sol al tiempo que nosotros nos derretimos con ella y claudicamos ante ésta pareja de hecho que encarnan Duhamel y Fogler, quienes ponen rostro (y peinado) a lo oscuro que hay dentro de cada uno de nosotros mientras un niño, con un palito, escribe sobre la arena otra verdad universal: la verdad universal no existe. Esto lo descubrimos no por el niño, que era una metáfora, sino por el conflicto entre dos grandes amigos de toda la vida, como cada uno de ellos desfigura la verdad a su conveniencia y como estas dos realidades chocan una y otra vez hasta que salta la pequeña chispa que lo enciende todo. Y una cosa es segura, no hay nada más inflamable que el alma humana.

“Scenic Route” siguiendo con las metáforas, es como esas nalgas de culo que sudan que, aparentemente deberían causar rechazo pero que uno, cosas de la vida, se muere por recorrer con su lengua... porque hay un momento en el filme, en el que se tiene muy claro que no va a pasar ya nada nuevo, que el escenario es el que es y no hay pasta para decorados, que los personajes son lo que son, juegan a lo que juegan y van a seguir haciéndolo hasta el final, lo que se dice morir con las botas puestas. Pero pese a esto, uno ya es demasiado cómplice de la representación como para querer bajarse del tren a esas alturas, pese a lo reiterativo del paisaje, ya que el destino es más incierto que nunca, curiosa contradicción cuando a priori, el interés de la cinta tras observar de manera furtiva por el agujerillo de una cerradura (seguramente el mismo niño que jugaba con el palo), un momento muy avanzado de la misma en el aparentemente revelador prólogo, reside más en como comienza que en como termina.

Por todo esto y porque a mi chica, le conmovió sobremanera, no puedo dejar de recomendar una película como esta, de difícil clasificación, si, y de aparente simpleza, pero que engancha, transita y llega a donde debe llegar. ¿Cómo queréis el final, dulce o salado?

Lo mejor: El excepcional trabajo de Josh y Dan (y me permito el trato de cercanía) y su emocionante desenlace.

Lo peor: Los que no lean a la velocidad de la luz, lo van a pasar putas para seguir los subtítulos ante semejante orgía de verborrea.
 
 

Crítica: Mimic

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Tras el éxito de “Cronos”, el director mexicano Guillermo del Toro se mudó a Hollywood para rodar “Mimic” (1997), una película fantástica con toques de terror que narra la historia de Susan Tyler, una entomóloga que consiguió frenar hace tres años una epidemia infantil propagada por las cucarachas. Su plan fue crear genéticamente un insecto que eliminara la plaga. Pero las criaturas engendradas por Tyler y la ciencia se han desarrollado y reproducido en el subsuelo laberíntico de Manhattan, de los desagües a los túneles de metro abandonados, y ahora no sirven para detener epidemias sino para provocar muertes.

Del Toro y Matthew Robbins escriben el guión del segundo trabajo del mexicano, un largometraje que parte de esquemas más acordes con el cine norteamericano (el subsuelo de Nueva York recuerda a los pasillos metálicos de la nave Nostromo de “Alien”) y, consecuentemente, con la imaginería de este cine. Así, Del Toro “rompe” con su primera película, “Cronos” (1993), un film heredado de la tradición vampírica en el cine mexicano aunque influenciada vagamente por la Hammer. O mejor dicho, lo más estimable de “Cronos” sigue estando presente en “Mimic”, aunque filtrado por una óptica de producción norteamericana.

“Mimic” son los espacios lóbregos, los recodos inquietantes, las paredes viscosas, las atmósferas húmedas. Del Toro se vale como referencia a la ya citada “Alien”: la sustancia pegajosa que los insectos mutantes dejan en el suelo y se adhiere a los zapatos de los protagonistas, o la forma que tiene de atacar la cucaracha gigante, abriendo diversas capas y pliegues babosos antes de agujerear con sus afiladas patas a las víctimas aterrorizadas.

De esas mismas ideas también surgen conceptos personales: la sustancia líquida que desprende uno de los insectos muertos puede ser untada por todo el cuerpo de los protagonistas, forma pringosa pero bastante efectiva para pasar desapercibidos ante el resto de criaturas mutantes. La movilidad de éstas es similar a las del octavo pasajero de “Alien”, pero su capacidad para volar por el interior del metro neoyorquino las asemeja por momentos a las arpías mitológicas, gracias a los eficaces efectos especiales y diseños de Rob Bottin.

Algunos aspectos de “Mimic” no funcionan o, simplemente, están de más. Por ejemplo, aparece en el relato un niño más o menos autista que observa alguno de los crímenes y se adentra en el territorio inexplorado que domina la cucaracha genética. Los niños tienen una presencia en off importante en la historia debido a que la doctora Tyler creó los bichos por la epidemia infantil. Entonces el niño se convierte en un testigo, el único testigo capaz de seguir con vida. Pero no se va más allá ni con él ni con su padre, el limpiabotas del metro.

En el fondo, Del Toro cuenta bien poco de sus personajes siendo absolutamente secundarios, incluyendo a Susan Tyler, y los enfrenta desde el primer momento con el problema, sin más preámbulos.

En una de las escenas más destacas del film podemos observar como Susan se hace una herida incisiva en la palma de la mano con un pequeño crucifijo con el fin de atraer la atención de la cucaracha sedienta de sangre que está a punto de merendarse al niño autista. La escena mezcla la cruz, la sangre, el estigma en las manos, el martirio, el salvamento y la redención. Esta escena demuestra la fascinación de Del Toro por realizar su trabajo.

LO MEJOR: El diseño de los insectos.

LO PEOR: Hay aspectos del film que no funcionan o están de más como el niño autista.
 
 

"Sitges 2013", 20 aniversario de Seven Chances

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Brian De Palma, Joss Whedon, James Franco y Jean-Claude Brisseau, entre otros, serán los protagonistas de la sección Seven Chances en su vigésimo aniversario. El Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges 2013 incluye para esta sección títulos de realizadores de primera línea junto con otros de culto y la recuperación de míticas piezas restauradas.

Seven Chances es el espacio de la crítica –la programación se elabora en colaboración con la Associació Catalana de Crítics i Escriptors Cinematrogràfics (ACCEC)– y este año presenta siete títulos imprescindibles: “Passion”, de Brian De Palma; “La fille de nulle part”, de Jean-Claude Brisseau; “Leviathan”, de Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel; “Interior. Leather Bar”, de James Franco y Travis Matthews; “Much Ado About Nothing”, de Joss Whedon; “Vulgaria”, de Pang Ho-cheung, y la edición recuperada de “El desierto de los tártaros” (Il deserto dei tartari, 1976) de Valerio Zurlini.

“Passion”, el último thriller erótico firmado por el maestro Brian De Palma, será una de las estrellas de Seven Chances 2013. El film, incomprensiblemente inédito en las pantallas de nuestro país, un año después de estrenarse en la Mostra de Venecia 2012, es un remake libre de “Crime d'amour” (2010) de Alain Corneau. De Palma nos conduce una vez más por un laberinto de deseos y obsesiones a través de una peligrosa relación que entablan dos mujeres, Rachel McAdams y Noomi Rapace, en una lucha por el poder que se traslada del trabajo al dormitorio.
 
Otro plato fuerte de la sección llegará de la mano de James Franco que, no conforme con ser uno de los actores más famosos de Hollywood, ha iniciado una fulgurante carrera como director con más de una decena de largometrajes. Este 2013, además, consigue estrenar una película diferente en cada uno de los tres festivales con más eco internacional: Berlín, Cannes y Venecia. En Sitges se exhibirá “Interior. Leather bar” tras su paso por Sundance y la Berlinale. Junto con su director Travis Matthews, Franco se introduce en un juego metacinematográfico a partir del metraje censurado “A la caza” (Cruising, 1980), de William Friedkin. Los dos cineastas documentan el rodaje de una recreación de estas escenas de sexo gay explícito en el interior de un bar de ambiente para explorar los conflictos y prejuicios que genera, ayer y hoy, la representación de la homosexualidad en el cine.

Joss Whedon, el creador de “Buffy Cazavampiros”, “Serenity” (2005) y “Los Vengadores” (2012), abandona temporalmente los blockbusters y el fantástico para llevar a cabo una adaptación contemporánea y con bajo presupuesto de “Mucho ruido y pocas nueces”, de William Shakespeare. El director convocó a los intérpretes con los que trabaja más a menudo, en su casa, para rodar allí mismo, en blanco y negro, y en sólo dos semanas “Much Ado About Nothing”. Whedon desplaza este clásico de la comedia de malentendidos a la California de hoy en día evidenciando el parentesco con la screwball comedy. A la vez, nos invita a establecer conexiones shakesperianas con el resto de su obra.

El controvertido cineasta Jean-Claude Brisseau, conocido por obras como “Choses secrètes” (2002) o “Les anges exterminateurs” (2006), nos brinda con “La fille de nulle part” su película más intimista. Ganadora del Leopardo de Oro en el Festival de Locarno 2012, el film nos muestra al mismo Brisseau, en la piel de un profesor jubilado que a duras penas sale de casa, y ve su vida cotidiana perturbada por la aparición de una joven llegada de ninguna parte. Con una aproximación al erotismo más delicada que en films anteriores “La fille de nulle part” prefiere exaltar la vertiente surreal del amor, aquella que lo sitúa más allá de la vida y de la muerte.

Desde Sensory Etnography Lab de Harvard, Lucien Castaing-Taylor y sus colegas están revolucionando el mundo del documental contemporáneo con títulos como “Leviathan”, que podremos ver en Sitges 2013 y que también se estrenó en Locarno 2012. Castaing-Taylor y la codirectora Véréna Paravel invocan al monstruo marino de repercusiones bíblicas para sumergirnos de lleno en la experiencia sensorial de vivir y trabajar en un barco de pesca en alta mar. Con un dispositivo de pequeñas cámaras desplegadas por todo el barco que registran desde el sonido más ensordecedor al resuello agonizante de los peces, Leviathan se infiltra en el campo del terror sin dejar de estar nunca anclado en lo real.

La comedia también tendrá su espacio en Seven Chances. Pang Ho-cheung nos presenta una de las comedias más alocadas del reciente cine de Hong Kong. En “Vulgaria” un productor en horas bajas acepta la ayuda de un gánster para poder llevar adelante un remake de un antiguo film porno… Pang ya había tenido éxito mezclando lo cómico y películas eróticas como “AV” (2005). En “Vulgaria” va todavía más lejos con una visión de la industria del cine low cost de Hong Kong llena de un humor destripado que hace honor al título y nos recuerda que la comedia es un campo muy fértil para la libertad creativa.

Finalmente, Sitges 2013 recupera uno de los clásicos modernos del cine italiano “El desierto de los tártaros” de Valerio Zurlini. Hacía años que no se veía en el cine esta adaptación de la novela homónima de Dino Buzzati, uno de los títulos indispensables de la literatura del siglo XX. El film se ha recuperado en imagen 4K a partir del negativo original y con la supervisión de su director de fotografía, Luciano Tovoli, y llega a Sitges después de exhibirse en la sección Cannes Classics del festival francés. La última y más ambiciosa obra del director de “La chica con la maleta” (“La ragazza con la valigia”, 1961) y “Crónica familiar” (“Cronaca familiare”, 1962), “El desierto de los tártaros” cuenta con la banda sonora de Ennio Morricone y un reparto de lujo con uno de los mejores actores de la época: Vittorio Gassman, además de Jean-Louis Trintignant, Giuliano Gemma, Philippe Noiret, Helmut Griem, Max von Sydow, Laurent Terzieff, Fernando Rey y Paco Rabal.

 
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