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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Haunting of the Innocent

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Indignado. Así me siento después de haberme tragado el truño más grandes de todos los tiempos, y aún viéndomelas venir, desde el minuto 3, he soportado-y no me pregunten por qué- sus 100 minutitos y 45 segundos de duración.
Antes de entrar en enjundia, diré, para tratar de autoengañarme, que la peli es del género “Melrose Place”, un subgénero que se caracteriza porque te tirarías a todo el reparto sin excepción más allá de las legales y las de sentido común y cuyo máximo logro es mantener la atención de una mente calenturienta durante los cinco minutos en los que se presentan a los personajes. 

Vale, como eso, cumple, la verdad, porque toda su virtud es que los protagonistas están como un auténtico quesazo. Empezando por la ESPECTACULAR Hannah Cowley, en el papel dela vikinga Beyla, siguendo por Rib Hillis como el huevón marido cabroncete Tom, cuyos abdominales oblícuos parecen fruto de los efectos especiales hasta que el director hace uso de ellos y vemos que no, que los FX de la peli son tan cutres que esa anatomía tiene que ser real. Nos dejamos a la protagonista, una Jessica Morris guapérrima y a la amante, Mariah Bonner, y sus pequeños pechos saltarines. Lo más heavy es que llega un momento en que la única neurona que tienes medio atenta avanzado el metraje te hace plantearte si no tendrías también un revolcón vaquero con el abuelo. Y la respuesta es: “Pero claro, por supuesto...” 

Y vuelvo a mi indignación.

Hay temas que para ser tratados en el cine, o se es un descabellado cabestro sin sentimientos, imbécil o se tiene una sensibilidad especial y la cosa se hace con una finalidad concienciadora o como rechazo a lo que se está contando. En este caso me refiero a la violación. 

La peli empieza con nuestra prota volviendo a casa y siendo brutalmente violada por un tipo al que ni siquiera vemos. Pronto, nos damos cuenta de que la única finalidad es que como consecuencia del trauma que se le queda a la chavala, la familia se traslade al Oeste, con el padre de ella (el abuelo frungible). No se vuelve a hacer la más mínima alusión a un tema tan delicado hasta que en el minuto 70, el marido, poseído por el espíritu de un vikingo salvaje, vuelve a violarla. Y es entonces cuando la tipeja le explica que disfrutó (en la peli es mucho menos sutil y utiliza la expresión “me vine dos veces”) con la primera violación del desconocido. Y ya por ahí sí que no. Todo se torna desagradable, repugnante e indignante. Pienso cómo se puede sentir cualquier víctima de abuso viendo semejante mierda y me dan ganas de arrancarles la cabeza a los guionistas, Ian Ascher y Chris W. Freeman y al director Matt Hish y tirarlas por el retrete. 

Porque cuando se estrenó Irreversible, de Gaspar Noé, peli que no me canso de recomendar porque me parece una auténtica obra maestra, se tachó a la cinta de irreverente y sin escrúpulos por el retrato salvaje y desagradable que ofrecía de la violación de mi adorada Bellucci y que tenía no sentido, sino más que justificación en el metraje. En el bodrio que nos ocupa no lo tiene, y sólo por eso, deberíamos mantenernos lo más alejados que pudiéramos. Para mí, ya es tarde, ya estoy encabronado, y aunque ni siquiera merece el tiempo que estoy dedicando a esta reseña, lo haré para descalificar todo su contenido por completo. Cien minutos terribles contemplando cómo un cadáver apestoso desde el principiose aboca a sí mismo a las profundidades de las pestilentes alcantarillas donde el cine malo debería ser devorado por ratas infectas de ojos rojos ávidas de eternos fracasos como éste, carente de argumento, de trama visible, historia, explicación, contexto, razón ni destino convincente o al menos entendible y justificable. 

"Haunting of the innocent” es además un título equivocado. La inocentada es que se nos presente como película una sucesión de despropósitos en la que se nos cuelan unas imágenes que no tienen ni piés ni cabeza, ni sentido alguno y que nos hace revivir el regreso de esos colegas de viaje, con las eternas horas en las que te enseñan sus fotos una tras otra. Aquí tenemos salamandras, cuervos, troncos, ramas, campos de cereal... Mostrados como diapositivas y con el único afán de rellenar el metraje y hacer que sobrepase de largo la interminable hora y media de sandeces donde un guión que parece escrito por un gorila con una tablet hace aguas en todos y cada uno de los puntos de la historia. Así que los inocentes aquí somos los lerdos que como yo, hemos aguantado su metraje completo.

Porque la familia, la violada que disfruta, el marido que le pone los cuernos y luce oblícuos y el hijo, el peor actor adolescente de la historia, llegan a casa del abuelo para oh! Sorpresa!, revivir una historia legendaria en la que los vikingos llegaron hasta el Oeste de los USA, lo cual demuestra que el gorila no ha mirado la enciclopedia Encarta Historia para ver lo equivocado que estaba en su planteamiento. 

A partir de aquí todo son incoherencias, runas y más runas, frases vikingas, rollete lésbico (suena bien, pero les aseguro que es cutre como ello solo) y patrañas misteriosas con efectos CGI de productora barata y chapucera. Una auténtica MIERDA, vamos... De entre todas las malas, pésimas y vergonzosas pelis que he visto en los últimos años, y os garantizo que han sido muchas, pero muchas, muchas, “Haunting of the Innocent” se lleva, sin lugar a dudas la palma. No sólo está plagada de clichés absurdos y pasados de rosca, tampoco se queda satisfecha con su desvergonzado e insultante uso de la violación propia del peor goreporn hardcore, ni se basta a sí misma con unas interpretaciones vacías, ridículas, cabreantes y patéticas, es que conjuga todo lo anterior con el peor guión-si es que a una sucesión de zurullos sin sentido se le puede llamar guión-de la Historia del Cine y acaba quitándole a uno las ganas de volver a pasar hora y media delante de una pantalla. Y eso amigos, sí que es la primera vez en mi vida que me pasa. Sólo por eso pienso subir un punto a todas mis votaciones y bajaré el listón como un borracho salido a las seis de la mañana cada vez que vuelva a pulsar el play. 

Les aseguro que soy una persona bastante tendente a la exageración, pero no es éste el caso. Advertidos quedan. 

Lo mejor: Nada.

Lo peor: Todo.

Bodrios como este-no así de malos, porque es imposible-son los culpables de que esta pasión que compartimos por un género como es el terror y la ciencia ficción se considere “de segunda”, de freaks y hasta de zumbados. Desde luego, puedo asegurar que si hay alguien, aún familiar del director, a quien la película convenza, muy bien de la cabeza no puede estar... Vivan esos prejuicios....



Crítica: Dark Was the Night

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Encadené el visionado de esta película, atraído por las buenas críticas y el reclamo de Kevin Durand, justo después de la de “Exists”, film que para aquel que no lo sepa nos trae la caza de cierto ser fantástico a una panda de incautos jovenzuelos. De esta no sabía nada más que lo dicho, su relativa buena recepción y la presencia de un actor de moda, y claro, encontrarse algo tan… “afín” a la otra pues… Puede ser que todo se resuma a esa casualidad tan común en nuestras vidas, pero un servidor no es de los que creen en la providencia, de ahí que la causa la encuentre más en el incremento de la producción, las modas y la falta de ideas.

La cuestión es que para acoger esta “Dark was the night” sería aconsejable verla lo más virgen posible, algo contraproducente con la idea de estar leyendo esta reseña, pero tranquilos, que los spoilers –o en castellano, destripes- los anunciaré debidamente. Y digo que sería aconsejable verla sin tener mucha idea porque su primera parte se mantiene gracias a alimentar el misterio. 

Así se nos presenta un remoto pueblo rodeado de insondables bosques donde empieza a desaparecer ganado y… Junto a este argumento que hemos visto ya una y mil veces, un par de protagonistas ejerciendo de sheriff y ayudante con pasados que no dejan de atormentarlos. Con ello se consigue un cocktail que no solo aprovecha las cualidades (y calidades) de sus intérpretes para el drama sino que, como ocurre últimamente en el género, se busca que los personajes tengan los pies en el suelo por mucha componente fantástica que tenga. 

La segunda parte ya es más vulgar puesto que entra en los parámetros de caza/huida sin ya ningún aliciente y originalidad. Pero vayamos con los detalles y por lo tanto, con esos temidos por algunos spoilers. Eso sí, tranquilos que no destripo la película, solo doy claves como quién es el “monstruo” del film y sus aciertos, o en este caso, defectos. 

Big Foots, Yetis, Almas –su correligionarios rusos-, Sasquatchs, Basajaun y finalmente, Wendigos, criaturas humanoides criptozoológicas –a las que se les podría sumar los hombres-lobos- que en los últimos años han estado protagonizando films y novelas convirtiéndose en una tendencia en el género. 

En “Dark was the night” nos encontramos con un Wendigo, y su tratamiento es poco menos que… insolente. Duele decirlo, pero la película utiliza a esta criatura más como pueril excusa que como algo con una base para atraer a los amantes del mundo del misterio. Aunque claro, viendo como te amagan, como ya he dicho, el que podría ser su principal atractivo pues… 

Para aquel que no lo sepa, el Wendigo es un ser que ha protagonizado múltiples leyendas en el norte de EEUU y Canadá, vinculado a los nativos norteamericanos, y como toda leyenda, con varias versiones, hipótesis y trasfondos. Hay unas que dicen que fue un cazador que se perdió en el bosque y que, muerto de hambre, no dudó en matar a una persona para alimentarse con su carne. Por esa razón fue condenado a transformase en una bestia. Otras dicen que es el alma de un asesino encerrado en una criatura que debe redimirse buscando y matando a otro criminal que le sucederá en el interior del monstruo. En otras es un espíritu que acompaña a los viajeros que infunde miedo con solo la sospecha de su presencia. Incluso los hay más amables que los sitúa como guardianes del bosque. 

La lista sigue, sin embargo la versión que nos dan en la película es la de un animal/fiera que huye de una tala en su territorio y que, sintiéndose amenazado, opta por atacar el pueblo defendiendo su nuevo territorio. Ya. Dejando de lado que nos quitan todo el lado “romántico” de la historia, nos surge la primera duda, por no decir reproche: ¿Y por qué no defendió en un primer momento su tierra? Ah ya, porque no habría película… 

En la misma línea de crítica nos encontramos con su representación. Aquí nos aparece como un ser simbiótico entre lagarto y hombre. Es la primera vez que lo veo personificado de tal guisa. Normalmente nos lo representan como una mezcla entre hombre y bestia, peludos, cercanos a los más populares big foots o yetis, o para diferenciarlos de estos, con cuernos de alce o musgo cubriéndole el cuerpo. Aquí creo sinceramente que el cambio es debido más al presupuesto que a una elección consensuada o a merced de esa a veces convenenciera libertad creativa. Nuestro “amigo” se parece más a cierto antagonista reptiliano de “Spiderman” que a una criatura del bosque. Y por si faltase algo, de lo que nos enseñan/amagan al principio -un ser blanco que se mueve a cuatro patas- a lo que al final resulta… ¿qué ha habido alguna mutación? 

Por otro lado, en las críticas más positivas hacia la película la destacan como una producción independiente. Yo me pregunto cuándo perdimos el ‘oremus’ de la objetividad y pasamos de calificar a una película como una “producción de serie B” a “producción independiente”. En esta época en la que reina la hipocresía, y el “buenrollismo” y el mesianismo pugnan por conquistar a una parte del espectro de opinión pública sin criterio, débil de convicciones y, por lo tanto, necesitado de ideales, soltar una nota ecológica es aparentar estar comprometido con unos principios y bla, bla, bla… Pero aquí se nota que es algo tan superficial y encima, como hemos justificado en el tramo de los spoilers, tan susceptible de críticas que se le ve el plumero. Independiente sí porque no hay una gran productora detrás, pero todos sabemos que queda mejor o es más “guay” lo de “independiente” que la maltratada “serie B”. No es cuestión de gustos sino de… indulgencia. 

Y es que por ejemplo no hay que olvidar el origen de su director Jack Heller. Debutó en el campo de la dirección con la interesante “Enter nowhere”, film fantástico que mezclaba varios conceptos y que hacía presagiar un futuro esperanzador; no obstante, el pasado de este ha terminando por –de momento- marcar sus pasos. Y es que por muy debutante que fuese, este ya poseía una relativa amplia carrera como productor, eso sí, como productor de films de clara –esta vez sí que coincidiremos todos- “serie B” con olvidables títulos de acción protagonizados por estrellas de la WWE y secundarios a los que se le concede una oportunidad. 

Aquí se cuenta con Kevin Durand, un actor vinculado al género y de moda ahora gracias a varias series de televisión curiosamente también de género, que sin embargo en el campo del drama ha demostrado tener registros de sobra. Que se lo pregunten a Atom Egoyan si no… Heller y sus productores lo sabían y se aprovechan de ello para ofrecernos lo mejor que tiene la película: su interpretación. 

Junto a este, Lukas Haas, un tipo que lamentablemente vive de su pasado, por lejano que sea. Le sirve para comer, y la verdad es que no desentona, pero aún estamos esperando que le llegue su oportunidad de triunfar. 

Para ir acabando, de los efectos especiales ya he hablado en los spoilers de la criatura, pero por si alguien se ha saltado precavidamente esa parte, decir que es otro apartado que viene a darme la razón en lo de la “serie B”: actualmente la televisión es capaz de ofrecernos un nivel de calidad similar. Incluso mejor me atrevería a decir. 

Ahora sí, para terminar, dos preguntas que dejo en el aire: una, habiendo tanto ganado como hay en el pueblo, ¿por qué los hombres son las víctimas? Y dos, que casualidad que con tantas casas que hay en la población, vaya a la del protagonista… Esclarecedor, ¿no? 

Resumiendo, “Dark was the night” hubiese sido una gran película en los ochenta. Ahora es una película ochentera con todos sus fallos pero sin las ventajas de los nuevos tiempos. Entretiene, pero se le ve a la legua el plumero. Lo mejor, su protagonista, empeñado en sacar algo de provecho de la película.


Crítica: Mad Max 2: El Guerrero de la Carretera

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Es por todos conocidos el famoso refrán que dice que segundas partes nunca fueron buenas. Esta norma no escrita ha sido aplicada al mundo cinematográfico en infinidad de ocasiones sin embargo ha quedado demostrado más de una vez (“Terminator 2”, “Aliens”, etc) que la regla no siempre se cumple y “Mad Max 2” es un claro ejemplo de ello.

La historia comienza contándonos como una guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética ha destruido el mundo que conocemos y ha convertido la Tierra en un enorme campo de batalla donde solo aquellos que luchan son capaces de sobrevivir. Las interminables carreteras del páramo se han visto infestadas por ladrones que cual buitres combaten por poseer el preciado combustible que les permita ser dueños y señores de la carretera. Sin embargo entre toda esta inmundicia se levanta Max un hombre al que le fue arrebato lo que más quería y que se ha dedicado a vagar por las carreteras mientras lucha por sobrevivir un día más. 

Con un punto de partida en principio tan simple pero a la vez tan llamativo George Miller logra crear una pequeña obra maestra del cine de acción de los años 80 y probablemente la una de las mejores películas de acción post-apocalíptica de la historia. Sin llegar a ser una secuela directo de su primera entrega en esta cinta vemos como Max se convierte en un icono del cine de acción absoluto gracias a un carisma arrollador que lo convierte en el héroe de acción definitivo. 

La cinta, que se toma su tiempo en arrancar del todo, comienza con una primera persecución que es toda una declaración de intenciones de lo que vamos a presenciar y con la que los más aficionados al género disfrutaran como enanos. La historia, que realmente comienza una vez llega Max a la estación petrolífera, nos ofrece una hora y media de acción trepidante que no da ni un respiro donde podemos ver algunas de las mejores escenas de acción que se han rodado en la historia. 

El nivel de violencia asciende en esta segunda entrega y nos encontramos frente a un mundo sin piedad y donde no se escatima en mostrarnos la dureza del mismo. Con unos personajes secundarios prácticamente anecdóticos, donde el único que sobresale es el divertido amigo aviador de Max, Miller logra construir un guion inteligente donde la falta de historia es sustituida por la acción trepidante y logra hacer que esto funcione por completo. 

Dentro del reparto destacar a Mel Gibson que de nuevo demuestra que nació para ser Max dando todo un recital de carisma, también se luce Bruce Spence encargado de aportar el punto cómico a la historia y que cuenta con un personaje divertidísimo. Tras las cámaras y el guion encontramos de nuevo a Miller que da toda una lección de nuevo y que con su “Fury Road” ha vuelto a demostrar quién es el rey de la carretera. La banda sonora de nuevo maravillosa acompañando a las escenas pero sin intentar acaparas más atención de la necesaria.  

En resumen una secuela magnífica que supera a su predecesora, cosa que no es nada fácil, y que nos ofrece algunas escenas de acción inolvidables. Es un tópico decirlo pero es verdad: ya no se hacen películas de acción como las de antes. 

Lo mejor: Su acción trepidante y la persecución final.

Lo peor: Su corta duración nos impide disfrutar de un tercer acto aún más maravilloso.


Comienza a rodar la secuela de "Prometheus"; Novedades sobre "Resident Evil: The Final Chapter"; ¿Imperator Furiosa en la nueva "Mad Max"? y más...

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Prometheus 2 comenzará su rodaje en enero 

Con motivo de la promoción de su nueva película “The Martian” Ridley Scott confirmo en una entrevista que el rodaje de “Prometheus 2” comenzaría en enero. En esta secuela volverán Michael Fassbender y Noomi Rapace al reparto y en ella al parecer veremos varias versiones del androide David en pantalla.

La cinta, que promete resolvernos las dudas planteadas en el final de su primera entrega, será totalmente independiente a la nueva entrega de la saga Alien que Neill Blomkamp está desarrollando y en la que Ridley Scott únicamente actuara como productor. 

Regreso de varios personajes a “Resident Evil: The Final Chapter” 

Tras confirmarse el inicio del rodaje por parte de Milla Jovovich esta semana hemos conocido que tanto Ali Larter como Wentworth Miller y Li Bingbing volverán a participar en esta sexta entrega interpretando los papeles de Claire Redfield, Chris Redfield y Ada Wong respectivamente. 

Tras una quinta parte que decepciono a gran parte de los fans Anderson ha decidido poner punto y final a la saga que inicio hace ya 13 años. Tras su estreno en 2016 han surgido rumores de que Sony planea un reboot de la franquicia que se acercaría más a la historia de los videojuegos. 

Charlize Theron podría no aparecer en la nueva entrega de Mad Max 

Después del éxito de crítica y público cosechado por “Mad Max: Fury Road” todos estábamos ansiosos por ver de nuevo a Max y a Imperator Furiosa en acción sin embargo la propia actriz Charlize Theron ha confirmado de forma oficial que no tiene ningún contrato con Warner Bros firmado y que ve poco probable que trabaje en una nueva entrega de la saga. 

Al parecer Warner Bros estaría pensando en, al igual que veíamos en la trilogía original, buscar nuevos compañeros de aventura a Max en sus próximas aventuras. La próxima entrega de la saga titulada de forma oficial “Mad Max: The Wasteland” todavía se encuentra en fase de escritura del guion por lo que tendremos que esperar hasta 2017 o incluso 2018 para poder disfrutar de ella.

Kimble Rendall ya tiene un nuevo proyecto 

Kimble Rendall director de películas como “Cut” y “Bait 3D” ya ha encontrado un uno proyecto en el trabajar cuyo título será “The Nest 3D”. La cinta que comenzara su rodaje en octubre será una coproducción entre China y Australia y se estrenará en el primer semestre del próximo año. 

Aun sin reparto confirmado únicamente conocemos que la trama se centrara en un grupo de científicos quienes tras la desaparición de uno de sus compañeros en el desierto chino van en su búsqueda organizando una misión de rescate. Sin embargo durante su misión se verán obligados a refugiarse en un edificio abandonado donde tendrán que hacer frente a las peligrosas arañas embudo. 

Frank Grillo regresa en “The Purge 3” 

Tras la notable “The Purge 2” todos esperábamos que el actor Fran Grillo decidiera embarcarse en la anunciada secuela y esta semana Variety nos confirmaba que el actor se encontraba en la última fase de negociación de su contrato para participar en esta nueva entrega dirigida por James DeMonaco.

La cinta que se estrenará 1 de julio del próximo año nos sumergirá de nuevo en la noche de la Purga en la que durante doce horas cualquier actividad criminal será permitida en los Estados Unidos. No se puede llamar a la policía ni visitar los hospitales por lo cual los ciudadanos deben protegerse solos frente a las amenazas de la noche. 

Warner Bros pone en marcha un universo cinematográfico de Dragones Y Mazmorras 

Tras la fallida adaptación del 2000 parecía que Warner se había olvidado de “Dragones Y Mazmorras” sin embargo esta semana hemos conocido Warner y Hasbro se han puesto manos a la obra para elaborar todo un universo cinematográfico entorno al popular juego. 

Pocos más detalles se han conocido de este nuevo proyecto más allá del anuncio de Courtney Soloman, director de la cinta original, como productor de esta nueva versión. Greg Silverman, uno de los jefes de Warner Bros, manifestó su ilusión con este proyecto dejando claro que el juego ofrece muchísimas posibilidades en la gran pantalla y afirmando que iban a intentar transmitir toda esa esencia a la nueva adaptación.


Crítica: Extinction

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Qué difícil me va a resultar ser del todo justo en esta crítica... Vamos a ello. Vivas se estrenó en esto del cine con una peli de asesino psicópata en 2001 a la que le llovieron palos por todos lados, “Reflejos”, en gran parte por el tufo americanoide que tenía y por lo mal actor que es cuando se pone George Corraface, el prota, pero que a mí me gustó bastante, me inquietó y veo de año en año cuando no tengo nada mejor que hacer.

Los siguientes años, el trabajo del director se disipó y le perdí por completo la pista, hasta que me lo encontré, en persona, en Sitges, con su magnífica y tramposilla a partes iguales “Secuestrados”, allá por 2010, con guión propio y de Javier García, en la que la familia perfecta, padre ricachón, Fernando Cayo, madre amantísima, Ana Wagener e hija adolescente adorable, Manuela Vellés eran secuestrados en su propia casa recién estrenada por unos hijos de puta desalmados. La peli era brutal, tenía la extraña capacidad de sacarnos de quicio constantemente y pese a su afán sensacionalista arrasó en festivales obteniendo críticas apoteósicas y premios como el del Festival de cine Fantástico de Austin a la Mejor película de Terror del 2010. 

Y permítanme que haga un STOP, pero aquí viene uno de los misterios de la Humanidad más requetemisteriosos y que ni en Cuarto Milenio se han atrevido a desvelar... Al año siguiente, unos meses después de que disfrutáramos pasándolas muy putas con el secuestro y masacre de esa atípica familia española, llegó a las carteleras internacionales “Trespass”, (Bajo Amenaza), dirigida por el irregular (o cojonudo o terrible) Joel Schumacher, con guión de un tal Karl Gajdusek, EXTRAÑÍSIMAMENTE parecido al de la peli de Vivas, vamos, calcado, protagonizada por Nicolas Cage y Nicole Kidman, como papá y mamá ricachuelos y con Liana Liberato de hija adolescente en el papel de la Vellés. Las similitudes eran tan avergonzantes que en mitad de la peli la cosa cambia para no cantar tanto, pero vamos, que no hay que tener ni la EGB para darse cuenta de que el plagio (como dirían en Tele5 “presuntamente”, para evitar demandacas) era una evidencia absoluta. La peli fue no sólo un fracaso, sino una mierda como un Tajmajal, con nominaciones Razzies incluídas y los protagonistas pasando más vergüenza que miedo. 

El caso es que no entendí que ni Vivas, ni García ni la productora se querellasen contra la copia y siempre me pregunté si no sería que la próxima peli del director tendría un sorprendente respaldo americano de golpe, un presupuestazo tremendo así como quién no quiere la cosa y algún que otro favorcillo más... 

Pero como mis dotes adivinatorias son francamente nulas, y esto no es una página de cotilleos vulgares voy a hacer lo que debo, criticar “Extinction”, la siguiente peli de Vivas en tiempo y espacio. 

Vale, la cosa es tal que así: adaptando (libremente, muy libremente) la regulera novela de Juan de Dios Garduño ,"Y pese a todo...”, surgida a rebujo de lo bien que vende el género zombie tras “Walking Dead” en España, la peli arranca cuando una infección transforma a gran parte de la humanidad en salvajes y voraces criaturas, o sea, infectados, o para lerders, zombies (ay, si Romero diera ya un buen puñetazo en la mesa explicando la diferencia). 

Estamos en un convoy militar de rescate donde conocemos a Patrick, Jack y Emma, y a su recién nacida hija Lu, cuando los seres asalvajaos atacan el camión y la cosa se va de madre. 

FF para alante nueve años y tenemos a los dos hombres sobreviviendo a duras penas en una ciudad paradójicamente llamada Harmony, que cubre la nieve perenne de la glaciación que sobrevino a la Tercera Guerra Mundial (en la novela), como vecinos enfrentados que se odian y ni se dirigen la palabra, pues algo súper, súper espantoso ocurrió entre ellos generando ese rencor imperdonable. De acuerdo, pues Patrick (Matthew Fox) y Jack (Jeffrey Donovan), mantienen una relación tan helada como el paisaje que se divisa desde sus vecinos hogares, separados por altas vallas y de los que sólo salen para buscar alimento, Patrick, en plan machote garrulo cazando lo que se le cruza y Jack en plan robalatas del Lidl con las que alimentar a su hija (la de Emma), Lu (Quinn McColgan), que es con diferencia lo mejor del reparto, y sus respectivas actitudes ante la desgracia vertebran buena parte del metraje de la cinta que peca, mientras tanto de ser un poco lenta para lo que prometían los tráilers.

El caso es que una buena mañana, mientras Patrick vuelve de caza, y cuando ya pensaban que los infectados habían muerto todos, es atacado por una criatura que es la pura evolución de los antaño infectados sin muchas luces, totalmente ciego, con la piel dura y albina, con garras y dientes afiladísimos y un instinto predador propio de Jurassic World. Así que los infectados no sólo no se han extinguido, sino que vuelven hambrientos y mucho más preparados a liarla parda. 

Al poco tiempo, Lu es atacada por otra de las criaturas y justo cuando se va a zampar a padre e hija, Patrick interviene, con lo que hacen las paces, quedan como coleguis y cenan al día siguiente en plan reconciliación. 

Vivas, al que hay que reconocerle un buen pulso narrativo a ratos, no deja que nos durmamos con su melodrama costumbrista postapocalíptico introduciendo unos, tan hnecesarios como forzados, flashbacks, que van descascarillando el porqué del todo y añadiendo una necesaria tensión a la trama, que llega ya en plan arrebatada en su tercer acto, demasiado tarde y demasiado regulera. 

Y es que, a ver, si me quieren vender un drama de supervivencia silencioso y simbólico, pausado y sesudo, pues véndanmelo, que igual me encanta, y más teniendo en cuenta que tras la producción está Jaume Collet Serra, uno de los tipos más brillantes que ha dado este país. 

Pero si pretendes que pase miedo, tensión, angustia y horror, por mal camino empiezas con el cásting, porque empatía, lo que se dice empatía con el reparto, nula. Fox sobreactúa más que la niña del Vicksvaporub, Donovan pone cara de “me voy patas abajo” todo el metraje y Clara Lago, que aparece en el último acto de la peli con la única función de ser un útero fértil con el que repoblar la Tierra, pues eso, está muy mona, como siempre, pero a nivel actoral, deficiente se queda corto. 

Así que inevitablemente “Extinction” se convierte en una decepción a todas luces, se espere lo que se espere, pero fundamentalmente si uno quiere pasarlas canutas en una peli rollo zombies/infectados voraces y en horda, porque las escenas de acción son pocas, regulares y no lo suficientemente impactantes como para sostener una peli de 110 minutazos. 

Y ahora, expulsado el demonio de mi cuerpo, les diré que la cinta cuenta con una ambientación espectacular, una recreación de esa atmósfera apocalíptica opresiva fascinante, una fotografía magistral(obra de Josu Inchaustegui-"Open Graves"), como el montaje y la edición, e incluso unos efectos especiales que si bien se basan en el uso y abuso del CGI, no están nada, pero nada mal. El diseño de producción, de Juan Pedro De Gaspar y Miguel Riesco es simplemente de dejarnos con la boca abierta y volver a entrar a Filmaffinity para asegurarnos de que la coproducción es española. El problema es que tras la peli está el mismo cabroncete que puso todos nuestros nervios de punta con cuatro duros y un puñado de buenos recursos en “Secuestrados”, y que envueltos en la peli, en producción y demás está lo más granado y prometedor de nuestro cine, relacionado con algunas de las pelis de Balagueró y Amenábar por ejemplo. Y claro, las comparaciones son odiosas, porque teniéndolo TODO para hacer un peliculón sacanervios, desquiciante y escalofriante, la cosa se pone rollo “Amar en tiempos revueltos e infectados” tratando de desentrañar un triángulo amoroso para nada inesperado y hasta llega a aburrir. Y eso, a día de hoy, es imperdonable. 

Las criaturas, bien diseñadas, obra de Arturo Balceiro (El laberintto del Fauno, por ejemplo) harán las delicias de cualquier frikazo como yo de la ciencia ficción y pese a que incurren en ese terrible defecto que yo llamo el apaquetismo (en todas estas pelis las criaturas carecen de polla-¿se puede decir polla?-y son tipo el Ken de la Barbie, eunucos redondeados) son al menos notables... Cuando se notan!!!! Porque eso es lo que sucede con Extinction, que uno se pasa más de 70 minutos preguntándose por qué no salen los bichos, y cuando salen lo hacen como en un capi de La que se avecina, mal coreografiados y nos acaban sabiendo a poco, en un final happyending de Tarta de Fresa que acaba de golpe con la emoción y lejos de impactar da repelús y te la baja de golpe y porrazo literalmente.Y es que Vivas está tan empeñado en que su peli sea un melodrama zombie que cuando quiere recrearse en el mini gorefest que todos esperábamos, la inconsistencia de tono y carácter es tal, que no convence. Pasamos 90 minutos con las alarmas en vilo, forzadas, esperando lo inesperable tras el prometedor comienzo que lo mínimo que mereceríamos es un poquito de claridad visual, pero ni eso. Vivas lo resuelve con una antorcha en rojo y la coreografía de “La mar está muertíbiri”. 

Es un poco triste ver que detrás de “Extinction” hay una película bastante sólida y potente, con sólo eliminar esas pretensiones estúpidas melodramáticas de obra de fin de curso y con un poquito más de ese aderezo de horror que el director es capaz de usar, no les quepa ninguna duda. El equilibrio entre el melodrama angustioso y la acción basada en el t6error puro y duro podría haber funcionado y a las mil maravillas. 

En definitiva, si “Secuestrados” revolucionó (y lo hizo) el subgénero del home invassion, “Extinction” no añade nada nuevo a ninguno de los múltiples palos que toca y acaba volviéndose una desastrosa chapucilla que remezcla Walking dead con La dama de rosa. 

Lo mejor: La banda sonora, de Sergio Moure, IMPRESCINDIBLE. Los tonteos/homenajes cinéfilos, a E.T. y sobre todo a la lovecraftiana "En las montañas de la locura”, de Michele Botticelli. 

Lo peor: Que tiene demasiado bueno para ser mala.

Se estrenó en el Fantasy Festival, el 31 de julio y no gustó lo que se dice demasiado, no...


Crítica: Stung

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Si “Escape from tomorrow” fue publicitada con eso de: “La película que Disney no quiere que veas”, la cinta de Benni Diez podría venderse de forma muy parecida simplemente cambiado a Disney por la también todopoderosa Monsanto, algo que le iría perfecto a la temática y al tono de la película.

Hay algo que hay que dejar claro desde el principio: “Stung” es carne para una sesión nocturna en el festival de cine fantástico de Sitges. Es una lastima que esta cinta no se rodara un año antes para poder disfrutarla en una maratón con el “Zombeavers” de Jordan Rubin y muy especialmente con el “Blood Glacier” de Marvin Kren cinta con la que la película de Diez comparte bastantes ideas. Una triple sesión de estas tres películas hubiera sido un gran espectáculo festivo donde los haya, digno de ver en un cine lleno de gente con ganas de disfrutar sin plantearse absolutamente nada acerca de las historias que los directores nos están contando. 

Dejemos por una vez de lado todo tipo de consideraciones acerca de la calidad de las cintas, acerca de si los personajes están bien desarrollados o si la película tiene cierta lógica, las cintas de Rubin, Kren y la de Diez solo quieren hacernos pasar un buen rato y eso en líneas generales lo consiguen. Pero aún así hemos de ser sinceros: “Stung” es una cinta irregular, entretenida por momentos pero con suficientes tiempos muertos como para que su visionado no se sea todo lo fresco como sería deseable en una película como esta, llegando a que alguna parte de la historia resulte un tanto tediosa pero cuyo componente sentimental nos gana y hace que probablemente muchos acabemos cogiéndole cariño a esta cinta y eso nos nuble un tanto el juicio. Y es que ver al mítico Bishop intentar plantar cara no ya a terribles aliens en el planetoide LV-426 si no a gigantescas avispas mutantes que como los monstruos mostrados por Cameron en su cinta tienen una compleja estructura en forma de nido o panal es todo un placer aunque obviamente tanto en temas de presupuesto como en lo que a pretensiones se refiere “Stung” esta muy alejada de “Aliens”. 

Diez nos regala un momento, un pequeño detalle en el que el que Caruthers personaje interpretado por Henricksen toma la iniciativa para adentrarse primero en un hueco en la pared lo que es todo un homenaje a la cinta de Cameron y que por supuesto acaba por ganarnos. Y es que se nota que para Diez, “Aliens” fue una de las grandes referencias a la hora de rodar su película. El director nacido en Aschaffenburg reconoce además que para su cinta no solo se fijó en la película de Cameron si no también en clásicos americanos de terror de los años 70 y 80 como “Tiburón” y “Temblores”.

Puede que el mayor error de “Stung” sea, además de esos momentos vacíos donde parece que la acción se estanca y la película no avanza como nos gustaría, el arranque de la misma momento que es utilizado, como no podía ser de otra manera, por Diez para dar a conocer a sus dos protagonistas (Y ya de paso mostrar ciertas pinceladas de una historia de amor que no nos interesa absolutamente nada, algo que parece casi mas forzado para dar algo de peso a la relación existente entre estos que por que realmente tenga importancia dentro de la historia. Parece que este tipo de cintas han de explotar ciertos clichés a la hora de desarrollar la acción y “Stung” no podía ser menos. Esta subtrama amorosa también estaba presente en la cinta de Kren “Blood Glacier” representada en los personajes de Janek interpretado por Gerhard Liebmann y Tanja a la que da vida Edita Malovcic) y donde el intento por parte del director y del guionista (Adam Aresty) de hacer que el protagonista masculino, esa especie de sosías de Simon Pegg, resulte gracioso (o al menos simpático) acaba por exasperar lo que juega en contra de la cinta y hace que el espectador se llegue a plantear si esta es una película que merece la pena ver. Echo en falta esas escenas iniciales como las de “Lesbian Vampire Killers” de Phill Claydon (Lo siento, se que no es una gran película pero me declaro fan) cinta con la que la película de Diez comparte la idea de presentar a dos protagonistas que se verán en medio de una situación fantástica que les desbordará y donde estos tendrán que hacer todo lo posible para salvar sus vidas. 

Es en la cinta de Claydon donde tras un breve inicio donde se nos narra la leyenda de la vampira Carmilla el director nos deja dos grandes escenas en las que nos presenta a sus dos protagonistas algo muy alejado de ese viaje en furgoneta que nos muestra Diez en su película y que sirve para darnos a conocer a los suyos. Si en el caso de la cinta de Diez, Paul y Julia irán a una gran mansión (Que por cierto parece sacada del inicio de “Goal of the dead”) para trabajar llevando el catering de la fiesta mas animada del mundo mundial, en la de Clayton son Jimmy y Fletch los que viajaran a un pueblo alejado de la mano de Dios para pasar unas agradables vacaciones. En ambos casos extraños fenómenos que escapan a toda lógica harán que los planes iniciales den un giro radical y lo que en principio iba a ser un tranquilo trabajo o unas placidas vacaciones se tornen en una autentica pesadilla. Claydon y Diez aunque poseyendo un punto común en su historia y sabiendo ambos dar un toque más o menos simpático a sus cintas se alejan completamente en lo que al desarrollo de las mismas se refiere. 

Mientras el primero se va hacía una cinta con toques sobrenaturales donde abunda el humor inglés apoyándose en una gran banda sonora (Increíbles los temas de VV Brown e Ida Maria), el segundo se centra en una típica historia que muestra la lucha por la supervivencia de un grupo de personas ante ciertos animales que han sufrido algún tipo de rara mutación (Idea esta recurrente en el cine y que podemos observar en innumerables cintas, algunas de ellas relativamente recientes como es el caso por ejemplo “Arac Attack” o “Bats” lamentable cinta protagonizada por Lou Diamond Phillips que sorprendentemente encontró un hueco en la cartelera cinematográfica española.) Pero si “Stung” hace que nos venga una película a la cabeza esa no es otra que el “Blood Glacier” de Marvin Kren, no solo por esos gigantescos monstruos que muestran ambas cintas si no también por que la causa de la, llamémosla “infección”, se produce entre otros motivos por culpa de un picotazo lo que deriva en que el cuerpo de la víctima sea un mero huésped (Hecho este que de alguna manera también hace que nos acordemos de “Zombeavers”) y muy especialmente por volver a explotar la idea de situar la acción en un lugar alejado de zonas habitadas, bien sea una mansión en medio del campo en el caso de la cinta de Diez o un observatorio científico en medio de las montañas en el caso de la película de Kren (Tampoco debemos dejar de pasar por alto que Rubin sitúa su historia de castores zombies en una idílica casa en las orillas de un no menos idílico lago. 

Si antes hemos hablado de que en este tipo de cine parece ser obligatorio desarrollar o tratar de alguna manera una historia de amor, no debemos olvidarnos que la acción ha de suceder en un lugar aislado, que los protagonistas deberán encerrarse en una casa para evitar el acoso de las terribles criaturas y donde por supuesto el director ha de dejarnos esa típica escena de los protagonistas mirando asustados por la ventana mirando el panorama valorando si hay posibilidades de sobrevivir) Si “Stung” tomaba a “Aliens” como inspiración, la cinta de Kren parece que hizo lo propio con “La Cosa” de John Carpenter tanto por esa situación de aislamiento de sus protagonistas que resultan también ser científicos como por el hecho de usar un perro como elemento portador de la “infección” aunque es en la cinta del director americano donde esta idea es explotada de manera notable mientras que en la de Kren esta queda diluida en la historia. Pero hay algo que resulta sorprendente en las cintas entre las cintas de Kren y Diez y no es el hecho de mostrarnos a esas gigantescas criaturas mutantes, ni que ambas cintas utilicen los picotazos de los bichos como una forma de transmitir las extrañas mutaciones o la idea de situar la acción en un lugar aislado, y eso no es otra cosa que la curiosa idea de que ambas películas utilicen a un político como personaje importante dentro la trama.

Si en “Stung” nos encontrábamos con el ya citado Caruthers alcalde de una ciudad cercana a la mansión donde suceden los hechos, en “Blood Glacier” está la ministra Bodicek pero ni la cinta de Diez ni la de Kren poseen una carga crítica que pueda justificar en modo alguno que ambos personajes tengan un trabajo tan denostado últimamente por la opinión pública, y es que tanto “Stung” como “Blood Glacier” son dos películas que están hechas por y para entretener, para dejarnos llevar y disfrutar. Personalmente creo que este “Stung” con todos sus fallos resulta una cinta mas redonda que “Blood Glacier” y es que Diez sabe cerrar su película de manera magistral dejando la mejor y mas desquiciada escena para el final lo que curiosamente acaba por dejarnos un cierto regusto amargo ya que como espectadores no dejamos de plantarnos que hubiera sido de esta película si el director y el guionista hubieran explotado este humor tan excesivo y cafre durante el resto de la película y si hubieran sido capaces de hacer que su cinta no tuviera tantos momentos vacíos. 

“Stung” podría haber sido una gran cinta festiva y salvaje pero que resulta una cinta excesivamente irregular y un tanto domesticada como si a alguien le hubiera dado miedo ir un poco más allá lo que acaba por resultar un tanto decepcionante siendo este un producto casi destinado a los fans de este tipo de cine, aún así la película de Diez merece al menos un visionado. 

Lo mejor: La escena final de la película.

Lo peor: Todos esos momentos en los que la cinta parece no avanzar…


Crítica: The Occupants

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Aviso: Voy a dedicar a este truño muy poco de mi tiempo, lo cual ya es mucho más de lo que se merece después de habérmela tragado de principio a fín, cosa que seguramente ni la familia del director ha soportado.
Partiendo de una idea muy poco original y extraordinariamente trillada ya en ésto del cine de terror-una pareja feliz recién mudada a una casa en la que empiezan a aparecerse un trío de fantasmas- el tal Todd Alcott, director y guionista, contando con los recursos que contaba, lo tenía más que complicado para hacer una buena película de género. O al menos decente... 

Pero es que encima, va el tipo y utiliza el odioso recurso de colocar una trampa más que previsible cada diez minutos para tratar de desconcertar a las cuatro amas de casa que pasan aburridas la tarde del domingo frente a la tele mientras sus respectivos maridos forofos acuden al campo. 

Y es que ese parece ser el público que el director elige, el que se engancha a los cutrefilms de cadena privada con un guión mil veces visto, con unas interpretaciones horrendas y una financiación escasita de la cadena. 

La peli dura poco, lo cual se agradece horrores, pero el problema es que se hace extremadamente plomiza, cansina y aburrida, y es francamente difícil mantener la atención y los párpados despegados, entre otras cosas porque el reparto, y sobre todo su protagonista, Cristin Milioti, (odiosa), está especialmente mal elegido y tiende a la sobreactuación cosa fina. 

Conforme avanza y ves que el reloj pasa muchísimo más despacio de lo que uno espera, el espectador se debate entre irse directamente al minuto 70 y ver que llevaba razón, que la cosa estaba más que clara al principio y que las trampas y vueltas de un guión que debe ocupar seis folios no tienen sentido, y hacen aguas por todos sitios, hacerse un sudoku nivel extra dífícil mientras avanza el disparate y la prota sigue poniendo esa cara de picar cebolla que usa en toda su interpretación, o directamente dedicar su tiempo a menesteres más entretenidos como cortarse las uñas de los pies y colocarlas en fila por tamaños sobre el tapete de ganchillo de la abuela. 

Aún así hay momentos (no demasiados), en los que la atmósfera parece demasiado bien construida, pero es sólamente porque todo, todo, todo es absulutamente espantoso y en algún momento el genio creativo del director se debió calmar. Desgraciadamente son los menos y el resultado es infumable.

Lo mejor: Cómo toca el tema de los malos tratos, haciendo quedar a la prota (la de la cebolla, sí) como una auténtica imbécil paleta sabelotodo que se cuela, y mucho, con la pobre canguro. También el hecho de que dure setenta y pico minutos (aunque parezcan trescientos). 

Lo peor: Pues la peli en sí, un despropósito tras otro. Desgraciadamente ni siquiera se trata de una de esas pelis malas que te hacen pasar un buen rato, sino al contrario, su visionado se hace puramente agónico y aburrido no, lo siguiente. 

El cartel, nuevamente vuelve a ser engañoso, prometiendo una cinta de terror paranormal, pero bueno, a estas alturas ya es de esperar que lo que nos venden no siempre sea lo que compramos.


Crítica: Voodoo Possession

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Con el mínimo aliciente de volver a ver a Danny Trejo en un papel bastante ridículo, pero anunciado a bombo y platillo en cartel y tráiler, el tal Walter Boholst nos cuela la enésima peli que roza el tema del vudú sin tener ni idea de lo que está hablando.
Es cierto que el cine nos ha dado alguna grata sorpresa tratando el tema, pero la mayoría de pelis que lo tratan son de bajo presupuesto y más baja credibilidad y documentación si cabe. En este caso, agárrense al sillón, la indecencia llega a límites insospechados y aprovechando la tragedia vivida en Haití hace unos años le sirve al tipejo para ubicar una peli de malísima factura y calidad sobre un médico destinado a la recuperación de enfermos tras la catástrofe natural que reabre un inmenso hospital psiquiátrico y desaparece de la noche a la mañana con toda la pasta destinada al proyecto. Una joven y guapa reportera amiga del doctor y el hermano de éste deciden buscarle y salvar su nombre de la lista de sinvergüenzas sabandijas que tantísimo ha crecido en los últimos años. Llegados al hospital, descubren que la verdad pasa por espíritus vudús ávidos de sangre, posesiones infernales, planos astrales y demás disparates todos juntos, eso sí, en un metraje no demasiado estirado. 

Si pasáramos de largo la falta de escrúpulos que hay que tener para aprovecharse de las ventajas de una catástrofe que se cobró miles de vidas y la peli tuviera un guión medianamente elaborado, la cosa podría no haber resultado la patraña tremebunda que es. 

Pero es que no hay nada, nada de nada, medianamente decente y digno en Voodoo Possession, una de las peores cintas que servidor se ha tragado en años. 

Y eso, en plenas vacaciones post navideñas y de maratones diarios de cutre terrores, es mucho decir.

El reparto, compuesto por el consabido Danny Trejo, Ryan Caltagirone, Kerry Knuppe, David Thomas Jenkins y Treva Etienne no es lo que se dice espantoso, pero desgraciadamente no se creen ni una sola de las líneas de un guión que no debe ocupar más de tres o cuatro páginas en total.

Fotografía, efectos especiales, maquillaje y banda sonora, dignas de Razzie provocan ansiedad y la sensación de “¿pero no se dan cuenta de cómo la están cagando?” constante. 

Y llegamos al tema de la criatura.

Porque Voodoo Possession, como compilación barroca de sinsentidos, también tiene una criatura demoniaca, movida con hilos de marioneta y bañada en petróleo para que no se note demasiado la falta de medios, ya no económicos sino creativos. 

La criaturita es de lo peor que uno podrá recordar después de la hora y pico de bostezos, cabreos y contínuas tentaciones de apagar el ordenador de una vez por todas. 

Vacía, ridícula y muy, muy cutre, no se me ocurre nada a destacar como mejor o peor.

Quizás su arranque, con la historia de los dos hermanitos y la madre zumbada en un suicidio que podía haber molado mucho, mucho, mucho, sea lo mejor de la cinta junto con su corto metraje. Y seguramente lo peor es que se estrene en un par de países y haya cuatro incautos que se dejen llevar por un póster tramposo pero efectivo. 

No se la recomendaría ni al mejor de mis enemigos.

¿Se pueden dar 0/10? Si es así, no se me ocurre mejor caso para hacerlo...



Crítica: Harbinger Down

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“Quien te ha visto y quien te ve”. Seguro que en alguna ocasión habréis utilizado esta recurrente frase sinónimo de decadencia. Pues en el mundo del cine, por desgracia, es más aplicable de lo que nos gustaría y más de uno, podría tatuársela en el culo. Pero no, pese a lo que pueda parecer, no estamos aquí para hablar de Edward Furlong, y eso que posiblemente, ocuparía el más alto escalafón en el organigrama del selecto club del “Quien te ha visto y quien te ve”. Eso lo dejaremos para otro día. Hoy, amigos y amigas, tenemos que hablar de otro miembro, también destacado sin duda, tenemos que hablar de otro mito del género venido a menos, tenemos que hablar de Lance “Bishop” Henriksen.
El veterano actor New Yorkino es sin ningún lugar a dudas, uno de los nombres propios más importantes del género fantástico como demuestra su dilata filmografía. No en vano, se le recuerda en gran cantidad de títulos míticos más allá de sus andanzas como sintético en la saga de “Alien”, haciendo aparición por primera vez en aquella insuperable secuela rodada por James Cameron en 1986. No olvidemos que el tipo ya había asomado las narices en la historia del género de la mano del propio Cameron en “Terminator” y que un año después de ganarse a todo el personal en “Aliens”, protagonizaría otro pelotazo del terror de los ochenta en la crepuscular “Los Viajeros de la Noche” (“Near Dark”, Kathryn Bigelow, 1987) y de nuevo un año más tarde, otra cinta para el recuerdo: “Pacto de Sangre” (“Pumpkinhead”, Stan Winston, 1988) en adelante, su aparición en películas de género de clase media/alta sería una constante. 

Es en 1996 cuando Henriksen vuelve a marcar un nuevo punto de inflexión en su exitosa carrera gracias a la popular serie de televisión “Millennium”. A partir de ahí, comienza ya a opositar para el club dando comienzo a una larga y tortuosa travesía por el desierto (ni siquiera su regreso al hogar que le vio crecer con “Alien vs Predator” pudo poner freno a su caída libre) donde se ha convertido en un habitual (una vez más) del fantástico de perfil bajo apareciendo (muchas veces como mero reclamo) en cantidad de producciones menores para el mercado doméstico e incluso, protagonizando un buen puñado de ellas, como hemos podido ver recientemente por aquí con “The Stung” o en la cinta que nos ocupa. 

El debutante Alec Gillis es el encargado de otorgarle galones al veterano actor para que protagonice su ópera prima: “Harbinger Down”, buen ejemplo de como minimizar riesgos tirando por la calle de en medio. En ese sentido, la propuesta de Gillis, si bien se puede tachar de conservadora, está minuciosamente pensada para sacar el máximo partido de los recursos disponibles. Un guión prestado y plagado de tópicos a medio camino entre el “Alien” de Ridley Scott y “La Cosa” de John Carpenter, construido íntegramente sobre los cimientos de los FX (ahí Gillis se maneja como pez en el agua pues amplia es su carrera en estos menesteres, por ejemplo, en algunas entregas de la propia saga de “Alien”) y poniendo al frente de la película, a modo de bandera, estandarte o blasón, a un hito del género como Henriksen. 

El resultado es una serie B de tintes ochenteros de manual donde todo está donde se supone que debería estar y eso que sus primeros minutos, pueden meterle el pito para adentro a más de uno hasta hacerlo involucionar en un Ken(R) de la vida, pues la cinta, tras el típico prólogo cuasi ceremonial y fuertemente ornamentado de estas ocasiones, se nos presenta en degenerado formato de falso documental. Por suerte, tan solo es un guiño macabro o una broma de mal gusto que nos quiere gastar el cachondo de Gillis, quien sabe. El caso es que cuando ya uno está a un suspiro de levantarse a quitar la película, la cosa retoma el sendero de la cordura, uno recuepra sus atributos masculinos (amén) y el formato recupera las formas. De no ser así, no estaríamos aquí ahora hablando de esto, pues servidor no tiene la menor intención de volver a sufrir ningún mockumentary en los próximos años (doscientos o trescientos, para ser exactos). 

Ahora ya, todo cuesta abajo. Y es que da para bastantes más reflexiones la carrera de Henriksen, sobre la cual podríamos hablar largo y tendido, que “Harbinger Down”, un relato mitómano y plagado de referencias que esta vez, más que de homenaje premeditado, funcionan a modo de “influencia” (nótese mi extrema benevolencia al utilizar el término) y donde se nota que todo el tiempo que se ha empleado para el diseño de los efectos especiales, se ha ahorrado a la hora de escribir un libreto que perfectamente, podría estar escrito en papiro y en alguna lengua muerta (tonta, en este caso, como es el inglés). En él, los típicos personajes y las típicas situaciones mil veces vistos en la serie B de pura cepa. Al menos aquí, desde un tono completamente serio que se aleja de la moda actual de flirtear con el humor negro hasta “meter la puntita”. No es el caso y la película de Gillis no da pie a posibles ambigüedades en este aspecto. Cosa que es de agradecer. 

Sin duda, la mayor baza del filme es su vistoso apartado visual. Interesante el diseño de la criatura y más personal de lo que puedan dejar entrever de inicio su innegable parecido razonable con el bicho de Carpenter. “Harbinger Down” depara alguna que otra secuencia destacable, con estilo y obviando por completo de la ecuación a los odiosos efectos digitales. Por momentos, a uno le vienen a la cabeza títulos como “Bio Slame” en lo que al acabado de la criatura se refiere, lo cual, es buena señal aunque y por desgracia, también comparte alguna que otra miseria homologada con la cinta de John Lechago, como el irregular ritmo y el marcado desfase emotivo entre los momentos más álgidos y los más irrelevantes. 

Henriksen está bien. Se nota que el tipo tiene tablas y cuando se le ofrece un papel serio, corresponde. Al menos, no sería este uno de esos casos de vieja gloria haciendo el ridículo como en tantas otras ocasiones hemos visto. El resto del reparto esta medianamente bien, por más que alguno parezca estar por estar y alguno otro directamente, no debería estar. Pero no, no sería este el principal problema de la película. El desangre viene más bien por la comentada irregularidad en el pulso narrativo, el cual bordea la muerte cerebral en más de una ocasión, combinando algunas partes bastante emocionantes (divertidas en su defecto y siempre apoyadas en los brillantes efectos especiales) con otras realmente tediosas que en conjunto, pueden llegar a convertir los escasos ochenta minutos de travesía, en un metraje virtual bastante más extenso. 

El otro gran handicap del filme, es la poca hostilidad que genera el entorno. Toda la acción transcurre a bordo de un barco pesquero en alta mar de noche. Se supone que el escenario debería resultar opresivo y claustrofóbico tal y como marcan los cánones dictados por los grandes en la materia (imposible no volver a hacer referencia a “Alien”), pero no es el caso. En ningún momento consigue generarse tensión en las entrañas de la embarcación y entendiendo esto como algo fundamental en este tipo de productos, por ahí se pierden muchos enteros. 

En conclusión, “Harbinger Down” es el típico producto que no engaña, pero que tampoco sorprende. Esa idea preconcebida que os haya quedado en la cabeza no ya tras leer esta crítica, sino simplemente con su sinopsis, es justamente lo que os vais a encontrar en este enésimo encuentro con organismos alienígenas poco amistosos. Disfrutable a ratos e indiferente en otros, contentará a los que se hayan repasado la lección en casa y decepcionará a los que se hayan presentado al examen a pelo rezando para que sea tipo text. 

Lo mejor: Los efectos especiales y recuperar a Larse Henriksen en un rol medianamente digno. 

Lo peor: No genera la menor incomodidad, extremadamente previsible e impersonal. Tanto, que puede terminar aburriendo.


Crítica: The Stuff

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Seguimos con unas temperaturas altísimas por toda la geografía española. Nada sofoca el calor, nada alivia la sed, nada calma la desazón, y caminas por la gran cuidad y en cada esquina hay una tiendecita de yogures helados. Infinitas combinaciones de yogures helados y todo el mundo comiendo yogures helados, y yo, que aún no me he atrevido a comer ninguno de ellos...La culpa la tiene "The Stuff", y mientras yo pienso en esta película, el resto de mis vecinos y amabilísimos cuidadados desconocidos comen yogur helado como si no hubiera mañana, en las mil franquicias abiertas para ellos, las cuales, si les dejaran, destrozarían para poder abrir la máquina de hacer yogures helados y enterrarse debajo de quinientos kilos de yogur helado para combatir el calor.

"The Stuff" no es una novedad, pero por su temática es una película que siempre será actual, independientemente de su calidad. "The Stuff" data de los benditos años ochenta, más concretamente de 1985, que es cuando Larry Cohen decidió hacer una crítica feroz al consumismo descontrolado , al poder de la publicidad e incluso a las férreas ideas militares anticomunistas. Desde luego, ya lo había hecho con mucha mayor pericia Cronenberg en "Videodrome" ( 1983), y luego Carpenter en 1988 cuando rodó "They Live", pero... Cohen lo que decidió hacer fue continuar con el arraigo profundo de la clase B en los ochenta y jugar todas sus cartas a una idea dulce y asquerosa por igual: El yogur mutante asesino. 

Para desarrollar esta idea se valió de un guión simplérrimo que no decía absolutamente nada y que se hacía insufrible a medida de que pasaban los minutos. Entonces, ¿por qué "The Stuff" es una película de culto si es terriblemente mala? Supongo que por dos motivos principales: porque elevamos a culto cualquier propuesta que se hiciera en los ochenta y porque nos gusta mucho lo de " es una película tan mala que resulta entrañable"¿Entrañable? ¿Algo como "The Stuff" debe resultar entrañable?. Yo pregunto. 

El tema está en que con un argumento como que una masa viscosa dulce es comercializada como el yogur de moda, adictivo hasta el punto de depender de él a cada segundo y que literalmente deja seco a quien lo come en grandes cantidades, no es algo serio, ni divertido, ni alocado, ni desde luego, entrañable, ese mérito vamos a dejárselo a "Basket Case", el tema es que el argumento está en el medio de todas estas cosas, sin decantarse por ninguna. El tema es que creo que la fama de "The Stuff" se debe más a que el bote de yogur era realmente atractivo y daba muchas ganas de comértelo. Admito que el poder de su publicidad pudo hasta conmigo, y que yo, desde que lo ví, he deseado probar ese delicioso yogur, aunque no me gusten los yogures. 

Pero volvamos a la película, y admitamos que no es una película, ni siquiera interesante, por no hablar del bochornoso papel de Michael Moriarty, quien pase lo que pase, sonríe. Es tan bizarro ver su pasividad y su sonrisa en los momentos de tensión yoguril, de peleas o de muertes viscosas, que realmente resulta inquietante sin proponérselo. Y es que creo que, o está hecho a propósito para desconcertar al espectador, o estamos ante la peor actuación de un actor desde que se inventó la cámara de vídeo, botas camperas incluidas. Por dios, si hasta Sorvino resulta ridículo!!, pero claro, me los imagino intentando poner en práctica el método stanislavski en semajante tesitura, en su casa, enfrente de un yogur, y con el cerebro dado la vuelta por completo. 

En el apartado técnico tenemos una efectos artesanos cutres y unos digitales aún más cutres, donde no hay escena que destaque para bien. Todo ello adornando una historia tonta, insisto, donde no se cuenta nada sobre el origen del yogur aniquilador y donde no hay ninguna teoría, porque no importa. Así que siendo tan sinceros como nos caracteriza, hay que decir alto y claro que "The Stuff" es una película muy mala, que poco tiene rescatable, más allá de esa denuncia al consumismo y la comicidad implícita de aquellos que ven soviets por todas partes y se sienten amenazados por un nuevo orden mundial. 

La inverosimilitud reina entre la viscosidad blanca, y por si no tuviéramos suficiente con un justiciero cuestionable y esperpéntico, la irrupción del ejército en la función, no hace sino acrecentar la sensación de no entender nada de lo que pasa y no saber si la película, que debía ser más una broma que otra cosa, parezca que se toma en serio a sí misma en determinados pasajes. Y al final, te ves a ti mismo viendo esa cosa y preguntándote en qué medida debemos tomar como ciertas las sentencias "es una obra de culto" o "es un clásico".

Cautela con la nostalgia, amigos, que muchas veces nubla nuestra visión. Y ahora ¿quién se va a la nevera a por un yogur?


Crítica: Ant-Man

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El Universo Cinematográfico de Marvel ha logrado romper cualquier barrera que existiera en lo referente a las adaptaciones de comics a la gran pantalla y es que no solo hemos visto a los grandes héroes de compañía luchando unos junto a otros de la forma más espectacular posible si no que en los últimos años han sido capaces de regalarnos pequeñas joyas inspiradas en personajes prácticamente desconocidos para el gran público. Si el año pasado unos desconocidos Guardianes de la Galaxia que fueron capaces de enamorar a las hordas de público que asistieron a los cines para disfrutar de sus aventuras este año le ha tocado el turno a un pequeño héroe que ha logado regalarnos una gran película.
En “Ant-Man” se nos cuenta historia de Scott Lang un ex convicto quien tras salir de prisión intenta llevar una vida alejada del crimen. Sin embargo la realidad no siempre se corresponde con lo esperado y Scott se verá obligado a llevar a cabo un nuevo golpe que cambiara su vida por completo. Como ya podemos ver desde su sinopsis la película se aleja de la grandiosidad mostrada en “Los Vengadores: La Era De Ultron” y nos ofrece una película de atracos que argumentalmente seria cercana cintas como “Oceans Eleven” o la desconocida “Al Borde Del Abismo”. La verdad es que debemos reconocer que alejarse de esta autoimpuesta grandiosidad es el gran acierto de esta cinta y es que tras una película tan colosal en cuanto a acción se refiere como “La Era De Ultron” los seguidores de Marvel agradecemos que la compañía nos ofrece una ligera cinta de verano que se integra a la perfección dentro de su universo pero que nos muestra un aspecto hasta ahora desconocido del mismo. 

En esta ocasión nos enfrentamos ante una nueva historia de origines sin embargo la historia evita ser contada desde el punto de vista tradicional y es que alejándose de lo visto en “Capitán América: El Primer Vengador” esta vez nos encontramos con un superhéroe que aunque nosotros no conocimos ya había formado parte de todo este universo por lo que en esta ocasión somos testigos de un relevo generacional del mismo y no de una nueva historia de descubrimiento de sus poderes (cosa que con el paso de los años tendremos que ver con la gran mayoría de héroes de la compañía). El guion escrito por Edgar Wright, Joe Cornish, Adam McKay y Paul Rudd mantiene la estructura tipo de todas las cintas de Universo Marvel sin embargo en esta ocasión el humor tiene aún más peso de lo habitual en la trama central, al igual que ya sucedería con Guardianes De La Galaxia, y la verdad es que este es otro de los grandes aciertos de esta cinta. 

Todos nos preguntamos como hubiera podido llegar a ser esta cinta si Edgar Wright finalmente la hubiera dirigido sin embargo está claro que Marvel ha mantenido el estilo visual que él mismo había diseñado y la verdad sea dicha Peyton Reed cumple de más y de sobra con su cometido aunque bien es cierto que es muy probable que si hubiera sido Wright quien estuviera en la dirección esta película hubiera brillado aún más.  

Las escenas a pequeña escala están rodada de forma maravillosa y las transiciones visuales entre los diferentes tamaños así como las escalas están llevadas a cabo de forma asombrosa dejando al espectador fascinado y pensado como han podido hacer una transición de plano tan notable. El director le imprime a la cinta un ritmo maravilloso gracias a la presencia su característico humor socarrón y al desarrollo algunas escenas repletas de gags realmente notables. 

Como no todo van a ser buenas palabras dentro de los aspectos negativos hay que destacar una primera media hora donde la película no acaba de definir su enfoque y en la cual le cuesta encauzar una historia principal que sirva para el desarrollo del tramo central de la cinta. También hay que mencionar que de nuevo, al igual que ha pasado en la gran mayoría de las cintas de Marvel, el villano queda relegado a un segundo plano y es que es personaje totalmente desdibujado al que se le atribuyen unas motivaciones realmente insatisfactorias ya que todas sus subtramas son desaprovechadas a lo largo del metraje. 

En el reparto nos encontramos a un fantástico Paul Rudd que lo borda como Scott Lang y nos sorprende como Ant-Man y quien, la verdad sea dicha, se hace merecedor de una plaza dentro de los futuros Vengadores. Hacia la mitad del metraje Rudd nos ofrece una escena de lucha con otro de los Vengadores que es absolutamente fantástica y en la cual podemos ver como la química con sus futuros compañeros de reparto está garantizada. Como su mentor y el Ant-Man original encontramos a un sensacional Michael Douglas quien demuestra que todavía tiene mucho que ofrecernos regalándonos una interpretación sencillamente magistral. Relegada a un papel meramente secundario en esta cinta queda una guapísima Evangeline Lilly que hace lo que mejor sabe regalándonos uno de los personajes femeninos más interesante dentro del Universo Marvel hasta la fecha. Grandísima sorpresa la interpretación de Michael Peña quien nos ofrece alguno de los mejores momentos cómicos de la cinta y lamentablemente también nos encontramos con un muy desaprovechado Corey Stoll quien demostró en “House Of Cards” que tiene muchísimo más potencial que lo visto en esta cinta. 

En lo referente a sus dos escenas post-créditos y sin revelar nada de ellas decir que ambas son absolutamente fantásticas, en especial la segunda, y sin duda ambas tienen una gran importancia para el futuro inmediato de la compañía (al fin comienza a vislumbrarse lo que veremos en Civil War). 

En resumen nos encontramos aunque una cinta que de pequeña tiene solo la apariencia y es que aun sin llegar al nivel logrado por “Guardianes De La Galaxia” o “Capitán América: El Soldado De Invierno” Peyton Reed ha logrado regalarnos una fantástica comedia camuflada de cine de superhéroes y con toques de cine de ladrones. Una maravillosa cinta de verano que para un servidor se ha hecho un pequeño hueco dentro de lo mejor de lo que llevamos de año. 

Lo mejor: Paul Rudd y su escena de lucha contra uno de los Vengadores. 

Lo peor: El villano de nuevo vuelve a estar tremendamente desaprovechado.


Crítica: Las Huellas Imborrables

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“Las huellas imborrables” lleva a la gran pantalla, de la mano del director sueco Per Hanefjord uno de los grandes bestsellers de Camilla Läckberg, su quinta novela, "The Hidden Child" de 2007, guionizada, con prisas, es evidente, por Maria Karlsson y con una prodigiosa fotografía de Marek Wieser y una correctísima banda sonora de Klas Baggström, Magnus Jarlbo, Anders Niska.

Ambientada en su mayor parte en la ciudad sueca de Fjallbacka, la cinta nos resume la novela contándonos la historia de Erica Falcks, autora de éxito que vive una vida feliz junto a Patrick,un fabuloso Richard Ulfsäter, su marido, oficial de policía y su hijo prácticamente recién nacido hasta que sus padres mueren en un trágico y violento accidente de coche dejándola huérfana. Pocos meses después, un hombre extraño llamado Göran se presenta en su casa alegando que es su hermano materno. Erika, que nunca ha oído hablar de él no cree su historia. A los pocos días este hombre aparece asesinado en su hotel y Erika decide buscar entre las cosas de su madre algo que dé consistencia a la increíble historia que el difunto le ha contado. Sorprendida encuentra un diario secreto y una medalla nazi. Entonces Erika comienza a entrevistar a algunos de los viejos amigos de su madre que ella menciona en su diario y mientras continúa con su investigación, la aparición de varios cadáveres asesinados empiezan a acumularse. Pronto Erika empieza a atar cabos y descubrir no sólo una oscura parte de su historia familiar, sino de la de su país durante la Segunda Guerra Mundial. Estos secretos, dejados durante el tiempo como tibias huellas polvorientas, al parecer están mejor ocultos y alguien se encarga de borrarlos al mismo ritmo que nuestra protagonista trata de sacarlos a la luz. 

La tarea de adaptar un libro ajeno al cine siempre es de por sí bastante complicada. En este caso, y pese a gozar de una realización más que satisfactoria, los lectores del estupendo libro pueden llevarse a la decepción, pues muchos pasajes e incluso personajes de la trama se han simplificado para que sea posible hacer una peli de duración media. 

La película tiene ese marcado ritmo lento y pausado de la mayoría de cintas suecas, justificado por completo, pero a la vez desarrolla una intriga, una maraña de terrores y mentiras frenéticas que poco a poco van tomando forma. 

En el reparto encontramos a caras conocidas de su país, como Jakob Oftebro, Richard Ulfsäter, Claudia Galli, Amanda Ooms, Eva Fritjofson, Pamela Cortes Bruna, Lennart Jähkel, Amalia Holm Bjelke y Fanny Klefelt, todos estupendamente dirigidos y en unos roles para nada arquetípicos, si bien la mayoría de sus personajes no están todo lo desarrollados que uno quisiera. Pero la atractiva forma de dirigir de Hanefjord compensa cualquier fallo de guión y el ritmo, la fotografía, la música y el brillante diseño de vestuario de Eva Norén hacen de la cinta casi una película imprescindible de nuestro tiempo y en especial de este 2013. 

El pulso narrativo es constante y firme y basado en los propios personajes de la novela y en su identidad, así como en los verdaderos niños víctimas de la guerra y los desconocidos prácticamente crímenes de noruegos y alemanes en parte de Europa. 

La atmósfera es puramente literaria, gracias en parte al uso de unos apropiados, inteligentes y maravillosos flash backs que nos van llevando de la Suecia y Noruega del XXI al XX y nos hacen partícipes de la investigación de la protagonista que acaba yendo mucho más allá de lo que en un principio parece, sumergiéndonos de lleno en los campos de concentración de Grini en Noruega y Sachsenhausen en Alemania. 

Estos flash backs, en mi opinión brillantes, pese a no ser del gusto de todos, impulsan y refuerzan la estructura narrativa fragmentada a modo de caja china de la cinta y nos hacen comprender la sutileza y fascinación de unos personajes no del todo bien dibujados.¨ 

Lo mejor: Su estructura y ritmo narrativos. El tono frío de la película, así como su estilo y argumento puede recordar en parte a la trilogía “Millennium” de Stieg Larsson y sus adaptaciones al cine, aunque ésta funciona muchísimo mejor sin tener personajes absolutamente imprescindibles como era el de Lisbeth Salander. 

Lo peor: Algunos personajes no acaban de estar más que esbozados, cosa perdonable a la hora de adaptar una novela compleja y extensa. 

“Las huellas imborrables” es una estupenda cinta de intriga que nos sumerge en el terror de una época pasada desde la fría mirada observadora del presente muy a tener en cuenta.


Crítica: Pretty Dead

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En una época como la actual que nos toca venir, en la que una de cada tres películas de género que se realizan-otra cosa es que se estrenen y lleguen a los circuitos comerciales “tradicionales”-pertenece al subgénero-ya casi género de por sí-del found footage, metraje encontrado, o mockumentary, falso documental, se agradece, y mucho la búsqueda de opciones para ofrecer puntos de vistas diferentes y contar ideas si no refrescantes, al menos con tintes originales. La escasa edición de lo grabado, el hecho de trabajar con actores amateurs, los efectos digitales sencillos y al alcance de cualquiera con un mínimo de conocimientos al respecto abaratan lo que sin las subvenciones que hasta hace unos años ministerios e institutos concedían a cascoporro, sería prácticamente imposible.
Es cierto, la mayoría de todas las cintas-innumerables-que tras el bombazo de aquella mala película sobrevaloradísima que es El proyecto de la Bruja de Blair, se han acogido a sus cánones como si de las normas, o la ausencia de ellas, de un nuevo dogma se tratara, son bastante malas e indignantes. Se salvan un buen puñado de ellas, precisamente las que han sabido traspasar los requisitos mínimos e ir más allá de la plena desfachatez de tratar de hacer caja vendiendo un producto bochornoso. Historias nuevas, o viejas, pero desde un enfoque diferente, ingenio y originalidad, cosas que resultan francamente difíciles cuando lo que se trata es de transmitir un ejercicio de subjetividad casi documental hacen que pelis como la que nos ocupa destaque entre sus similares sobresalientemente.

No estamos ante una película notable, pero sí ante un found footage notable y curioso. Dando un giro de vuelta al subgénero asociado-todo metraje encontrado sigue a su vez los cánones de un subgénero dentro del terror-el de los zombies, afronta una historia desde unas posiciones diferentes, que no originales, y lo hace con un buen sentido de la narrativa, manteniendo el pulso necesario para mantener atento al espectador y no aburrirle. 

En los aspectos técnicos nada destaca ni es digno de mención aparte. Está rodada de forma bastante normalita, usando y abusando de las cámaras subjetivas que todo lo graban, los efectos visuales no molestan en absoluto, sin llegar a ser gran cosa y las interpretaciones son simplemente convincentes y poco más. Mucho más de lo esperable en un proyecto que como éste, acusa una notable falta de presupuesto en todos sus aspectos. 

Ahí va la sinópsis: Regina Stevens-Carly Oates- acaba de aprobar su examen final de acceso a la Salud Pública, lo que aquí sería un MIR, más o menos y su novio, Ryan, le pide matrimonio. Una noche acuden con unos amigos a una fiesta en un karaoke en el que todos consumen drogas, y a Regina le sientan pelín mal, vamos, que le da un muy mal viaje que acaba en el hospital en casi parada cardio respiratoria. Afortunadamente todo sale bien y es dada de alta. Todo parece ir a la perfección en su vida. Es una mujer luchadora y que se merece cada cosa que obtiene y sus esfuerzos empiezan a dar resultado... Hasta que una mañana se despierta con un insaciable apetito por la carne cruda, todo lo demás le huele y le sabe mal. Pero además, no tiene casi pulso y demuestra una capacidad increíblemente rápida de curar sus heridas. Entonces Regina, ayudada por Ryan, reticente al principio, tratan de descubrir cómo es posible la coexistencias de esos síntomas y todavía estar vivo. Pero es que Regina emppieza a no estarlo del todo. Pronto descubrimos, mientras la pareja ve en la tele un documental sobre cierta especie de hormigas, los vínculos entre un hongo parasitario llamado “cordyceps” que es el responsable de sus ansias por comer carne cruda y ahora ya, más específicamente, humana. 

Esos “antojos” por consumir fluídos y carne humana, al trabajar en un hospital, empiezan no siendo un problema, pues no hay nada más sano y apetecible que un batido de grasa humana a media mañana, y de eso, el hospital va sobrado. Pero acaba necesitando más y más, y hace que Ryan robe en su trabajo las roba las bolsas etiquetadas como "biorresiduos" de la basura hospitalaria y se los traiga a casa para experimentar con nuevos sabores de batido. El problema real comienza cuando sus antojillos van intensificándose más y más hasta amenazar con consumir su débil y trastocada mente. Al principio ella no es consciente y cree que estudiando lo que le está sucediendo puede ayudar a los demás, pero pronto empieza a caer inconsciente e impotente si no consume raciones cada vez mayores de deshechos humanos. Es entonces cuando su cuerpo empieza a pasar factura, ya no hay vigor ni mejillas sonrosadas. Su cuerpo empieza a morir a pasos apresurados y ante la imposibilidad de detenerlo, Regina decide suicidarse, por lo que acaba, tras fracasar, en la custodia del Estado y bajo el cuidado del Dr. Daniel Romera, que no cree nada de lo que Regina cuenta y la diagnostica como paciente esquizofrénica con el síndrome de Cotard-un síndrome-flipad, mucho más común de lo que creemos-en el que los pacientes, aún sanos y vivos, se creen muertos. 

La cinta comienza justo antes del suicidio de la preciosa Regina y como buen mockumentary se nos informa de que previamente había "asesinado y canibalizado al menos a cuatro hombres, sin haber sido llevada nunca a juicio." 

El hilo narrativo recurre a contínuos flashbacks, aquí resueltos con cambios de cámara, entre la del novio y la de la sesión con el psiquiatra, y francamente, sin llegar a convencernos nunca de la veracidad de lo que se nos cuenta, está bastante bien resuelta. 

Tras contaros todo lo anterior y ver que le he cascado un muy jugoso ocho a la peli os plantearéis si realmente estoy en mis cabales. Os aseguro que sí.

El tema, que como ya os he dicho no es ni de lejos original, me tiene absolutamente enamorado desde que MissTerror me descubrió la que a día de hoy es una de las películas más perturbadoras que he visto en mucho tiempo, la maravillosa “Thanatomorphose”, esa obra de Éric Balardeau que es pura poesía Gore y extrema, perversa y enfermiza infinitamente superior a Pretty Dead. Otras tantas han venido después, como Miss Zombie, de Sabu-Hiroyuki Tanaka- o Contracted, de Eric England, una arriesgada metáfora visual de los peligros de las enfermedades de transmisión sexual. 

Desde luego ni Pretty Dead ni ninguna de las anteriormente citadas llegan al sublime punto desequilibrante de la magistral “Thanatomorphose”, que cuenta como una de sus bazas más inteligentes con la interpretación casi silente de Kayden Rose, espectacular. Pero todas ellas juegan con ese límite, no ya físico y orgánico que bordea la vida y la muerte, sino intelectual y distorsionado, onírico y propio de la enfermedad mental. Y ahí Pretty Dead (Bastante Muerta) acierta en la diana, pese a recurrir a lo “fácil” y barato del found footage. 

Lo mejor: El proceso de asunción de la propia muerte. Fabuloso.

Lo peor: La interpretación innecesaria y absurda del doctor.

En resumen, Pretty Dead es una propuesta fresca-ejem-y distinta, que puede encantar u horripilar y que seguramente acaba siendo carnaza para la crítica pero que a mí básicamente me ha entretenido-que no es poco-y habría disfrutado el triple de no haber visto el resto de cintas que menciono en esta crítica.


"Sitges 2015", Sono recibirá el premio Màquina del Temps

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El prolífico director japonés presentará en el Festival los films Tag, Love & Peace y The Virgin Psychics.

El cine japonés tiene en Sion Sono uno de los máximos exponentes actuales. Reconocido y galardonado internacionalmente, el cineasta y poeta visitará la 48ª edición de Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya para recoger el premio Màquina del Temps a su trayectoria y, presentar tres de sus últimos films: Tag, Love & Peace y The Virgin Psychics.

Sion Sono (Toyokawa, 1961) se ha convertido en uno de los nombres imprescindibles del cine asiático moderno, un irreverente director de culto que ha conseguido crear un lenguaje fílmico muy personal a lo largo de su carrera, donde la juventud, la muerte o la religión aparecen como obsesiones recurrentes. Su éxito se inició con la impactante Suicide Club (2002) y se consolidó con la multipremiada Love Exposure (2008), una cinta épica de cuatro horas de duración que supuso una crítica radical a los valores juveniles. También destacan los títulos Why Do not You Play in Hell? (2013) y Tokyo Tribe (2014). Con una creatividad sin límites y más en forma que nunca, Sion Sono tiene previsto estrenar hasta cinco filmes durante este año 2015. 

El fascinante director es un habitual del Festival, donde presentó en 2010 Cold Fish, ganadora del Premio Casa Asia, Guilty of Romance y Himizu en 2011 y Bad Film en 2013. Dos de sus últimas locuras, Tag y Love &a Peace, recientemente han obtenido el premio a la mejor película y actriz, y el premio del público, respectivamente, en el Festival Fantasía de Montreal. 

Tag es una película sangrienta, explosiva y divertida en la que un grupo de colegialas se enfrenta a una amenaza sin forma que las ataca brutalmente. Se trata de una adaptación de la novela Riaru Onigokko, de Yusuke Yamada. Love & Peace, en cambio, enlaza dos tramas que se inician con un gris y aburrido oficinista, aspirante a estrella de la música que, en un arrebato, lanza su mascota, una tortuga, por el inodoro. Y en contraste con el horror psico-sobrenatural de Tag y la fábula socio-fantástica y piro-musical de Love & Peace, llega The Virgin Psychics, comedia erótica y fantasía juvenil sobre una imposible revolución sexual en el corazón de Japón. Tres propuestas con el inimitable sello de Sion Sono que prometen grandes dosis de delirio en Sitges 2015.


"Francesca", lo nuevo de Luciano Onetti en "Sitges 2015"

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“Francesca”, el nuevo Giallo de los hermanos Onetti, tendrá su estreno mundial en el Festival de SITGES; Primer Trailer Oficial revelado. 

"Francesca" es el título de la nueva película del argentino Luciano Onetti quien coescribe el guión junto a Nicolás, su hermano, quien también ejerce como productor de la misma. La cinta, que viene precedida por la gran acojida que tuvo el anterior filme de Luciano, “Sonno Profondo”, exhibida en la pasada edición del festival de Sitges y sobre la cual hablamos largo y tendido en estas páginas, tendrá su estreno mundial, como no podía ser de otra forma, en la próxima edición del Festival de Sitges a realizarse en octubre. Participará en la sección “Noves Visions”, en competencia, y además competirá por el premio “Blood Window” a la mejor producción latinoamericana.
El filme significa un nuevo homenaje al giallo italiano y buena prueba de ello es el hecho de estar íntegramente rodado en italiano, por lo que estamos ante una de esas oportunidades que no puede dejar escapar ningún aficionado a este género tan laureado antaño y que por desgracia, no pasa por su mejor momento en la actualidad. Desde Nido de Cuervos estamos convencidos de que esta nueva andadura "giallera" de los Onetti dará mucho que hablar en las próximas fechas y deseando estamos ya, de poder adentrarnos una vez más, en el mórbido universo que nos proponen estos argentinos.

Os dejamos con la sinopsis oficial del filme y su trailer promocional recién estrenado. Podéis también en el siguiente enlace, leer la interesante entrevista que nos concedió el bueno de Luciano con motivo del estreno de “Sonno Profondo”

Sinopsis: Se cumplen 15 años de la desaparición de la niña Francesca, hija del reconocido recitador, poeta y dramaturgo Vittorio Visconti, y la comunidad se ve acechada por un psicópata encargado de limpiar la ciudad de aquellas “almas impuras condenadas”. Moretti y Succo, cuestionados por la ineficacia de la policía local, serán los detectives encargados de dilucidar el misterio que rodea a estos crímenes "dantescos". Francesca parece haber regresado, pero sin ser la misma niña que todos conocían...


Crítica: Kantemir

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No vamos a hablar a estas alturas de la película sobre quien es o que ha significado para el terror la figura de Robert Englund, con toda seguridad, uno de los emblemas vivos más importantes del mismo. Pero si el otro día poníamos sobre la mesa todas las miserias de otro ilustre venido a menos, Lars Henriksen, con motivo del análisis de“Harbinger Down”, su último trabajo, el mismo alegato podría valer para un resumen de lo que ha sido y es, la carrera de Mr.Englund, un grande entre los grandes que a día de hoy y para desgracia de todos aquellos que crecimos a la sombra del asesino más grande que haya dado jamás el género, se arrastra por el fango cual porcino agonizante intentando llevarse a la boca algún pedacito de mierda con el que alimentar a su famélico caché.
Para visionar sin riesgos para la salud la película que se ha cascado el tal Ben Samuels, es necesario un buen par de gafas protectoras para que no se nos dañe la vista al ver al pobre Robert metido en semejante guisa. Y eso que el tipo está estupendo y sorprendentemente comedido para lo que nos tiene acostumbrados. Yo, que soy muy pero que muy amigo del histrionismo interpretativo bien entendido, siempre hago amagos de erección con Mr.Englund, pero entiendo que no todo el mundo comulga con la fórmula del come niños de Springfield que pueden encontrarlo, como decirlo... algo desmesurado en algunas de sus encarnaciones en el celuloide. Ni siquiera ellos, herejes detractores, podrán buscarle los peros a la sobria actuación que aquí nos regala y que a la postre, termina por ser de lo poquito (por no decir lo único) rescatable de esta obscena propuesta. 

Con el culo aun manchado de mierda tras haber chapoteado en pocilgas como “Sanitarium” (2013) o “Fear Clinic” (Robert Hall, 2014), Englund coge la batuta de “Kantemir”, thriller sobrenatural que al igual que hiciera el sobrevalorado Takashi Miike en “Over Your Dead Body” (“Kuime”, 2014), juega con esa fina linea que separa realidad y ficción dentro del mundo de la interpretación. Al igual que en el soporífero cuento de fantasmas de Miike, en “Kantemir”, Samuels intenta dar tumbos entre ambos universos para dar forma al inverosímil guión y todo sea dicho, con bastantes peores maneras de lo visto ya en la cinta del japonés aunque contando al menos como contrapunto, con el aliciente de tener a Englund en pantalla el 95% del metraje. Vamos, que esta rubie es tonta de narices, pero no deja de ser rubísima. 

A partir de una rebuscada fábula ideada por el tándem de guionistas del filme, se intenta dar forma a este terror sobrenatural de corte psicológico y aroma de película de sobremesa donde un grupo de actores son reunidos por un desconocido en una alejada mansión en las afueras, para participar en una misteriosa y hermética obra de teatro. La presencia de una vieja maldición hará que los actores adopten el rol de sus personajes en la vida real poniéndose así en peligro, las vidas de todos los miembros del reparto. Englund, un ex-alcohólico y actor venido a menos, será el único capaz de intentar romper el hechizo y convertirse en el héroe de la función. 

No deja de resultar paradójico el personaje interpretado por Englund, quien parece darse vida a si mismo en la pantalla y hacerlo mientras todo lo demás se derrumba a su alrededor. No es el guión lo único lamentable en “Kantemir”. Todo el reparto que acompaña a Englund está horriblemente sobreactuado y la credibilidad de las escenas es más bien poca. Daniel Gadi, en el papel de villano de la función, parece sacado de una telenovela Venezolana y no hace más que ensalzar la figura de Englund en cada una de sus apariciones; Diane Cary (quien ya trabajara con el propio Englund en la mítica “V” en 1983), como partner femenina de Robert está horrorosa, demostrando que está para perfil bajo en la televisión y poco más; Justine Griffiths es poco más que un florero de bonitos ojos verdes sobre la mesita del vestíbulo y Sean Derry... bueno, pues tras hora y media de metraje, queda claro que lo único que sabe hacer es poner cara de malote. 

Para colmo de males. La rubia no enseña pechuga y el jersey de cuello alto casi la estrangula. Nada de gore, nada de mala baba y nada que sea capaz de arrancarnos una tímida sonrisilla de vez en cuando. Un puñado de muertes de saldo para todos los públicos y la única única realmente escabrosa que se da en el prólogo del filme (de largo lo más perturbador que tiene por ofrecer), se perpetua fuera de plano. 

Con este panorama y con un disfraz de pulpo cosido a la piel, Englund intenta hacer el menor ruido posible dentro del garaje y salvar los muebles como puede. Evidentemente y por más cariño que se le tenga al arruina sueños, no es ni de lejos suficiente y el repetitivo guión, que no es otra cosa que una sucesión de divagantes gags que versan sobre lo mismo sin llegar a ninguna parte y sin la menor intención de hacerlo (ya sea por incapacidad o por dejadez), termina haciendo mella en el espectador hasta el punto de aborrecer al propio Robert, que al final, es el mayor damnificado de este ejercicio de anti-cine de tercera fila con el que nos insulta el señor Samuels... ¿De verdad no le llegan al ex-Freddy mejores papeles que estos? ¿Incluso habiendo aparecido en “El Hormiguero”? Lo dicho, protectores oculares. 

Lo mejor:“Disfrutar” de Robert Englund y algunos pasajes de corte clásico de la partitura, que sin duda evocan a tiempos mejores.

Lo Peor: Mucho y variado, pero tener que “disfrutar” de Robert Englund en cosas como “Kantemir”, se lleva la palma.


Crítica: Exists

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En estos últimos meses nos hemos encontrado hasta tres “found footages” con Big Foots como protagonistas. No voy a entrar ahora a criticar la falta de imaginación de algunos, ya que este estilo casi invita a ello tras haber visto ya a tropecientos grupos de jóvenes perseguidos por maníacos, hombre lobos, extraterrestres, chupacabras, espíritus vengativos, jabalís mutantes, caracoles revenidos y demás fauna del género del terror.
 
Al menos “Exists” venía respaldada por una de las productoras más identificadas con el género como “Legendary”, lo que hacía pensar que de esas tres, esta podría ser la mejor. Y no solo por el respaldo económico, sino incluso artístico ya que su director no es otro que Eduardo Sánchez, uno de los responsables del ya clásico moderno “El proyecto de la Bruja de Blair” y por lo tanto, ‘culpable’ de que el género esté actualmente lleno de producciones que abusan de la cámara al hombro. Pero al grano. 

Lo primero que hay que decir es que por mucho que “Legendary” esté detrás de la película, casi no se nota. Lo siento, pero es así. El film podría haberlo producido tanto ellos como nosotros mismos. A nivel de producción no tiene nada especial. Es cierto que el maquillaje del Big Foot está bastante bien, sobre todo el primer plano del final, pero quitando eso, en el resto de la película podría haber aparecido un tipo disfrazado con traje de gorila y nos daría lo mismo. 

No obstante que ello no os lleve a equívocos: hay veces que las productoras con nombre solo buscan cubrir una cuota de mercado y les da lo mismo hacer una, siendo groseros, mierda que otra. “Anchor Bay” en el último par de años se está especializando en ello perdiendo el buen nombre que tenía. Sin embargo hay cineastas como Renny Harlin, Bryan Singer, Barry Levinson, Rob Cohen, etc. que no les importa convertirse en mecenas de terceros o meterse ellos mismos al frente de un proyecto con tal de darle una oportunidad al género, o incluso a este estilo, e impedir que se deprecie más. Igualmente, “Legendary” parece querer mantener esa buena reputación que tiene mimando más a sus productos, y si bien “Exists” como hemos dicho no cuenta con un presupuesto generoso, sí que al menos por sensaciones se encuentra por encima de la media. 

La clave, y no por ello más obvio ya que de sobras conocemos los bandazos que dan los directores, la tiene quizás para mí su realizador. Sánchez la verdad es que tras el bombazo que supuso la Bruja de Blair no se ha prodigado mucho, solo en cortos, antologías, series y algún que otro… tropiezo; pero para ver cine, found footages en particular, ha tenido mucho tiempo. Así esta “Exists” corrige alguno de los fallos de estas producciones. Incluso como hemos comentado, sus propios fallos. 

Para empezar, a los cinco minutos ya tendremos al Big Foot saludándonos con la manita. Bueno, vale, no será tan amigable, pero aquí no tendremos que esperar media hora –o más- como en otras para ver al monstruo cuando encima ya todos sabemos quién es el invitado (no)sorpresa. Y luego, volviendo a lo de ‘no tan amigable’ el ‘señorito’ se pone a acosar a nuestros protagonistas a las primeras de cambio, ahorrándonos toda esa serie de sandeces de grupos de americanitos porreros sin más entretenimiento que quitarse años de vida a ellos y a nosotros del aburrimiento. 

Y aunque la excusa es un poco endeble, la cosa a partir de ahí promete: “Exists” también huye de… eso mismo, huir del Big Foot por el bosque no ofreciendo más que correrías, gritos y escenas nocturnas; aquí vamos por fases sin que por ello tengan que continuarse unas con otras, es decir, a veces se solapan haciendo que la acción se divida y ofrezca más contenido. De tal guisa, mientras tenemos a uno de los personajes acudiendo en solitario a buscar ayuda, sus compañeros se quedan en la casa. Luego vendrán todos esos –si no los teníamos ya- clichés y tópicos concatenándose las diferentes fases de ataque-huida-de nuevo refugio, etc.; sin embargo la narración se encargará de que el conjunto no se convierta en un más-de-lo-mismo ‘hombre vs monstruo’ que es lo que viene a resumirse a groso modo el film. Y encima, gran parte del argumento transcurre de día con lo que ganamos en calidad de imagen y no nos tenemos que dejar los ojos intentando adivinar qué pasa en la oscuridad de la noche. 

Eso no quita que como en todo “found footage” hayan momentos en que la cámara se mueva más que las aspas de un ventilador en Córdoba en pleno verano, pero ya casi es algo inevitable. Por otro lado, Sánchez se aprovecha del tirón que hay actualmente por las cámaras de acción ya que recurre a estas para ofrecer otros ángulos y planos cuando la situación, por dramática, dista mucho de ser recogida por las cámaras. Pasando ya a otro apartado, si los efectos especiales no tienen protagonismo y el maquillaje menos presencia de la que debería, se pueden destacar los efectos sonoros representados por los gritos, alaridos y lamentos de esa bestia parda que es el antagonista de la película. Al principio puede dar algo de risa floja, pero al final cumple con su objetivo de crear ambiente. 

Y es que para ir terminando, “Exists” no busca dar miedo. Sustos, por ejemplo, hay muy pocos, por lo que Sánchez ha optado por mantener en tensión al respetable. Hay un par de escenas bastante impactantes –dentro de la casa y de la caravana- pero más por la violencia que por lo imprevisible. 

El final es un poco… pues vale, porque tú lo digas… pero sinceramente me parece un mal menor cuando la película te ha estado entreteniendo. Y es que sí, nos hemos vuelto muy condescendientes con estas películas, lo reconozco, y no es nada bueno además, no obstante afortunadamente aún sabemos separar el grano de la paja… O eso me creo. 

Por último, las interpretaciones correctas salvo el torpe manejo de la escopeta por parte de uno de los personajes, y eso guiño final más como juego que como algo apreciable. 

Resumiendo, “Exists” es una producción que aun trayendo un planteamiento y monstruo trillado, logra sacar la cabeza del cenagal en el que se ha convertido el campo de los “found footage” gracias a un buen conocimiento de los defectos del mismo.


Crítica: Hanadama

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Que el prolífico Hisayasu Sato sigue haciendo películas rarunas es un hecho. Pero que ha sido (ojo, ya no digo “es”) uno de los directores japos a tener en cuenta también lo es. Después de aburrir, sorprender, escandalizar y demás con pelis como Rampo Noir(2005), Naked Blood(1995), La habitación(1992)o su Pleasure Kill(1987) nos llega Hanadama, sobre una idea original propia guionizada junto a Shinji Imaoka y protagonizada por varias estrellas niponas.
En la película, construida al servicio de un argumento escandalizante, asistimos a cómo la típica colegiala en apariencia inocente, Mizuki, nueva en la escuela tras ser expulsada de la anterior tras tener que abortar al haberse quedado embarazada en sus relaciones con un profesor, es intimidada sin descanso por otra estudiante, Aya Tachibana y su siempre presente séquito. Mizuki, bastante fuerte mentalmente, decide soportar el acoso hasta que se gradúe y aguantar las perrerías que le hacen pasar unos compañeros odiosos. La primera hora es básicamente un drama adolescente cien veces visto con algunos momentos incómodos y algún despunte de esa desnudez que tantísimo le debe poner a Sato, pero también hay una “bonita” y algo desquiciada historia sobre la amistad entre tres estudiantes intimidados y acosados en su día a día. 

Pasada esta primera parte, la cosa se pone bastante desagradable sin embargo y los antagonistas al trío del inicio, profesores y otros alumnos se muestran como auténticos hijosdeputa que llegan a sacar de quicio al espectador más calmado y diplomático. La cinta tiene un extraño tercer acto con elementos de terror extraños, sangrientos y no sé si intencionadamente, cachondos, que hará las delicias de los fans del director y será motivo de crítica peliaguda para sus detractores que lo tachan de erótico en extremo violento. Aún así, hay cosas que ya no para criticar, sino para creerse, uno tiene que ver por sí mismo, y este es el caso de Hanadama. 

Rina Sakuragi hace de una Mizuki intimidada y hosca, y logra un trabajo bastante respetable y decente en un papel difícil y con aristas complicadillas. Es su primer protagonista y sólo su tercera interpretación, y la chica promete comerse las taquillas niponas en breve. El trío de acosados lo completan junto a Mizuke, Kirie, interpretado por el debutante Maika Shimamura, una adolescente carente de confianza y aptitudes que utiliza un pequeño conejo de peluche para comunicarse y el obseso sexual Shibanai (Syun Asada), mientras que liderando el constante bombardeo de insultos y violencia está Aya, interpretada por la bella Eriko Nakamura, quien ya destacó en Kakera: Un pedazo de nuestra vida, aunque aquí Nakamura se limita a hacer la mala de la peli, la matona chunga nipona de la escuela estereotipada. 

El argumento, que en un principio parece que no va a salirse de madre demasiado pese a ser Sato, tarda bien poco en hacerlo, fundamentalmente porque todo, absolutamente todo lo que sucede en la cinta está motivado sexualmente y parece salido de la enfermiza mente de un viejo verde de lo peor.

Así asistimos a torturas tales como encerrar a Mizuki en un armario hasta que se orine encima, abusos vaginales con un cutter (?), autolesiones con un cigarro encendido, Kirie es violada e intenta suicidarse, travestismo y violación por parte de dos profesores de gimnasia que pillan a Shibanai robando un uniforme femenino... Hasta el clímax final que es una orgía de sexo y violencia desatada en el aula en la que una alumna pregunta a cámara directamente por qué hay matones en la escuela... Pa mear y no echar gota, que dicen en mi tierra. Pero es que esa escena final, sangrienta orgía de destrucción es el único momento realmente reconocible como satiano. 

Escrito por el misántropo Shinji Imaoka (escritor de guiones como Vulva Embotellada: El maestro del jardín Kyoko) y basada en una historia del propio Sato, “Hana-Dama: El Orígen”, contiene algunas de las paranoias más grandes que recuerdo haber visto en mucho, mucho tiempo. Tanto, que el hecho de que le salga una flor en la cabeza a nuestra prota pasa casi inadvertido a la vista de personajes absolutamente desquiciados, como los padres de Mizuki (hay un momento, de lo mejor del film, en el que mantienen una conversación erótica a través de vasos de cartón atados con un hilo mientras el padre se masturba). 

Además de la brutalidad enfermiza contenida en la película, Sato tiene esa forma peculiar y propia de prolongar las escenas, que desde luego logran convertir la visualización en algo muy incómodo, y que es el fundamento del ejercicio de cineasta y que a mí, aparte de escandalizarme lo justo, acaba por aburrirme, y pasado el momento en el que, llegado a un punto diferente, consigue enojar a todo, absolutamente todo espectador, el montaje de la peli es bastante chusco y logra transmitir la sensación de que "Hana-Dama" conforme avanza en metraje va alejándose de lo bueno para rozar lo decepcionante. 

He de reconocer que hay momentos que me gustan mucho de la cinta, incluso más allá de la forma en que se trata la crueldad y que haría que un espectador centrado y equilibrado jamás reconociera disfrute o regocijo, a mí hay momentos que me resultan totalmente francos en cuanto a la intimidación y violencia y a la vez que me repugna lo que simbolizan y representan me encanta cómo lo hace. También hay puntos de ese locurón del director que me hicieron muchísima gracia (lo de la conversación erótica es tan absurdo, tan ridículo que me dieron ganas de aplaudir), pero otros me parecen sencillamente idas de olla sin fundamento, mal elegidos y peor resueltos, haciendo la cinta un poco más desagradable y extraña sólo por hacerlo, al tuntún hasta llegar a un final sencillamente repugnante y adormecedor que nos hace plantearnos si realmente la peli tiene un toque de genialidad interesante y genuina o todo ha estado en la intención del espectador de no ser un paleto reaccionario. Mucho simbolismo en una peli que ya de partida era problemática y tenía cierto aire de maldita, pero la trayectoria en eso que los nipones llaman cine rosa, acaba pesando más que el resto. 

La cinta, que comienza como una película que tiene algo que decir, a pesar de tratar un tema realmente espantoso y doloroso, acaba cayendo en su propio veneno y derrocha su interés en lo que parece ser la manera más desagradable, vacía e inútil posible. 

Eso, hace unas décadas podía ser un viso de genialidad, pero a día de hoy no deja de ser afán de dar la nota y escandalizar al respetable sin entrar en conflicto con el espíritu satiano: la superficie, es impactante, ácida y visceral pero el fondo corre demasiado el peligro del reciclaje de la originalidad y la valentía. 

Lejos queda aquel Hisayasu Sato y su audacia técnica de los ochenta, que traducía sus temas obsesivos en imágenes terribles, oscuras y terroríficas objetivizando la videocámara (como dicotomía erótica entre sujeto y objeto del deseo), y el resto de las máquinas (como expresión de una fobia a la automatización) y la sangre y la mutilación orgánica como profundo reencuentro de los sentidos en la esterilidad urbana. 

Su cinta es una continuación débil del legado satiano que se extigue, en el que en lugar de cuestionar la imagen, se limita a hacerla plana y desagradable dependiendo de una narración atrofiada y escandalizadora de catetos. 

Lo mejor: No vendrán muchas más, no...

Lo peor: Ver cómo estos directores no se adaptan a la realidad fílmica actual y acaban prostituyendo sus compromisos e idearios en pro del escándalo, francamente bobo.


¿Mads Mikkelsen en "Doctor Extraño? Nueva entrega de "Blade"; Secuela de "Lo que hacemos en las Sombras"; Trailers para "The Witch", "The Final Girls", "Baskin" y más...

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Mads Mikkelsen podría unirse al Universo Cinematográfico de Marvel

Tras la triste cancelación de “Hannibal” por parte de la NBC al actor Mads Mikkelsen no paran de lloverle ofertas de trabajo de los grandes estudios y si hace unos se confirmaba su presencia en el spin-off de “Star Wars” dirigido por Gareth Edwards esta semana hemos podido conocer que el actor se encuentra en negociaciones con Marvel para dar vida a uno de los villanos de la adaptación de “Doctor Extraño”. 

La película que se estrenará en noviembre de 2016 estará dirigida por Scott Derrickson ("Sinister") y al frente de su reparto encontramos por el momento a Benedict Cumberbatch, Chiwetel Ejiofor, Tilda Swinton y Rachel McAdams. 

Podríamos tener una nueva secuela de “Blade” con cambio generacional incluido 

Tras sus problemas con la justicia Wesley Snipes vuelve a estar más en forma que nunca y como él mismo ha desvelado durante los últimos meses ha estado en conversaciones con Marvel con la intención de poner en marcha un nuevo proyecto basado en el célebre cazador de vampiros al que Snipes dio vida en hasta tres ocasiones. Sin embargo esta semana hemos conocido que Marvel estaría pensando dar una vuelta de tuerca a la historia y centrar la nueva película en Fallon Grey la hija del célebre cazador de vampiros. 

La idea sería centrar la nueva saga en la hija del personaje interpretado por Wesley Snipes permitiéndole así aparecer en la nueva saga aunque con un rol bastante más secundario ya que únicamente actuaría como el mentor de su hija permitiendo así desarrollar una nueva saga de película que supongan únicamente un punto y seguido a la trilogía original. 

Comienza la producción de “War Of The Planet Of The Apes” 

Tras el buen sabor de boca que nos dejaron “El Origen Del Planeta De Los Simios” y “El Amanecer Del Planeta De Los Simios” estábamos deseando conocer más noticias sobre la tercera entrega del fantástico reboot de la saga y esta semana se ha confirmado que la producción de esta nueva entrega ha comenzado. 

Como ya se había confirmado tras las cámaras encontraremos de nuevo a Matt Reeves quien ya dirigiera la anterior entrega y se ha anunciado que al frente del reparto humano encontraremos a Gabriel Chavarria (“East Los High”) quien encarnara un rol similar al de James Franco en la primera entrega de esta nueva trilogía. La cinta que comenzara su rodaje a principios del próximo año tiene previsto su estreno internacional el 14 de julio de 2017.  

Tendremos secuela de la divertida “Lo Que Hacemos En Las Sombras” 

“Lo Que Hacemos En Las Sombras” fue sin duda una de las películas más divertidas del año pasado y una de las grandes sorpresas del genero por lo que no podemos alegrarnos más por el anuncio de que tendremos secuela de esta cinta. 

El encargado de anunciarlo ha sido Jemaine Clement quien es el co-director, co-guionista y co-protagonista de la primera entrega quien además ha confirmado que esta nueva entrega se centrara en la manada de hombres lobos que ya vimos en la primera película y en especial en su líder Anton quien fue interpretado por Rhys Darbys. 

Trailers para “The Witch”, “The Final Girls” y “Baskin” 

En un año bastante flojo en cuanto a cine de terror se refiere todos esperamos que los estrenos programados para la segunda mitad del año consigan levantar el nivel y sin duda esta semana hemos podido disfrutar de los tres primeros trailers para tres cintas que prometen aspirar al puesto a mejor cinta de terror del año. 

En primer lugar encontramos a “The Witch” la cinta dirigida por Robert Eggers que triunfo en el festival de Sundance y que promete convertirse en un título de culto instantáneo. La cinta ambientada en la Nueva Inglaterra de 1630 nos pondrá en la piel de una religiosa familia tradicional que tras la desaparición de uno de sus hijos y su cosecha deberá hacer frente a lo que se oculta en el bosque.



También hemos podido disfrutar del tráiler de “The Final Girls” la cinta que según los críticos que ya han podido verla promete revitalizar de nuevo el slasher al igual que en su momento lo hiciera “Scream”. La película dirigida por Todd Strauss Schulson y protagonizada por Taissa Farmiga nos presentara a un grupo de amigos que son absorbidos por una pantalla de cine terminando sumergidos en medio de una cinta slasher de los años 80 en la que deberán hacer frente al psycho-killer que los persigue. 



Por ultimo hemos visto el tráiler de “Baskin” la cinta turca dirigida por Can Evrenol que promete ser uno de los títulos más gore de los últimos años y que tendrá su premier en el Festival De Toronto. La historia nos contara como un grupo de policías cruzaran las puertas del infierno cuando tengan que hacer frente a una misa negra en un edificio abandonado. 



Crítica: Robert the Doll

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Basado en hechos reales. Sí, queridos míos, "Robert The Doll" está basado en hechos reales, nos lo avisan desde el principio. Ese aviso, en ese primer segundo de película debería haber bastado para apagar la televisión. Basado en hechos reales: un muñeco que mata. Basado en hechos reales, ¿por qué seguimos tropezando con la misma piedra una y otra vez? No puede salir nada bueno de una director que se ha basado en hechos reales para contarnos la historia de un muñeco que mata. Yo, que en primero de incredulidad saqué un notable alto, sonreía de medio lado diciendo para mi "basados en hechos reales, basado en hechos reales...qué gili***ez!! y ahora tengo que deciros que en primero de tontuna también saqué muy buena nota y que me he tenido que comer mis palabras, bueno, más bien mis pensamientos, y hacer público que me equivoqué y que "Robert The Doll", efectivamente y contra todo pronóstico, está basado en hechos reales.

El muñeco Robert original, que es aún más feo que el de la película de Andrew Jones, vive en Cayo Hueso, en el museo Fort East Martello y fue propiedad del pintor Robert Eugene Otto. Se cree que este muñeco está poseído por espíritus (había sido confeccionado por criados traídos de las Bahamas, que practicaban la brujería y el vudú). Se dice que el muñeco cambiaba de expresión cuando detectaba a alguien que no le simpatizaba, se le veía correr y se oían risas cuando él estaba solo en la habitación y una larga lista de sucesos sobrenaturales con él presente.

Sí, yo también me quedé picueta con esto, y contrariada, porque mi teoría del "Basado en hechos reales" sobre la que iba a versar la crítica se me vino abajo al leer que el puñetero Robert realmente existía, y que nos creamos su historia o no, es una historia que no está inventada, al menos no por Andrew Jones (quien, por cierto, ya perpretró "The Amityville Asylum"). Así que recojo mis propias cenizas y me desvío del camino para hablaros de "Robert the Doll" o cómo dormir a quinientos rebaños de ovejas al mismo tiempo.

La película se nos presenta como la historia definitiva y verdadera de muñecos asesinos, ya que el muñeco Robert había inspirado a Chucky, por tanto Chucky es el falso y Robert el verdadero, y después del tongazo de Annabelle, si se quería rodar una película de muñecos vivientes, Robert sí parecía la mejor opción, eso sí, para filmar algo como esto, lo tiene que filmar un humano, porque lo que el sr. Jones ha hecho con esta película no se le ocurre ni a todos los muñecos que tengo yo por casa juntos, y aviso que cualquiera de ellos tiene más sangre para rodar que este director.

El miedo de los adultos a los muñecos feos es tan irracional como nuestro miedo a los payasos. Echémosle la culpa al cine, pues son muchísimas las películas que se han servido de estos inofensivos seres inanimados, ideados para llevar la felicidad a los niños, para generar precisamente la sensación inversa, la de temor. Ahora mismo se me ocurren: "Dead of night" y el muñeco de ventriloquía más aterrador, las marionetas de "Puppet master", toooodas las muñecas y peluches de "Dolls", el muñeco de madera de "Silencio desde el mal", la muñeca cursi de "Dolly Dearest", y por supuesto, los mencionados Chucky de "Muñeco diabólico" y "Annabelle". Gran parte del camino con este tipo de películas está recorrido, ya que irracionalmente, como digo, suelen gustar, pese a la bajísima calidad que suelen tener. El muñeco Robert, dentro de este subgénero muñequil está entre lo más bajo y con esto os lo digo todo.

Los motivos para intentar alejar a los más sensatos de este bodrio son unos cuantos, que ahora os paso a enumerar. Los insensatos que ya la hayáis visto, imagino que sigáis bostezando, así que os dejo, que sé lo mucho que molesta cuando te cortan un bostezo, casi tanto como un estornudo, y yo ahora estornudo para intentar sacarme de dentro esta sensación de perder el tiempo con las películas malas en lugar de sentarme con calma, pensar en los títulos y escoger algo que merezca la pena. El cine es visceral y como él, yo me dejo llevar por los malos impulsos. Anyway, sigamos con lo que nos ocupa, que es el intento más puro de disuasión que haya tratado jamás.

"Robert the doll" es un teatrillo de barrio en el que dos personajes con incontinencia verbal (Paul- Lee Bane y Jennie- Suzie Frances Garton), se pasan tres cuartos de la película enfrascados en diálogos intrascendentes, en los que ella, am am am am am...parece balar como las ovejas con una voz practicamente insoportable, y él actúa como el monguer estresado al que todo se le va de las manos y el Jude Law casposo que intenta aparentar. Ambos nos obsequian con unas actuaciones terriblemente malas y desesperantes. En el universo "Robert the doll", no existen los planos largos, sólo los primeros planos en los que sólo puede aparecer una persona con su cabezota en nuestra pantalla en cada toma, y con una cámara que va de unos a otros sin parar y agobiando hasta al más paciente. Pides a Satanás the doll que el cámara abra el plano para ver algo más, pero nadie escucha.

En "Robert The doll" lo de menos es el muñeco Robert, y por eso, su director y guionista decidió que debía aparecer en pocas escenas, porque su movilidad era reducida y en ningún momento le vemos atemorizando. Este muñeco que realmente es Willen Dafoe en muñeco, está sentadito mientras es la cámara casi al ras del suelo la que se mueve como si Robert Dafoe lo hiciera, eso sí, siempre con la musiquita de voces infantiles que suena atronadora y odiosamente en cada aparición del muñeco. Es así cómo Robert se convierte en el peor muñeco poseído-asesino de la historia de los muñecos y la película en un petardo tan grande que ríete tú de los de San Juan!!!

Del guión preferiréis no oír nada, os lo aseguro, y por tanto nada diré porque ya se sobreentiende que es menos interesante que leer la guía telefónica por completo. Y el gore simplemente no existe, así que eso que se ahorran!! Las películas facturadas en el Reino Unido me suelen ganar por algún aspecto u otro, o simplemente porque me encanta el acento, como me pasa con el alemán, pero esta vez no puedo sacar nada en limpio, a no ser que el final no me desagradó, aunque se veía venir a leguas.

Si aún estáis a tiempo, delete, si ya es demasiado tarde para vosotros, sólo puedo decir que las penas compartidas son menos penas, ¿o no?


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