Para empezar diré que me ha costado un poco explicar cómo he podido ver en exclusiva una peli en teoría “férreamente” salvaguardada sin haberme puesto de rodillas ni de espaldas o a cuatro patas, (cosas que por traer la primicia al nido haría sin ningún tipo de duda, pero no, no ha sido ese el camino...) sin incurrir en revelaciones de fuentes, actos de bocazas o directamente autoinculpaciones chungas.
Permítanme que esta crítica sea un pelín diferente y reste más que sume, pues partiré de la idea de que tras seis años sin presentar peli, pese haber producido unas cuantas, grabado el clip de las Nancys Rubias y el sosocorto de Dakota Johnson, el director más talentoso de este país no podía venir con un truño debajo del brazo, él que se las dá de ser el M.Night Shyamalan español, de haber reinventado el giro argumental, de moderno revisitador de los orígenes del cine........Grrrrrr...
Hace ya unos meses, por mucho que se trate de negar, tuvo lugar un pase previo EN CANADÁ, (cosa que me parece hasta obscena, coño, que se haga en Parla y me toque) para un grupo selecto de individuos que representasen un amplio target con la finalidad de ver las reacciones del público ante el montaje provisional de “Regression”.
La estrategia desde luego ni es nueva, ni es la primera vez que Amenábar recurre a ella según tengo entendido... El caso es que ya saben, por mucha firma y promesa de confidencialidad, cacheos y demás, vivimos en el futuro. Y ahí lo dejo.
Para continuar, diré que no hace ni seis meses que ví al director presentando una peli que me fascina, “Encuentros en la tercera fase” en TCM diciendo que tenía claro que haría una peli de extraterrestres Sí o Sí... Y en otra entrevista se hablaba de cultos satánicos... Y ahí lo dejo, para levantar suspicacias.
Y para rematar diré que en ese sancta sanctórum que es Filmaffinity, en género colocan: Intriga. Thriller | Sectas. Años 90. Abusos sexuales, con lo que en gran medida, la mitad de la película ya está violada, manipulada y reenfocada. Y sí, ahí lo dejo.
Y paso a criticar sin despejar ni una sola de las incógnitas (qué triste que realmente lo único que ha levantado ampollas en la red es si a la Watson se le ven las tetillas monjiles)... Pero explicando el porqué de mi baja nota, la escasita sorpresa que ha supuesto para mí y las INNEGABLES “inspiraciones” que ha tenido la cinta...
Con Alejandro Amenábar tengo una relación de amor/odio. Bueno, con su cine, porque aunque hemos frecuentado en ocasiones los mismos círculos desde ciencias de la información, pero sobre todo desde que se unió a esa divapandilla que alrededor de la genial Alaska (nada de Olvido, coño, que lleva treintaypico años reivindicando un nombre y ahora como somos megamodernos la llamamos “Olvi”, en plan “somos de tu cuquiambiente”, puajjj) y de forma satelital incorpora a todo lo intelectualoide, posepose y divineitor de los madriles y demás cosmopolitismo, no le conozco en persona, pero el personaje público me cae bastante regular, por no decir mal. (Me suele pasar con gente que vive armarizada hasta que se les desmonta el tema y de pronto son la viva reivindicación de nuevos estilos de vida-véase Fernando Tejero).
Bueno, a lo que voy... El 90 % de mi odio son putos celos dañinos cargados de inquina, porque no todos somos ojitos derechos de Cuerda ni hacemos una primera peli que se convierte en referente MUNDIAl, ojo, no nacional sobre una temática, rozando además la perfección en al menos tres momentazos... Y es que Tesis es muy buena. Muy, muy buena.
Gracias a Dios luego llegó Abre los ojos, que muchos ni entendimos ni disfrutamos y pensamos “vale, es humano, la caga también”. Pero el cabroncete llega y en pleno esplendor de Nicole Kidman, actriz que los años pondrán a la altura de Bette, Hepburns y demás hace “Los otros”, la peli más grande de nuestro cine, donde TODO es perfecto. Incluso la vuelta de tuerca a lo Shyamalan (“puramente casual”, “la historia va mucho más allá, no se queda ahí”, “en mi película está tratado el tema de forma radicalmente distinta”) sigue siendo perfecta y redonda. O a mí me lo parece. Me encanta “Los Otros”. Me encanta y mucho.
Pero bueno, las maricas malas de España, los envidiosos y encorajinados nos alegramos (ojo, que me incluyo, no se vea esta crítica como un vómito de odio sin asumir un mea culpa al menos) mucho de que hiciera Mar adentro, (que pese a estar sobrevaloradísima es una castaña, un coñazo y un esperpento, en mi opinión, oigan) y Ágora, un festival cutrón de cartón piedra con la Weisz (!!!!). No me gustan nada, ni la una ni la otra. Pero nada de nada.
Ahora, con un preestreno que abrirá el Festival de San Sebastián y un estreno el 2 de octubre en el que se petarán las salas en lo que sin duda será otro récord más nos llega Regresión, una peli que no es lo que parece pero en el fondo no acaba de sorprender en ningún momento, porque llegado el punto, te has olido todo el tema.
Ambientada en los 90 en un pequeño pueblucho de Minnesota, la peli arranca cuando un tipo, John Gray (David Dencik), es arrestado por el delito confeso de abusar sexualmente de su hija Ángela. El hombre admite totalmente su culpa pero también no recordar nada en absoluto sobre el incidente. La nena, que no es otra que Hermione Granger, una estupenda Emma Watson, cuenta con el apoyo del guapísimo detective Bruce Kenner (un Ethan Hawke bastante planito, la verdad). Deciden entonces acudir al prestigioso psicólogo Dr. Raines (David Thewlis) para hacer una regresión en la que el hombre inculpa a un agente de policía.
La chavala empieza entonces a recordar una serie de hechos que ponen las cosas un pelín rarillas: una viejuna rara que la llevaba al pajar (sí, al del estupendo póster tramposo con la cruz invertida) donde la incorporaban a una misa negra de tipos cubiertos de túnicas negras.
Es entonces cuando la cosa se pone aún más fea y sospechosa, y donde los más avispados ya se huelen la tostada, el McGuffin, la vuelta y el giro, cuando otra mucha gente del mismo pueblo empiezan a revivir los reprimidos recuerdos de abusos horribles y traumáticos.
Y convenientemente para alargar y encuadrar la trama, los informes de reportes y noticias locales culpan a una secta satánica activa, habitual organizadora de orgías y sacrificios de animales y niños. Y el problema es que al parecer, los informes similares han empezado a aparecer en todo el país, por lo que al parecer se enfrentan a una conspiración probablemente de carácter sobrenatural y a nivel al menos nacional.
La trama juega con la idea de que algunos recuerdos pueden ser reprimidos, sin acudir a sustancias psicotrópicas, cuando por lo general cuanto más traumática sea una experiencia, la memoria tiende a reforzar y fijar algunos aspectos. También coquetea con que en algunos casos una acusación falsa provoca un aparente contagio de las acusaciones, fruto de la sugestión y las percepciones fiables.
Y entonces, cuando ya no sabemos qué pensar, porque hemos visto misa negra en recuerdo, Ethan lo flipa, y pasan tres o cuatro cosas para marear al personal, llega la vuelta de tuerca esperada y bueno, no del todo sorprendente.
Si algo bueno tiene la peli es una factura impecable, una fotografía más que espectacular, con planos de verdad angustiosos y muy, muy logrados, y una música bueno, pseee, de Baños, que este año ganará el Goya cuando no es ni de lejos su mejor trabajo y pese a que la peli, por mucha intención recaudapremios que tenga no ha salido, ni de lejos redonda...
Pero que va a gustar, fijo, no les quepa duda.
Leo por ahí que Emma Watson está mal.(???). Me sorprende,porque la chavala ya por sí sola, que al igual que ocurrió con Weisz, trabajan con Amenábar después de currar con otro genio, Darren Aronofsky, levanta la película en la que es para mí su mejor interpretación, aunque en el caso de su edad no sea mucho decir, pero es que Amenábar dirige de miedo, como muy pocos directores del mundo, pero sobre todo a mujeres, y no es esta una excepción.
Lo que sí tiene la cinta son muchas referencias (“REFERENCIAS”)...
Y aquí llegamos a la pupa dolorosa...
Algunas que claro está, ya se han comentado, desde Mindscape de Jorge Dorado con Mark Strong y Taissa Farmiga y su vuelta de tuerca final, el momento pedófilo de The Hunt o La semilla del diablo tras la mera vista del tráiler, cuando luego en realidad el eje de la narración no es tal...
Otra referencia ineludible y que Amenábar negará seguro cómo ocurrió con “Los otros”, se encuentra en una peli que por casualidad también, he revisitado hace poco, Session 9, en la que en el archivo de audio al que se hace referencia en el título se cuenta la historia de una paciente, una niña que estuvo recluída en el funesto y semi ruinoso asilo mental con la mayoría de sus traumáticos recuerdos enterrados en el fondo de su memoria. En las sesiones regresivas a las que le induce un psicólogo bajo hipnosis ella va contando cómo su padre la sometía a constantes violaciones y llegado un momento comenzó a vendarle los ojos y llevársela a mitad del bosque para utilizarla junto a otras personas en orgías satánicas. Tras descubrirse estos datos la moza había sido explorada descubriéndose que en realidad era virgen.
Pero la más descarada, la que Amenábar desearía que se hubiera borrado de la faz de la Tierra y la que me puso sobre la pista en esto de las “referencias” es la que se relata en una película para la televisión que habremos visto cuarentaycinco frikis, “Forgotten Sins” de Dick Lowry, del año 96 con John Shea y William Devane en cabeza de reparto. (Busquen, busquen en IMDB). Pues bien, la peli regulera en cuestión se basa en “Recordando a Satanás”, de Lawrence Wright, que relata el caso de Paul Ingram y su familia y que el cuervo curioso puede consultar hasta en wikipedia.
En plenos años 80 surgen numerosos libros de autoayuda que tratan de recuperar los recuerdos de abuso infantil y el incesto sufrido, que en teoría se olvidaban y guardaban en la memoria para siempre. Por esas fechas, Paul Ingram, presidente del condado del Partido Republicano del condado de Thurston, Washington que fue acusado por sus dos hijas de abuso sexual en medio de un ritual satánico que duró años. Conforme el caso avanzaba, las acusaciones iban en aumento, y se llegó a acusar a Ingram de participar en cientos de rituales satánicos sexuales y hasta de la masacre de 25 bebés. “Casualmente”, como suele ocurrir en muchos de estos oscurísimos casos, la familia era miembro de una iglesia pentecostal local que promovía la idea de que Satanás controla las mentes de los cristianos, para que tras cometer los más salvajes delitos y pecados inmundos puedan extraer los recuerdos de las memorias de sus víctimas.
Lo surrealista del caso y que EVIDENTEMENTE ha inspirado la primera parte de la cinta de Amenábar es que en un principio, Ingram, se declaró culpable, pero después mantuvo constantemente su inocencia, e intentó retirar su declaración pidiendo un juicio nuevo y el indulto, aunque todas sus solicitudes fueron rechazadas, por lo que cumplió la pena de su condena tras lo que fue puesto en libertad en 2003. En un artículo que encontré, se resumía cómo Ingram había confesado una variedad y un número de crímenes prácticamente improbables (no habría tenido tiempo de hacer otra cosa el hombre/monstruo) y cómo tras la condena del susodicho, un buen número de compañeros de Ingram y empleados del departamento del Sheriff también fueron acusados por sus propios hijos o los amigos de éstos, desatándose una auténtica psicosis similar a la de los tristes juicios de Salem.
El caso constituyó jurisprudencia estatal y es citado por los abogados defensores de la idea de que el abuso ritual satánico realmente existe por el hecho de que Ingram fue declarado culpable, aunque realmente nunca fue acusado de "abuso ritual satánico" sino de seis cargos de violación por los que fue condenado a veinte años.
Los aspectos "satánicos" del caso fueron retirados por la Fiscalía, aunque la aparición de Satanás era parte integral de las confesiones de Ingram constantemente. El reputado psicólogo Richard Ofshe adujo al caso la hipótesis de la “falsa memoria”, la creación de falsos recuerdos por el acusado ante la declaración de sus propias hijas, y que las confesiones de Ingram eran sólamente resultado de los extensos y agotadores interrogatorios en los que ya se partía de su culpabilidad.
Lo que realmente me ha puesto la carne de gallina, es que hechos como el que “recrea” Amenábar en su original película han ocurrido no sólo en los EE.UU. en varias ocasiones... No en una ni dos... Y en la Enciclopedia Libre, la gran wiki, pueden encontrar la base de todas mis sospechas, escalofríos y cabreos con “Regression”.
Volvamos a la peli.
Técnicamente es hasta apabullante. Está dirigida con un pulso, un brío, mejorado en Amenábar si cabe, y la tensión, al principio de la cinta es insuperable. La fotografía como ya dije es soberbia y hasta las interpretaciones (exceptuando y lo siento, la de Hawke, que me encanta) son dignas de alabanza.
Desgraciadamente el director vuelve a experimentar ese complejo que los cirujanos llaman “de Dios” y vuelve a creer que es la reencarnación de los Lumiére, de Gance y Clair, de Chaplin y Einsenstein, de Lang, Whale, Hitchcock y Wells todos juntos.
Envuelve su trabajo de un misterio impostado y abre San Sebastián.
Con dos cojones.
Y es que el regreso del director al thriller, género que le catapultó (justa y merecidamente), se ha promocionado por Madrid con las estrellas internacionales que curran en la peli (bueno, decisiones personales...), como algo “nunca antes narrado en una película” (algo así dejaba entrever Bob Weinstein), despertando un revuelo y unas expectativas que muchos verán cumplidas, pero que en mi caso se han deshinchado de golpe y porrazo.
El productor Fernando Bovaira declaraba: "Alejandro juega en 'Regresión' con nuestros miedos primarios más profundos para hacernos sentir una vez más profundamente humanos y extremadamente vulnerables. "... Errr...¿Mande?
No puede decirse que la peli es mala, en absoluto, porque no hay nada malo en ella. Pero desde luego no es la obra maestra que se nos pretende vender. Y Amenábar, le pese a quien le pese, sigue sin acercarse a Shyamalan (estupenda esa última Visita) que es lo que en el fondo cualquiera desearía.
Lo mejor: Su elegancia, su arranque, sus momentos sobrios, impecables.
Lo peor: Giro, regiro, trigiro...
Ahora, apedréenme...