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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: El Hombre Lobo

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ARTORIUS NOS HABLA SOBRE LA CONVULSA VERSIÓN REALIZADA POR JOE JOHNSTON DE UN CLÁSICO DE LA CULTURA POP DEL TERROR


The Wolfman 2010 póster
Me gusta esta película, por varias razones. La primera de ellas sería que siempre he tenido devoción por las películas malditas, y esta es una de ellas en muchos sentidos: cambios de director, retrasos en el rodaje, recortes de metraje y escenas cgi metidas con calzador... Hubo de todo en la producción de esta fantasía gótica, remake del clásico de la Universal del mismo nombre de 1941, y que es recordada por la encarnación de la criatura realizada por el grande, grandísimo Lon Chaney. Película que hoy en día ha envejecido particularmente mal por cierto, pero centrémonos. 

Benicio Del Toro en The Wolfman
La segunda razón es porque me encantan los proyectos quijotescos, y este lo es. Un canto de amor al cine fantástico clásico, impulsado contra viento y marea por el actor Benicio del Toro, que consiguió tanto la financiación como la presencia de actores importantes como el casi siempre excelente Anthony Hopkins y el camaleónico Hugo Weaving, amen un equipo inicial técnico y artístico de los que quitaban el hipo. Un proyecto que mantuvo vivo a toda costa, a pesar de cambios de director durante el rodaje (el insulso Joe Johnston substituyó a Mark Romanek), cambio de compositor de la BSO, desvergonzadas injerencias de la productora, cambios de montaje , problemas con el decorado, variaciones  de guion y de concepto del monstruo (nunca una discusión de hacer algo a dos patas o a cuatro trajo tantos problemas....). 


"The Wolfman (2010) coge el mito, e intenta actualizarlo como un cuento gótico con reminiscencias a La caída de la Casa Usher  y Macbeth" 


Benicio del Toro convertido en hombre lobo
Adivinan qué salió de ese batiburrillo? Pues un fracaso, obviamente. Uno amparado por la crítica sesuda y por qué no decirlo, por gente que mutiló a gusto la película. Porque vamos a ver, compañeros... Si alguno se molestó en ver el material original en el que se basa, el original de la Universal, se encontrará con que es una película que fue revolucionaria por los maravillosos efectos de maquillaje, por el ambiente irreal en el que transcurría la trama y por su atmósfera trágica. 

funeral anthony hopkins y benicio del Toro
Pero bien poco más; Una película fundacional del fantástico, sí, pero que miedo, lo que se dice miedo, no es que de mucho al espectador de hoy en día. Y hete aquí que "The Wolfman" (2010) coge el mito, e intenta actualizarlo como un cuento gótico con reminiscencias a "La caída de la Casa Usher" y "Macbeth", siguiendo asimismo pautas que lo hermanan con el universo de Lovecraft, con una impagable escena en un circulo de monolitos que tienen toda la pinta de no haber sido erigidos por la mano del hombre. Es también un lujo ese Blackmoor oscuro, lúgubre incluso a la luz del día y repleto de ruinas y malos presagios por doquier. Mención especial para la luna, que aquí es un personaje más, siendo maravilloso el jugo que le sacan a la perspectiva del infectado Larry Talbot a como ve un hombre lobo la luz de la luna: algo vivo, tangible casi, fascinante pero a la vez aterrador. Es decir, si es un homenaje a la original, la esencia la mantiene


“en un producto tan honrado y entusiasta como este no hacían ninguna falta los malditos excesos digitales” 


cine gore
Lo que no quita que lo que me llegó por primera vez a la pantalla fuera algo horrible que no llegaba al suficiente pelado. Pero ya había escarmentado con “Troya” (2004), películas que corría el rumor de que en la sala de edición se habían hecho autenticas salvajadas, y que con el montaje del director la cosa cambiaba mucho. Así que esperé al dvd, y por suerte le eché un ojo. 

Emily Blunt vestida de época
Y pude contemplar lo que un montador puede asesinar una película en aras de una supuesto aumento de taquilla que nunca llegó. Solo por citar algunos cambios, hay una escena entera eliminada para estreno en salas en que tenemos a ese coloso que es Max Von Sydow en un breve papel, con referencia al caso histórico de la bestia de Gévaudan que tan bizarros y buenos momentos deparó en "El pacto de los lobos" (2001), pequeño clásico del fantástico Europeo. Y se agranda la figura del personaje de la gitana y su famoso poema/advertencia de la primera versión, que sale citado como apertura de la película. Toda la parte de la ambientación es una autentica delicia. Mención especial para el papel de Anthony Hopkins: así como el Lord Talbot de 1941 era un padre atento y sacrificado, su homónimo del 2010 es un autentico cabrón por todo lo que sugiere el personaje sin caer en lo abiertamente explícito: pederasta, bebedor, violento, sádico, acosador, incestuoso, maltratador físico y emocional, autoritario y déspota.... Interpretar a semejante monstruo humano y reflejar toda su repugnancia moral y física con solo la mirada y la expresión facial es algo al alcance de muy pocos. Y Ser Anthony Hopkins lo consigue, construyendo un personaje tan sumamente deleznable que se hace el amo de la función con una facilidad insultante, y no es que Benicio del Toro, Hugo Weaving e incluso Emily Blunt no luzcan sus papeles, es que se los come con patatas. 

Hugo Weaving
Siguiendo con sus puntos fuertes, tenemos buena ambientación, buenos actores, una banda sonora de Danny Elfman que cumple sin excesos y que se parece demasiado a su anterior trabajo en "Sleepy Hollow" (1999), y unos efectos especiales que... bueno, en asuntos de maquillaje y caracterización son de excelente factura, pero que cantan en demasía en momentos clave de la función, como cuando el monstruo se mueve y en parte de la escena final; Lo cual es una auténtica lástima, pues opino que en un producto tan honrado y entusiasta como este no hacían ninguna falta los malditos excesos digitales. Pero aquí puso el dinero mucha gente, entre ellos los mismos cretinos que perpretaron “La Momia” de Tom Cruise, y todos sabemos como acabó el nonato “Dark Universe, ¿verdad?” 


“vio originalmente la luz castrado por la incompetencia de la productora. ¿Olvidable? Quizá, pero sería injusto” 


Emily Blunt en funeral
Entrando en el tema de los homenajes los hay a cascoporro: la primera transformación (horripilante cgi, constante en toda la película) de Benicio del Toro en la bestia es un calco con menos medios técnicos de la de Lon Chaney en los años 40, mostrando ese plano legendario de la criatura andando en puntillas bestialmente sin mostrar el rostro. Para los estudiosos/puntillosos de la licantropía hollywodiense, remarcar también que durante la escena de la primera transformación del protagonista, se ve claramente como se forma un pentagrama en la palma de su mano, señal clásica de la infección en hombre lobo. Golpe de genio es también el situar el origen de la maldición en el mito del "niño salvaje" y hermanarla con los Rakshasa hindús. 

Anthony Hopkins haciendo de cabronazo
En conclusión, este “director's cut” es un honrado producto de entretenimiento que mejora su versión comercial, un cuento de traiciones/horrores familiares teñido de un ambiente gótico y oscuro hecho por alguien que ama al fantástico (Del Toro) y que vio originalmente la luz castrado por la incompetencia de la productora. ¿Olvidable? Quizá, pero sería injusto. ¿Fallida? También es posible, porque su intento de hermanar los años 40 con el siglo XXI falla en cuanto a que no ejerce la misma revolución técnica que su film homónimo en su época, y así la película se crece mucho más en su primer tramo que en el segundo, que es donde el gore, el grand ginyol y terribles efectos digitales se adueñan de una función que, por todas las excelencias que nos había ofrecido en su primer tramo, deja un regusto amargo de lo que podría haber sido y no fue. Pero igualmente, es esta una función valiente, entretenida, reivindicable y disfrutable para todos aquellos que, como yo, nos enamora el género del fantástico y su historia. 

Lo mejor: La primera mitad de la película. El generoso gore. Los ambientes lovecraftianos, determinadas ideas visuales y las referencias al clásico (Ese bastón y su origen!). La escena (mutilada también en esta edición) de la cantante de opera. La entrega actoral. La puesta en escena y los efectos de maquillaje artesanales. 

Lo peor: Un cgi indigno de una superproducción de su coste. Un segundo acto que destroza todo lo bueno del primer acto. Los cinco últimos minutos. ¿Hacía falta el numerito y el ridículo desenlace?



"WandaVision", ¿Qué es la pena sino amor persistente?

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MISSTERROR NOS HABLA SOBRE EL ESPECTACULAR DESEMBARCO DEL UNIVERSO MARVEL, VIA DISNEY, EN LA PEQUEÑA PANTALLA


Póster para WandaVision de Disney+
Toda realidad conlleva dos visiones, algo que individualmente cuesta mucho entender aunque sea un hecho prácticamente irrefutable. La existencia de esta verdad y de que nuestra percepción del mundo no siempre es la correcta se engloba dentro de un proceso de aprendizaje lento, muy lento donde los aciertos y los errores nos obligan a dejar los sentimientos fuera de la caja para que la paradoja no haga que nos explote la cabeza. Cuando se trata de enfrentar el mundo desde el dolor y la pena, solo hay dos maneras de hacerlo: provistos de escudo o a pecho descubierto. 


“Apuesta por una dualidad planteada de manera tan original que se convierte en la mejor carta de presentación de la transición de gran a pequeña pantalla” 


Elizabeth Olsen con traje original de bruja escarlata
Si utilizamos coraza para disfrazar el dolor, el mundo se tornará falso, conscientemente adulterado, pero esto simplificará el proceso del duelo (aunque dejará abierta la herida durante mucho más tiempo). Si lo que decidimos es asumir la realidad, la tristeza se sentirá de una forma infinitamente más aguda, demoledora. Probablemente la simple existencia sea el sitio más inhóspito en el que vivir, pero la aceptación llegará más rápido y antes podremos dejar de sentir que se nos parte el alma en dos cada vez que abrimos los ojos. Nosotros elegimos y seguramente seamos cuestionados en ambos casos, pero que nadie se atreva a poner en duda lo que alguien roto es capaz de hacer para coserse por dentro.

Elizabeth Olsen y Paul Bettany en blanco y negro
“WandaVision”, la primera serie salida del universo de “Los Vengadores” tiene mucho de paradójico y mucho de sentimental. Apuesta por una dualidad planteada de manera tan original que se convierte en la mejor carta de presentación de la transición de gran a pequeña pantalla de una franquicia que, hasta hace muy poco, costaba entender en clave de episodio semanal. Sin embargo las sensaciones tras esta primera serie, no pueden ser más prometedoras. Listón muy alto el que deja la producción de Disney para seguir explotando a la gallina de los huevos de oro. En “WandaVision” hay que poner atención a los detalles, entender lo que está mostrando y lo que está ocultando para más adelante ir tirando todas las fichas de un quién es quién marvelesco y descubrir cuál era el personaje de nuestro contrincante. En este caso no se trata únicamente de intentar entender lo que ocurre en la serie antes de que el siguiente capítulo lo desvele, sino que también se trata de entender cómo lo que se nos está mostrando afectará a las siguientes propuestas de Marvel (y ahora que Disney tiene por fin los derechos de “X-Men”, más si cabe). 


“el espectador debe asumir que en “WandaVision”, la comedia de situación va a ser el canalizador de la historia que Matt Shakman (director de los nueve episodios) quiere contar” 


Vision utilizando sus poderes
Lo primero que llama la atención de “WandaVision” es lo evidente, el formato. Episodios de aproximadamente media hora de duración que obligan a ser directos (algo que se agradece infinitamente para evitar tener que rellenar con paja los huecos de metraje y cumplir con los cada vez más alargados capítulos en las series actuales). Pero no solo sorprende la duración, de hecho, desde el primer minuto del episodio uno, ya diría que esto es lo de menos. Lo realmente asombroso es la manera en la que Wanda y Visión regresan a nuestros hogares tras “Avengers: Endgame” (2019). Lo hacen metidos literalmente en una sitcom de los años 50, en blanco y negro, con un guion que parece sacado de las series a las que homenajean “I love Lucy” o “El show de Dick Van Dyke” (súper populares en Estados Unidos en aquellos años). Entran en nuestros hogares con una inocencia que choca frontalmente con el trágico recuerdo que tenemos de la pareja. Así, tras el primer simpático episodio, el espectador debe asumir que en “WandaVision”, la comedia de situación va a ser el canalizador de la historia que Matt Shakman (director de los nueve episodios) quiere contar

Elizabeth Olsen embarazada
Cada episodio corresponde a una época televisiva y homenajea a una serie de dicha época. De esta manera, Shakman consigue muy hábilmente dos objetivos cruciales para mantener el interés del espectador. Por una parte, en cada final de episodio consigue retener la atracción, incrementando la curiosidad por saber cuál será la siguiente serie que la singular pareja de Vengadores protagonice y por otra, en cada inicio consigue máxima atención recurriendo a una conexión con dos realidades (la de Westview y la del propio espectador con lo que reconoce) cada vez más creciente. En la parte del universo sitcom, se apela a nuestra nostalgia y se juega con ella de una manera hipnótica. Así, se logra no solo que las risas enlatadas, las melodías de fondo o los aplausos grabados no molesten, sino que provoquen una sonrisa en un espectador que reconoce todas (o casi todas) las series que se recrean. “Embrujada”, “La Tribu de los Brady”, “Apartamento para tres”, “Enredos de familia”, “Los Problemas crecen”, “Padres forzosos”, “Malcom in the middle” o “Modern family” aparecen en pantalla y nos llevan a tiempos pasados en los que nos sentíamos felices. De esta manera se consigue un contrapunto perfecto para una realidad cruel, en la que por un lado se empatiza al 100% con Wanda y sus circunstancias y por otro es casi imposible justificar los medios que utiliza (aunque el fin sea tan sensible y entendible como el que nos plantan en la cara y en el corazón). 


“es una serie que habla de amor, de AMOR en mayúsculas y es capaz de hacerlo en nueve episodios homogéneos, sorprendentes, creativos, encantadores, tiernos y a la vez muy duros” 


Wanda Maximoff cabreada
En este caso, el guion exige que la acción de la serie se quede por detrás de su originalidad, lo que no implica que no haya acción. Hay acción (y de la buena), hay comedia, hay drama y hay suspense. “WandaVision” es pura luz y triste oscuridad. ¿Lo tiene todo? La respuesta es sí, prácticamente lo tiene todo y salda una deuda pendiente con Wanda en un universo que aún no le había prestado la atención que requería, otorgándole, por fin, la identidad fuerte que un personaje como el suyo se merece. Esta es la revisión médica por fuera y por dentro de nuestra bruja escarlata. Muchos diagnósticos con un único tratamiento, el amor. “WandaVision” es una serie que habla de amor, de AMOR en mayúsculas y es capaz de hacerlo en nueve episodios homogéneos, sorprendentes, creativos, encantadores, tiernos y a la vez muy duros

Wanda y Vision enamorados
Todo esto se consigue obviamente con presupuesto, pero de nada sirve toda esta pasta sin el talento de un director como Matt Shakman (con más de 20 años de experiencia dirigiendo episodios de series de éxito) y una guionista como Jac Schaeffer (quien se ha encargado también del libreto de “Black Widow” (2021) y a quien a buen seguro seguiremos viendo ligada al universo Marvel). Ni que decir tiene que dando la cara, Elizabeth Olsen y Paul Bettany consiguen una química entre ellos y con el espectador fuera de toda duda. Talento por todas partes. Talento en el reclutamiento del casting, talento en la ejecución de los personajes, talento en los efectos especiales, talento en la fantástica banda sonora de cada episodio y talento en una fantástica fotografía. Una gozada señoras y señores, una auténtica gozada. De esas que te permiten evadirte de una realidad que a veces ahoga tanto como los hechizos de nuestra maravillosa bruja pelirroja. Wanda, espero de todo corazón que sean tan feliz como has hecho que lo seamos los espectadores.


Crítica: Shadow in the Cloud

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ANDREA CATÁSTROFE NOS HABLA SOBRE ESTE TERROR SOBRENATURAL AMBIENTADO EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL CON CHLOË MORETZ AL FRENTE


Póster para Shadow in the Cloud
Algunas películas de culto, de terror y ciencia ficción que nos dio 1984 son: “A Nightmare on Elm Street”, “The Toxic Avenger”, “Terminator”, “Dune”, y otros títulos más cándidos como “The Neverending Story” o “Gremlins”; es a través de “Gremlins” de Joe Dante que la figura de estos pequeños mogwai del folclor chino, entreverados con el trasgo de la mitología europea, formaron parte de los referentes de la cultura pop, explotado hasta hoy día (HBO Max el año pasado revelaba detalles de su nueva serie animada: “Gremlins: Secrets of the Mogwai”). Pero, ¿De dónde surge la idea? Por supuesto, de Roald Dahl, autor de novelas infantiles como “Charlie y la fábrica de chocolate” y “James y el durazno gigante”, además de ser escritor también fue un piloto de La Real Fuerza Aérea británica.


“no es el despliegue de grandes efectos especiales, tampoco que Moretz sea una gran actriz, me parece que el gran acierto cae en el montaje y el formato retro” 


Chloë Grace Moretz en Shadow in the Cloud
“Los gremlins” publicado en 1943, es la primera novela infantil de Dahl, inspirada en la mitología y superstición de los aviadores durante la Primera (y más aún) Segunda Guerra Mundial, eran la justificación de las fallas mecánicas y accidentes que sufrían los aviones durante largos vuelos. En el libro los gremlins averiaban los aviones como venganza por la destrucción de sus bosques a manos de la industria armamentística, eso hasta que se les convence de unir fuerzas con los británicos para atacar a los nazis... ¡qué conveniente para los británicos! En fin. 

Chloë Grace Moretz vestida de piloto militar
Previamente a la película de Joe Dante, nos encontramos en 1963 con el fantástico episodio “Nightmare at 20,000 Feet” de “The Twilight Zone”. ¡Amo la Dimensión Desconocida!, que más tarde “Los Simpsons” parodiarían en su Especial de Halloween IV. Pues bien, toda está imaginería envuelve a la última película de la cineasta china-neozelandesa Roseanne Liang, un filme de suspenso, ciencia ficción y Serie B, protagonizado por Chloë Grace Moretz (“Kick-Ass 1 y 2” (2010 y 2013), “Carrie” (2013), “Suspiria” (2018)... entre otras) y ambientado precisamente en 1943, dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial, a bordo del bombardero B-17 Flying Fortress. 


“Liang consigue suspenso sin ocultar al gremlin, casi de inmediato nos lo muestra cara a cara, claramente, y dota de acción todas sus escenas sin necesidad de salir de aquella cabina” 


Chloë Grace Moretz junto al resto de su equipo
El filme comienza con una película animada de entrenamiento en donde se exhorta a los pilotos a tener los ojos bien abiertos. Ya que los gremlins no existen, sólo la falta de compromiso y responsabilidad del piloto. Un piloto alerta no tiene accidentes. La pantalla se funde en negro y tendremos la primera imagen de nuestra protagonista, la oficial de vuelo Maude Garrett abordando con mucha confianza el B-17, tripulado por un escuadrón de hombres que no tardará en acosarla verbalmente. Algo que en lo absoluto intimida a Garrett, sabe tratar con hombres de ese tipo, y por otro lado, es crucial la misión clasificada por la que está ahí: transportar una caja cuyo contenido es ultrasecreto. Obligada a viajar en la torreta esférica, las bromas machistas del escuadrón pasaran a segundo plano cuando la figura de una maligna criatura se dibuje sobre las alas del avión, y eso no es todo, los bombarderos japoneses tampoco tardarán en observarse al horizonte. 

Chloë Grace Moretz con una pistola
Una primera parte estupenda. Son 40 minutos en los que únicamente veremos a la oficial Garrett dentro de la torreta. Un poco de claustrofobia, vértigo y mucha imaginación. Liang construye el primer tramo de esta película de forma excepcional, ciencia ficción pura (a mí gusto), y no es el despliegue de grandes efectos especiales, tampoco que Moretz sea una gran actriz, me parece que el gran acierto cae en el montaje y el formato retro. En más de una ocasión me encogí sobre mi asiento al ver a Garret lidiando con aquel bicho destrozando el fuselaje, disfrute cada vez que divisaba al enemigo japonés surcando los aires y a Garret demostrando su valía con la artilleria pesada, e incluso toleré bastante bien los diálogos insulsos del resto de la tripulación (que reconozco, es un intento muy obvio por simpatizar con el espectador en esta era de “empoderamiento femenino”... de hecho, toda la película lo es). Liang consigue suspenso sin ocultar al gremlin, casi de inmediato nos lo muestra cara a cara, claramente, y dota de acción todas sus escenas sin necesidad de salir de aquella cabina


“si bien el guion lleva el nombre de Max Landis, se dice que la la mayor parte y el resultado final es de la propia directora Liang, Landis dejó muy de lado el proyecto por estar lidiando justo en ese momento con cierto escándalo de acoso sexual” 


Chloë Grace Moretz en peligro
El resto del filme es otra cosa muy diferente. Una locura desmedida escena tras escena. Aquí pensé: “venga, echa al traste todo lo que has conseguido”... ¡Sin embargo! Es muy divertido. El momento en que se descubre la verdad sobre Garret y el paquete ultrasecreto y son atacados más que nunca por los japoneses y el gremlin diabólico... todo puede pasar. Todo. Tenemos momentos de acción depurada y bajo presupuesto, diseñados para hacer lucir el heroísmo femenino de Garret, acrobacias a mil pies sobre el aire, diálogos bufonescos con solemnidad (típicos del Serie B), muertos y heridos por aquí y por allá bajo ráfagas de balas, e incluso un alucinante combate cuerpo a cuerpo en la recta final (¡esos últimos momentos!)... la verdad es que eso no me lo esperaba. 

Chloë Grace Moretz romance con un chico
Cuestiones técnicas. Mención especial el trabajo del guionista gráfico Dylan Coburn y la dirección de fotografía de Kit Fraser (“Under the shadow”), imprescindibles para hacer de esa primera parte algo entretenido. Esos movimientos de cámara encapsulados y los juegos de luz y sombra aportan dinamismo y profundidad en un sitio de pequeñas dimensiones. La labor en los efectos especiales de Barrie Ewens (un ejemplo de su trabajo es la serie “Ash vs Evil Dead”) a la hora de presentarnos el gremlin. En cuanto a la banda sonora, destacan los sintetizadores de Matt Jantzen acompañando el moog rock de Duchess Says (Tenen Non Neu) y el art pop de los 80s de Kate Bush (Hounds of Love).

Como dato extra... si bien el guion lleva el nombre de Max Landis (“Chronicle” de 2012 y “Bright” de 2017), se dice que la la mayor parte y el resultado final es de la propia directora Liang, Landis dejó muy de lado el proyecto por estar lidiando justo en ese momento con cierto escándalo de acoso sexual. Así que, comenta Liang, muy poco de su autoría se le podría atribuir.


Crítica: The Empty Man

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ASTINUS NOS HABLA SOBRE LA LIBRE ADAPTACIÓN DE DAVID PRIOR DE LA NOVELA GRÁFICA HOMÓNIMA DE CULLEN BUNN Y VANESA R. DEL REY


The Empty Man póster
Los thrillers policíacos con enseres sobrenaturales son habituales dentro del cine de género. Construidos sobre unas u otras premisas, tienen cierta categoría propia: “Deliver us from Evil” (Scott Derrickson, 2014) es una de esas películas sólidas que iban a camino entre el exorcismo tradicional y la investigación cercana al noir. Muy criticada en sus fallos (y no tan centrada en sus aciertos), la prensa especializada fue ciertamente dura con su recepción, por mucho que algunos quedásemos satisfechos de sobra cuando salíamos del cine, en parte sin saber muy bien que habíamos visto con el telón de People are strange de The Doors sonando en los créditos. "The Empty Man" (2020) ofrecerá esa misma experiencia sensorial donde nada es lo que parece, incluso en una genuina mezcla de géneros que culminan con una sobredosis de metafísica y horror casi cósmico. Criticada quizás en exceso (algo parecido a “She dies tomorrow”), su cierre contemplativo aleja tanto como su duración. Pero vayamos paso a paso. 

funeral tras tragedia juvenil
El filme tiene la curiosa particularidad de ser uno de los últimos que se rodaron en esa Fox pre-Disney (casi al límite) con todos los papeles para relegarse a uno de esos cajones con proyectos olvidados tras la fusión entre los dos gigantes. Recordemos que más allá de Blumhouse y Warner, especialistas en eso del jump scare y el terror palomitero, Fox todavía se atrevía a producir alguna cosilla diferente con presupuestos más holgados. La segunda cuestión interesante es la connotación de adaptación que tiene de la novela gráfica de Boom! Studios del mismo nombre, de la que he leído los primeros números para hacerme una idea de su contenido y con la que difiere en algunas cuestiones importantes que no merece la pena tratar aquí. Y es que “The Empty Man” funciona bien como producto independiente, alejado de grandes tónicas y llena de momentos demasiado elevados para el que pretende ver una película de terror más. Avisa con su tesis inicial, embarcando una duración que se antoja elevada (y eso podría ser una de las principales críticas al filme), pero no pierde el tiempo en ningún momento de su metraje. Simple y llanamente, hay un guion amplio que podría haber dado para serie si se hubiese manejado con otro leiv motiv. Y quizás habría resultado interesante plantearlo así, pues en todo momento no deja de existir un amplio universo que podría acercarnos a ese final alegórico que vivimos en la primera temporada de la sobresaliente “True Detective” (2014). 


“La elipsis narrativa juega un papel predominante; primero, abriendo y cerrando la historia cuando finaliza esa especie de prólogo. Lo que tendremos a partir de ahí parece otra cosa” 


Esqueleto oculto en las montañas
En pocas palabras, “The Empty Man” narra la historia de una serie de desapariciones adolescentes en un pequeño pueblo norteamericano sin un móvil concreto. En este contexto, los habitantes del lugar comienzan a relacionarlo con una antigua leyenda del mismo nombre, mientras un policía ya retirado investiga desde otra perspectiva el caso. Hay alguna cercanía con la obra de terror rural de Pizzolato y Fukunaga, tanto en el tratamiento de los espacios como en el guion que se adentra desde lo ordinario a lo único, terrorífico y, por último, inaccesible. También veremos algunas referencias cruzadas a otros filmes como “The Sacrament” (2013) en esa secta intrínseca a un mandamiento tan racional como onírico, “The Ritual” (2017) compilado en ese inicio tan divergente como necesario, “Slenderman” (2018) en esa suerte de leyenda urbana turbia, “The Last Exorcism” (2011) y su excelentísimo cierre en ese ritual sectario alrededor de una gran candela o al propio protagonista en una suerte de Eric Bana en la película comentada al inicio. 

protagonista de the empty man
La película se sitúa sobre dos ejes bien diferenciados: una primera parte que nos manda a las nevadas montañas en la piel de una serie de excursionistas que se encuentran con algo que no deberían. Todo va tan rápido que el espectador es consciente de que eso es poco más que un aperitivo, lo cual no se hace de rogar. A través de un cambio de escenario absoluto, el resto del filme se construye en otras dinámicas menos aventureras y más cercanas a la investigación propiamente dicha. Pero de todo hay cabida en “The Empty Man”, y no dejaremos de ver pequeños momentos slasher, momentos dramáticos en torno a un personaje incapaz de superar su propio pasado o incluso momentos del más puro terror ambiental, con escenarios oscuros, juegos de luces bien perpetrados y alguna escena perturbadora que nos hará reprimir algún escalofrío (el momento cinta en el campamento y sus imágenes sacan lo más terrorífico de “The Fourth Kind”). 


“Quizás el mayor acierto de David Prior es construir un castillo de naipes lleno de subgéneros con una trama enrevesada y un final valiente que no terminará de convencer a todo el mundo” 


James Badge Dale haciendo de detective
La elipsis narrativa juega un papel predominante; primero, abriendo y cerrando la historia cuando finaliza esa especie de prólogo. Lo que tendremos a partir de ahí parece otra cosa, pero es un nuevo comienzo que tendrá la consiguiente conclusión en un giro algo arquetípico, pero bien conducido por la cinta. Teniendo en cuenta el estrafalario mensaje de la secta y su honda e hipnótica letanía, es interesante ver como el contenido es parte misma de la película, de lo que nos sugiere y del espacio al que nos conduce. Merece especial atención esa reflexión nihilista unida a los inexpresivos rostros de los miembros del culto y el cuidado papel que la escenografía y el ambiente juegan en cada momento en el descenso al vacío más tenebroso que vive el protagonista. 

Quizás el mayor acierto de David Prior es construir un castillo de naipes lleno de subgéneros con una trama enrevesada y un final valiente que no terminará de convencer a todo el mundo. Un totum revolotum donde estamos continuamente desubicados a través de un guion que es, en cierto modo, sencillo. La película tiene la capacidad de sorprender sobre las sorpresas, incluido ese bichejo final al que hemos visto hace poco nada más y nada menos que en “30 Monedas” (2020), y que no es otra cosa que el reflejo vivo de la herencia lovecraftiana sobre la que se sostiene toda la teoría cósmica del abismo oscuro, mucho más cercana al autor de Providence que a Nietzsche o Cioran. 


“Su constante reflexión sobre el vacío y la inexistencia pueden pasar por pesados o cuestionables, pero exige una atención importante para disfrutar de todo lo que el filme puede ofrecer” 


leyenda urbana sobre el hombre vacío
La película no está exenta de cosas a mejorar. Las interpretaciones son superfluas y no agarran nunca el ritmo y calidad que la película presume. El protagonista es insípido, poco funcional y cero expresivo. Lo mismo pasa con el resto de un elenco poco acertado. Su duración, más de dos horas, también puede echar para atrás a más de una persona. Se pasa rápido si enfocamos toda nuestra atención en lo que vemos y nos dejamos arrastrar por la marea de situaciones y circunstancias que el personaje vive en ese camino a la locura. También el final puede suponer un problema, pero acierta en el riesgo y se convierte en una parte más de ese viaje sensorial que sufrimos cuando la curva carretera del guion nos lleva por sitios cada vez más insospechados

En todo caso, es difícil entender la crítica tan negativa que ha recibido de la prensa especializada. “The Empty Man” es un producto valiente, diferente y con un presupuesto detrás que le permite plantear sus cartas a nivel técnico en primer nivel, lo cual siempre se agradece. Su constante reflexión sobre el vacío y la inexistencia pueden pasar por pesados o cuestionables, pero exige una atención importante para disfrutar de todo lo que el filme puede ofrecer. Alejada del susto por el susto y los temas habituales, es justo darle una oportunidad y dejarse llevar. Merece bastante la pena.


Crítica: The Addiction

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NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE EL MITO DEL VAMPIRO A TRAVES DE LA SIEMPRE PARTICULAR ÓPTICA DE ABEL FERRARA


Póster de The Addiction de Abel Ferrara
Pocos destinos me parecen más terroríficos que la maldición de vivir eternamente. La perspectiva de tener que observar el devenir de la humanidad como un narrador omnisciente, observando la repetición continua de la historia y sus crueldades, probablemente sea una de los mayores maleficios a los que la conciencia humana pueda imaginar enfrentarse. Pero la muerte también puede funcionar como una especie de salvoconducto de la conciencia (“Qué más da, si todos vamos a morir igual”) y la religión ha jugado un papel capital en su concepción de la muerte y su significado, lo que ha ayudado a estructurar la moralidad occidental


“Decir que The Addiction es una película sobre vampiros es igual de superficial que decir que es una metáfora sobre la drogadicción” 


Lili Taylor mordida en el cuello por una vampira
De todo esto y algo más habla “The Addiction” (Abel Ferrara, 1995). La protagonista, Kathleen (Lili Taylor) es una candidata a doctora en filosofía que lleva una vida de pura intelectualidad. Su día a día está marcado por el cuestionamiento de las grandes preguntas de la humanidad, especialmente aquellas que tienen que ver con la naturaleza del mal. Kathleen pasa gran parte de su tiempo observando fragmentos visuales que retratan la violencia ejercida por el hombre en diferentes contextos históricos, especialmente la guerra de Vietnam y el Holocausto. 

¿Cómo pudo ser posible tal atrocidad? ¿Dónde habita ese mal? ¿Qué es, una cualidad innata del hombre o una decisión consciente? Una noche, Kathleen se cruza con una mujer (Annabella Sciorra) que la muerde en el cuello, convirtiéndola en vampiro. A raíz de esa experiencia, Kathleen cuestiona todo su universo y perspectiva filosófica. 


“Abel Ferrara despliega toda una serie de autores y referencias intelectuales para hablarnos sí, de la adicción, pero de la adicción que genera el poder sobre los demás” 


Christopher Walken es un vampiro
Decir que “The Addiction” es una película sobre vampiros es igual de superficial que decir que es una metáfora sobre la drogadicción. A pesar de los paralelismos que históricamente han existido entre el mito del vampiro y la sexualidad, el deseo y la dependencia/adicción, y que Ferrara aprovecha en algunas escenas para aumentar su potencia estética (en concreto, todas aquellas escenas que tienen que ver con el éxtasis de consumir sangre, donde se aprecian muchas similitudes con el clímax sexual así como con el clímax tras el consumo de drogas) en realidad, la adicción del personaje protagonista no tiene que ver con cuestiones tan terrenales sino con uno de los elementos con más potencial para corromper al ser humano: la adicción al poder

Abel Ferrara despliega toda una serie de autores y referencias intelectuales para hablarnos sí, de la adicción, pero de la adicción que genera el poder sobre los demás. Así, Kathleen pasa de ser una estudiante introvertida, asexuada y entregada a la vida intelectual a una mujer entregada a un potencial sobrenatural que la erige por encima del resto. Ello conlleva que su enfoque sobre el mal derive en un relativismo moral que Ferrara utiliza para, como ya hiciera en “Ms.45” (1981), desarrollar su interés por conceptos tan católicos como la redención y la salvación


“si algo puede reprochársele a Ferrara es que tiende a las resoluciones narrativas un tanto conservadoras, que a menudo creo que entran en contradicción con su apuesta estética” 


orgía de sangre vampírica
¿Es “The Addiction”, con todo lo que he mencionado, pretenciosa? Pues lo cierto es que a ratos sí, pero Ferrara es un director valiente que conoce lo suficiente los códigos del género como para que la historia no pierda interés, a lo que hay que añadirle una incuestionable fuerza estética y muchísima autoconsciencia a la hora de construir el guion, prueba de ello es la aparición, corta pero estupenda, del personaje de Christopher Walken. 

Lili Taylor convertida en vampira
La fotografía es una delicia, así como el conjunto del elenco, del que obviamente sobresale Lili Taylor, que dota al personaje de tal fragilidad y fuerza al mismo tiempo que es complicado imaginarse al personaje de Kathleen siendo interpretado por otra actriz. Los secundarios cumplen sobradamente y completan una fotografía realista del paisaje del New York de los 90 dentro del relato fantástico. Quizá si algo puede reprochársele a Ferrara es que tiende a las resoluciones narrativas un tanto conservadoras, que a menudo creo que entran en contradicción con su apuesta estética, que siempre suele ser bastante valiente e innovadora. Sin embargo, no puede negarse que se trata de una visión bastante personal y atrevida del mito del vampiro, original y mimada en su ejecución.


Crítica: Castle Freak (2020)

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KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA INFAME PERVERSIÓN DE UNO DE LOS CLÁSICOS BÁSICOS DEL TERROR UNDERGROUND DE LOS NOVENTA


Póster Castle Freak remake
Hay que reconocer a este remake, del original “Castle Freak” (Stuart Gordon, 1995), el mérito de conseguir parecer, absolutamente, una mala (malísima) película de terror de la década de los 90. No entraré en comparaciones, ya que apenas recuerdo el original del señor Gordon, más allá de su reparto plagado de rostros míticos (Crampton, Combs), pero desde luego, la cinta de Tate Steinsiek tiene toneladas de caspa y poca vergüenza. 


“tanto la original como el remake, adaptan (de aquella manera) el relato El Extraño del escritor de Providence” 


Monstruo del remake de Castle Freak
Cuando al principio de una cinta aparece el logo de Fangoria, sabes que el producto resultante es posible que sea aberrante, pero casi seguro que saca alguna que otra sonrisa cómplice. No se ha prodigado la revista como productora, pero sus films siempre han sido sinónimo de esa falta de prejuicios que abundaba en el directo a vídeo de los 90. Como una Troma, pero sin toneladas de cintas y con menos gusto por la serie Z. Pero lo bueno amigos llega cuando descubrimos quien más anda metido en el ajo. Más allá de la anecdótica presencia de Barbara Crampton como productora; poniendo cuartos encontramos ni más ni menos que a… Charles Band…¡Exacto! Después de leer el logo de Fangoria, aparece el tan temido como adorado Full Moon Pictures, con lo que uno ya está totalmente preparado para lo que viene a continuación. Y sí no es así, pobre de él. 

Chica ciega en castillo medieval
El film presenta una estructura divida en dos mitades claras: la primera tiene como protagonista a una pareja que viaja a un castillo heredado por ella en… Albania (¡Ay la Full Moon con sus enclaves baratos…!), con el objetivo de vender la propiedad y labrarse un porvenir. Con vergonzosas dosis de melodrama (ella quedó ciega tras un accidente de coche, sustituyendo así a la hija ciega de la original, después de un exceso de farra de él), esta primera parte aburre al más pintado y solo sirve para presentar al monstruo: un remedo del líder caníbal de “KM 666” (Rob Schmidt, 2003), con un discutible gusto del sentido de la moda, que consiste en vestirse con jirones de tela. 


“Es fácil caer en el revival ochentero y llenar la pantalla de neón y sintetizadores, pero nadie tiene los arrestos de aventurarse con una década tan jodida para el horror como los 90” 


chica rubia con vestido gótico
Tras una soporífera primera hora (salpicada con algún apunte gore, como ese camello con sobredosis), llega lo bueno: cuarenta minutos plagados de situaciones increíbles, personajes estúpidos, gore zetoso a rabiar, sexo turbio y asqueroso (se atisban en plano unos cojones ni más ni menos) y quizás uno de los homenajes más chuscos a Lovecraft (lo que ya es decir) de la historia del cine. Al respecto conviene recordar que tanto la original como el remake, adaptan (de aquella manera) el relato “El Extraño” del escritor de Providence

víctimas para monstruo de serie z
Es una lástima haber dejado el peyote: no quiero ni imaginarme como hubiera disfrutado con esa aberrante escena de sexo rematada con un punteo de guitarra (que trajo a mi cabeza el ayunte de Belial…), ese protagonista sacudiendo un látigo de siete cuerdas mientras grita airado, esa pareja de compadres asiático-afroamericano que llegan a expresar que dar de sopapos a un monstruo es para lo que llevan preparándose toda la vida (sin atisbo de broma o ironía), esos tentáculos que hacen tanto las veces de pene como de alargamiento de vagina, esa ciega que al andar mantiene la mirada fija, pero que al desayunar parecer saber perfectamente donde dirigir la mirada, esa manera de drogarse y emborracharse como si acabaran de descubrir el opio en el siglo XVIII, esa secta vestida en “Disfraces Asunción”, etc…y todo esto en solamente cuarenta minutillos de nada


“Si eres fan de la original, creo que tiene poco que ver y si eres fan de Lovecraft, se te subirán los colores” 


Muertes castle freak remake
Se suele decir a menudo, pero está forma de hacer películas ya no se ve. Es fácil caer en el revival ochentero y llenar la pantalla de neón y sintetizadores, pero nadie tiene los arrestos de aventurarse con una década tan jodida para el horror como los 90. Más allá de que fue una época de vacas flacas (como en casi todo…), atreverse a realizar una mierda como las de la época de esplendor de Full Moon hoy en día, y que parezca sacada de una estantería de un videoclub en pleno 1995, tiene mérito. Solamente por eso, voy a aprobar una película que no se sostiene por ningún lado. 

Resulta imposible recomendar una película como “Castle Freak” (Tate Steinsiek, 2020). Si eres fan de la original, creo que tiene poco que ver y si eres fan de Lovecraft, se te subirán los colores. Bueno, en realidad puedo recomendarla a todos aquellos que tengan un sincero interés en ver una vagina de monstruo incestuoso. En ese (delicado) aspecto, “Castle Freak” cumplirá sus expectativas de sobra.


Crítica: Mon Mon Mon Monsters

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DONNIE NOS HABLA SOBRE LO QUE PODRÍA HABER SIDO UNA PERTURBADORA EXPERIENCIA DESDE TAIWÁN, PARA TERMINAR QUEDÁNDOSE EN TIERRA DE NADIE


mon mon mon monsters póster
Hay películas que tienen una primera escena que posee gran fuerza, que promete mucho, que hace que pensemos que nos vamos a encontrar ante una cinta que tiene mucho que ofrecer. Pero también hay películas que tras esa primera escena parecen atascarse, parece que no saben como empezar a desarrollar una historia y a sus personajes haciendo que muchos espectadores acaben abandonando, dejen de ver la película y salgan del cine o apaguen el televisor. 'Mon Mon Mon Monsters' de Giddens Ko es una de esas cintas: Tras un más que prometedor inicio, los siguientes minutos no acaban por enganchar, no consiguen mantener la tensión. Es cierto que esta mejora, que acaba por resultar entretenida pero esa parte de la película es sin duda una gran losa que frenará a más de uno. 


“es una lástima que Giddens Ko parezca rechazar o alejarse de ese tono enfermizo que tan bien le iría a esta película, que la intente suavizar con humor”


chica asiática con monstruo
'Mon Mon Mon Monsters' es otra de esas películas que parecen haberse hecho en base de retales de otras historias, es otra de esas películas que por momentos no sabes en que género ubicar: Tiene elementos de terror, tiene un sentido del humor con el que por ejemplo yo no conecto, por momentos es un drama... Hay tantos tonos diferentes que a veces es difícil quedarse con la melodía. Con todo lo dicho hasta ahora y lo que vamos a decir y aunque suene raro, la cinta de Giddens Ko nos ha gustado pero nos ha dejado un extraño sabor de boca, un regusto un tanto amargo. 

cine de terror taiwanés
Un grupo de adolescentes capturaran un monstruo que en base a todo tipo de crueldades a la que lo someten se convertirá en su máxima diversión. No ha de pensar el lector que esta película tiene el tono enfermizo de la soberbia y muy malrollera 'Deadgirl'(2008) de Marcel Sarmiento a pesar de que ciertos momentos puedan traernos a la memoria esta película (otra vez un grupo de jóvenes tienen un monstruo del que abusan de muy diversas maneras). Tampoco tiene la profundidad de 'Confessions' (2010) de Tetsuya Nakasima. Esa profesora hablando a una clase llena de gamberros y gritos parece extraída directamente de la cinta del director japonés. Y es una lástima que Giddens Ko parezca rechazar o alejarse de ese tono enfermizo que tan bien le iría a esta película, que la intente suavizar con humor o con personajes como el de la profesora y su obsesión por lo espiritual que acaban por saturarnos.


“resulta demasiado obvia a la hora de plantear el dilema de quién es el verdadero monstruo. También en la manera en la que muestra como las personas se van adaptando a las circunstancias”


jóvenes asiáticos torturando
'Mon Mon Mon Monsters' (2017) parece lanzar la piedra y esconder la mano y esto no solo se puede decir acerca de como este trata los temas truculentos de la historia, sino también en esos momentos en los que la película parece ponerse salvaje: Nos gusta, pero podría haberlo sido mucho, pero mucho más.

'Mon Mon Mon Monsters'resulta demasiado obvia a la hora de plantear el dilema de quién es el verdadero monstruo. También en la manera en la que muestra como las personas se van adaptando a las circunstancias, como has de devorar para no ser devorado. Resulta llamativo que en una película como esta, en la clase en la que se encuentran los protagonistas se observe en la pizarra algo relacionado con un pastor andaluz llamado Santiago que busca algo por las pirámides de Egipto. 'El alquimista' de Paulo Coelho. Que es la felicidad, la respuesta varia para cada persona. Y parece que la maldad también. 


“una cinta que toca muchos géneros y que parece estar destinada a un tipo de público determinado haciendo que resulte un tanto hermética para todos aquellos que estén fuera de él” 


chica perseguida por monstruos
La cinta de Giddens Ko tiene a su propio Oskar, tiene a su propia Eli, su manera de hacer que dos personas que forman parte de mundos distintos acaben por encontrarse (ojo, tómese este comentario con toda la cautela a pesar de que es muy posible que muchos lectores encuentren ciertos paralelismos entre la adaptación al cine de la novela de John Ajvide Lindqvist y la película de Giddens Ko). Es cuando el director deja de lado esos toques de humor y esa indefinición de la historia y se centra en los monstruos y el protagonista cuando la película empieza a ganar peso y consistencia, cuando esta nos acaba ofreciendo lo mejor de ella, llegando a un gran epilogo que consigue hacernos olvidar todos esos minutos de nos han distanciado de la película antes de acercarnos. 

niño asiático perverso maquillado
Giddens Ko nos deja en 'Mon Mon Mon Monsters'una cinta que toca muchos géneros y que parece estar destinada a un tipo de público determinado haciendo que resulte un tanto hermética para todos aquellos que estén fuera de él. Aunque tiene sus momentos violentos, estos no llegan a ser lo gores que una película así necesitaría y con la que tanto disfrutaríamos. Recordemos por ejemplo lo que ocurre con una cinta como 'The Witch. Part I: The Subversion' (2018); tras unos minutos que no nos interesan demasiado, se convierte en un espectáculo violento y excesivo como pocos. 'Mon Mon Mon Monsters' es una irregular pero interesante propuesta. Con una parte final muy atractiva, la cinta de Giddens Ko nos deja la sensación de que podría haber sido mucho más de lo que realmente es. 

Lo mejor: Eso que podemos definir como el epilogo de la historia. 

Lo peor: Esos minutos insulsos que van después de la escena inicial de la película.


Crítica: The Wolf of Snow Hollow

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MISTER MOLOKO NOS HABLA SOBRE EL PARTICULAR TERROR LICÁNTROPO DIRIGIDO, ESCRITO Y PROTAGONIZADO POR JIM CUMMINGS


The Wolf of Snow Hollow póster
Tenía muchísimas ganas de acercarme a “The Wolf of Snow Hollow”, la nueva obra de Jim Cummings. “Thunder Road” (2018), su anterior propuesta, me pareció un excelente ejercicio cinematográfico en el que el actor/director combinaba a la perfección una personal visión del drama con acertadísimos momentos de humor negro. La historia de un policía cuya vida se ve sometida a una imparable caída a los infiernos, le daba a Cummings la oportunidad de hacer un magnifico retrato emocional de un personaje que fluctúa entre lo patético y lo conmovedor: entre lo adorable y lo directamente hostiable. Una buena muestra de cine independiente y una de esas películas que te dejan con muy buen sabor de boca y ganas de ver más. 


“el director ha intentado abordar un género muy popular sin renunciar por ello a unos intereses autorales y temáticos muy concretos” 


Jim Cummings, Robert Forster y Riki Lindhome
La trama de “The Wolf of Snow Hollow” (2020) es bastante sencilla. John Marshall es un oficial de la policía de una pequeña y tranquila población del estado de Utah que vive del turismo de invierno. Alcohólico y con evidentes problemas de control de la ira, el agente se ha pasado los últimos años lidiando con su padre, el sheriff de la población, que aunque está físicamente muy deteriorado se niega a dejar su puesto y con una exmujer y una hija que no le dan ningún tipo de tregua. Una serie de misteriosos y sangrientos asesinatos harán que su equilibrio emocional llegue al límite

huella de hombre lobo
La primera impresión que te queda tras ver la película es que Cummings es un autor como mínimo coherente. Y decimos esto porque el director de Nueva Orleans nos ha vuelto a ofrecer una historia protagonizada por un ser humano emocionalmente torturado al que las circunstancias y el entorno le superan. Pero la novedad es que en esta ocasión Cummings ha decidido situar su historia dentro del contexto de un trhiller de terror ambientado en una población del oeste norteamericano. En otras palabras: el director ha intentado abordar un género muy popular sin renunciar por ello a unos intereses autorales y temáticos muy concretos. Para hacer esto, como bien sabemos, se requiere de un guion que sea capaz de aunar ambos centros de interés, los haga progresar y evite que uno se imponga sobre otro. En el caso de la cinta que nos ocupa este sutil equilibrio se rompe algunas veces ocasionando que, aunque esta sea una película con muchos elementos positivos, no acabe de ser una cinta redonda. 


“está más próxima, con todos los peros y distancias que se quieran, al cine de Jim Jarmusch o a ciertas películas de los hermanos Coen que a cualquier otro referente” 


cadáver en la nieve
Todo ello ha ocasionado que la película haya desconcertado a más de uno. Desde su premisa argumental, que se mueve con calculada ambigüedad entre el fantástico y el thriller, hasta la definición de las motivaciones de los personajes, todo en la cinta parece recubierto de una extraña capa de extrañeza. Parece como si el director le quisiera dar la vuelta a todos los clichés habituales del género para descolocar, más que sorprender, a un espectador que asiste atónito a una historia que navega por aguas poco transitadas. Vamos, que si alguien busca en ella un thriller al uso de esos que tanto se prodigan últimamente en Netflix lo lleva claro: esta cinta está más próxima, con todos los peros y distancias que se quieran, al cine de Jim Jarmusch o a ciertas películas de los hermanos Coen que a cualquier otro referente. Y es que si algo queda claro en “The Wolf of Snow Hollow” es que nada es lo que parece. 

policías de pueblo
Desde mi punto de vista todo lo que se refiere a la definición de los personajes y sus circunstancias vitales es uno de los grandes aciertos del film. Aunque es muy difícil empatizar con cualquiera de ellos, ya que la mayoría son egoístas, mezquinos e interesados, al final les acabas cogiendo cariño. Y es que todos ellos forman un grupo humano sumamente peculiar en el que lo patético se da la mano con lo más tierno e hilarante. Tenemos a un protagonista violento, alcohólico y con una inteligencia emocional nula; un sheriff aferrado a un cargo al que, aunque sepa que ya no está en condiciones de hacer absolutamente nada, no quiere renunciar; una agente silenciosa y andrógina que ha asumido que su rol tiene que centrarse en tapar la incompetencia de sus compañeros; unos policías vagos e indiscretos que sólo buscan que el FBI les soluciones el problema; una adolescente insoportable incapaz de gestionar la inestabilidad de su padre. Un microcosmos retratado con inteligencia que nos imbuye en una especie de realidad extraña y muy bizarra plagada de frikis, ineptos y donde la trama de los asesinatos funciona perfectamente como recurso para hacer evolucionar las relaciones entre ellos. 

pezuña de hombre lobo
Todo ello se logra en gran medida gracias a las grandes interpretaciones del reparto. Desde un Jim Cummings que retrata a la perfección a ese ser patético que se ha pasado media vida intentando demostrar que no es únicamente un mediocre a la sombra de su padre el Sheriff; pasando por el siempre magnífico Robert Forster que, probablemente motivado por su enfermedad (falleció justo al finalizar el rodaje) le otorga a su personaje una mezcla increíble entre fragilidad y dignidad; y llegando a una Riki Lindhome que no sólo parece una versión 2.0 de la Frances McDormand de "Fargo", sino que también demuestra que es una actriz a la que hay que seguir de cerca… todos cumplen a la perfección en sus roles y ayudan a transmitir la idea de que estamos lidiando con personas a las que la situación les viene muy, pero que muy grande. Y esto funciona como un reloj durante la primera hora. 

Jim Cummings haciendo de policía
Los problemas vienen a partir de ese momento. Es entonces cuando nos da la sensación que el director está tan centrado en la vida de su protagonista que parece que deje de interesarle la historia de los asesinatos que nos está contando. Vamos, que ese equilibrio entre el desarrollo emocional de los personajes y la progresión coherente de una trama de terror con principio, nudo y desenlace se diluye en pro de lo primero. Y ello nos lleva a un desenlace extraño donde, con sinceridad, el director se tiene que sacar de la manga un par de “deus ex machina” tramposos para que la cosa tenga un mínimo de coherencia. Y eso implica un falso culpable que parece salido de la nada (y que es claramente un pegote) o una resolución algo errática donde las cosas pasan porque sí. No sé si soy el único, pero tuve que volver varias veces al principio de la cinta para poder dilucidar con claridad quien era realmente el villano de la función. 


“estamos ante un cineasta que, si sabe controlar mejor sus pulsiones como autor y los elementos narrativos que precisa un buen guion cinematográfico, puede dar mucho que hablar en los próximos años” 


víctima en The Wolf of Snow Hollow
Y es una lástima porque la propuesta, en general, es muy interesante. Me gusta la ambigüedad con la que trata el tema de la identidad del asesino (no sabemos si es un animal, una criatura fantástica, un psicópata o las tres cosas a la vez), me interesa ver como el protagonista, incapaz de gestionar su vida y de hacer algo bien con su equipo de policías, es el único que va bien encaminado en la investigación sin nadie le tome en serio; ni los espectadores. De la misma forma el director rueda de forma magnífica todas las secuencias de terror, por llamarlo de alguna manera, sin escatimar en sangre, gore y violencia.

hombre lobo en la nieve
“The Wolf of Snow Hollow” es una buena película a la que le hubiera hecho falta trabajar un poquito más el guion para que resultara una cinta notable. Aunque es a todas luces obvio que la intención del realizador era manufacturar una cinta que se saliera de los cánones habituales del cine de terror y en la que el desarrollo de los personajes fuera la piedra angular, lo cierto es que también era necesario dotar de cierto sentido a la historia. Y durante buena parte del metraje lo consigue, pero al final (imagino que la cabra tira al monte) todo queda muy diluido y, sinceramente, a los espectadores ya nos da un poco lo mismo si los asesinatos los comete un lobo, un hombre lobo o un pirado. Y es una lástima porque la propuesta funciona durante una gran parte del metraje. 

Esperamos que en próximos trabajos Jim Cummings sea capaz de compensar estos desequilibrios. Honestamente creo que estamos ante un cineasta que, si sabe controlar mejor sus pulsiones como autor y los elementos narrativos que precisa un buen guion cinematográfico, puede dar mucho que hablar en los próximos años.


Crítica: The Toll

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ANDREA CATÁSTROFE NOS HABLA SOBRE ESTE THRILLER PSICOLÓGICO CON VOLANTAZO HACIA EL TERROR SOBRENATURAL


Póster para The Toll de Michael Nader
“The Toll” (2020) es el primer largometraje del cineasta canadiense de tan sólo 26 años, Michael Nader, mucho más experimentado en cortometrajes. Un filme que busca despertar el interés y la simpatía del espectador, partiendo de un acto común y rutinario para cualquiera de nosotros, y así, apostando por nuestra empatía, distorsionar la realidad hacía una experiencia sobrenatural y terrorífica. ¿Qué tan efectivo logra ser? El esfuerzo se aprecia, pero adolece de una enorme falta de originalidad y un apego descomunal al género. Arriesgarse un poco más quizá habría dado mejores resultados, finalmente es un debut, ¿Quién te va a juzgar? Todo lo contrario e incluso estaríamos hablando de un thriller psicológico apuntando hacia direcciones realmente escalofriantes. 


“abusa de los clichés del cine de terror para conseguir algún sobresalto y construir su historia, y aunque tiene sus momentos, he de reconocerlo, con el paso del tiempo se vuelve repetitiva y tediosa” 


Jordan Hayes en The Toll (2020)
No todos gozamos de un sentido de la orientación tan agudo, ¿Te has quedado varado en medio de la nada, camino a alguna parte?, desprotegido e indefenso, pero esto no es todo, Nader nos pone en una situación mucho más común e incomoda. ¿Y si no estás solo? Tal vez comparte tu destino el chófer que solicitaste por Uber, Cabify, Lyft, etc., y como lo expuso en su momento “Spree” (2020) de Eugene Kotlyarenko, no podemos/debemos confiar plenamente en la honestidad de las personas, nunca sabemos que clase de maníaco yace tras el volante, tras esa sonrisa servicial. ¡Pues bien! Esa es la historia de Cami. 

The Toll Man
Una mujer que viaja a Canadá con el propósito de visitar la granja de su padre, quien debido a las altas horas de la noche ha preferido no ir a recibirla, ¿Quién se atrevería a conducir en esta oscuridad? El sentido común nos dice que es mejor pasar la noche en un hotel, pero nuestros personajes no siempre toman las mejores decisiones, y Cami es una de ellas, optando por solicitar un viaje en una de estas aplicaciones. Por otro lado tenemos a Spencer, un asesino serial en potencia o quizá sólo un depravado, yace en su auto descartando viajes solicitados por hombres, a la espera de un mujer, es cuando aparece Cami para salvar su noche. Iniciar el viaje con algunos comentarios incómodos por parte de Spencer, bromas de mal gusto y cambios en la ruta bastante sospechosos. Repentinamente el auto golpea una figura fantasmal y nuestros protagonistas cruzan hacia otra dimensión, por así llamarlo. 


“Una película de suspenso que en su primera parte sale avante. Nos plantea una premisa, si nos ponemos un poco paranoicos, realista y de miedo, ¿Qué harías bajo la sospecha de que tu conductor es un asesino en serie?” 


visiones y pesadillas en la oscuridad
The Toll Man es el rey de este nuevo sombrío bosque, lleno de pesadillas y alucinaciones, e imposible de escapar a menos de que quienes osaron entrar a él paguen el peaje. De tal modo nuestros personajes deberán discernir qué quiere y qué es The Toll Man, una misión complicada cuando de por medió tienen que confiar el uno en el otro, evadir las tretas de esta oscura entidad, que jugara con sus recuerdos más dolorosos para incitarlos a matarse uno a otro. 

Una película de suspenso que en su primera parte sale avante. Nos plantea una premisa, si nos ponemos un poco paranoicos, realista y de miedo, ¿Qué harías bajo la sospecha de que tu conductor es un asesino en serie?, solo, en el asiento trasero y obviamente sin teléfono. Sin embargo, Nader, al momento de incorporar el elemento sobrenatural parece como si prefiriera emular una leyenda urbana o un cuento de terror a la luz de la fogata. 


“la fotografía de Jordan Kennington. Considerando los bajos recursos de la película y que sucede durante la noche y al aire libre, logra encubrir sus carencias y generar imágenes que en la mayoría de los casos funcionan” 


anciana aterradora
En su objetivo Nader se inclina y abusa de los clichés del cine de terror para conseguir algún sobresalto y construir su historia, y aunque tiene sus momentos, he de reconocerlo (quizá si te involucras mucho coincidas con algún jump scare), con el paso del tiempo se vuelve repetitiva y tediosa, pese a que su duración es de menos de 80 minutos. Por si fuera poco, a media película aparece un personaje salido de la nada para explicarnos qué está pasando... ¿Para qué? me pregunto yo, ¿Tanto nos subestima? En cuanto al método de tormento psicológico de The Toll Man, visiones de suicidio, agresiones sexuales, embarazos no deseados... una información que, con los personajes tan poco desarrollados que tenemos, poco nos puede interesar. Así que cuando opta por un giro en el argumento en los últimos minutos del filme, poco se puede mejorar. ¿Y qué hay de la caracterización de este personaje “siniestro”? Pues una entidad que nos recuerda al Bogeyman y a los psicópatas de “The Strangers” (2008). 

Jordan Hayes con una pistola
Puntos a favor, la fotografía de Jordan Kennington. Considerando los bajos recursos de la película y que sucede durante la noche y al aire libre, logra encubrir sus carencias y generar imágenes que en la mayoría de los casos funcionan. La actuación de Jordan Hayes (tal vez la recuerdes en “Exit Humanity” de 2011) es muy aceptable, su personaje no es complejo pero al menos le aporta ciertos matices y no cae tan fácilmente en el rol de víctima al cual se le predispone; respecto a Max Topplin, una actuación mala, pero tampoco hay mucho que exigir, y tanto Topplin como Hayes, logran mantener cierta ambigüedad en sus personajes durante todo el filme. ¿Qué hay en el futuro para Michael Nader? No lo sé... tal vez lo suyo sean los cortometrajes.


Crítica: Godzilla vs Kong

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KRUEGER NOS HABLA SOBRE EL NUEVO EPISODIO DEL MONSTERVERSE, LA ESPERADA BATALLA DEFINITIVA DIRIGIDA POR ADAM WINGARD


godzilla vs kong póster
Nunca he sido aficionado al género kaiju, lo que significa que, en consecuencia, Godzilla nunca ha estado entre mis preferencias monstruosas: es cierto que he leído mucho, pero he visto poco sobre los citados titanes. Lo mismo puede decirse de su homologo americano, el simio gigante Kong. Sea como sea, una propuesta que mostrará ambos mostrencos, con la tecnología de hoy en día, partiéndose el lomo, se antojaba todo un reclamo para una pantalla grande cada vez más necesitada de espectáculo.


“Wingard ha conseguido unir aspectos tan diferentes como el tono más serio de la trama de Kong, el ligero y divertido de la trama Godzilla y la propia lucha de monstruos, en un todo bastante unificado”


pelea entre godzilla y king kong
El Monsterverse me ha parecido desde el principio una patochada. Al igual que la intentona de Universal con sus monstruos clásicos, que se quedo en el arranque con esa anodina “La Momia” (Alex Kurtzman, 2017), la pretensión de jugar en la misma liga que Marvel y lo basto de su capacidad para crear un universo compartido, olía más a estrategia de estudio (en realidad, todo lo es siempre) que a verdaderas posibilidades cinematográficas, lo que no ha impedido que fuera picando con todas las entregas, incluso antes de tener conocimiento del Monsterverse

Millie Bobby Brown en godzilla vs kong
Vamos a dejarlo claro, “Godzilla vs. Kong” (Adam Wingard, 2021), no es la peor película del universo, pero queda lejos de ser la mejor, honor que sigue ostentando la inicial “Godzilla” (Gareth Ewards, 2014), que a pesar de apenas mostrar al monstruo en pantalla y de un exceso de seriedad, consiguió algo que ninguna otra cinta de la “saga” ha conseguido: tener personajes que nos importen. Tanto “Kong: La Isla Calavera” (Jordan Vogt-Roberts, 2017), fallido intento de acercamiento al cine de aventuras más puro, como “Godzilla: Rey de Los Monstruos” (Michael Dougherty, 2019), presentaban unas tramas y unos personajes que, siempre que dejaban a los gigantescos monstruos en un segundo plano, navegaban entre lo anodino y lo intrascendente. Similar suerte corre “Godzilla vs. Kong”. 

king kong con hacha
He de admitir que Wingard ha conseguido unir aspectos tan diferentes como el tono más serio de la trama de Kong, el ligero y divertido de la trama Godzilla y la propia lucha de monstruos, en un todo bastante unificado, provocando que la película no se resienta al saltar de historia en historia. Otra cosa es que lo que cuente tenga el más mínimo interés. Hay momentos en los que “Godzilla vs. Kong” aburre hasta al acomodador y aburrimiento no es una palabra que le venga a uno a la cabeza cuando piensa en enfrentamientos entre monstruos altos como edificios. Sorprende ver buenos actores como Rebeca Hall o Alexander Skarsgård (y su chaleco a lo Marty McFly) tan desaprovechados y siendo incapaces de provocar la más mínima empatía en el espectador: no es culpa suya, el error radica en un guion que no termina de cuadrar nunca y que siempre ha presentado una tendencia a no decidir el tono de la historia que quiere contar, tanto en particular como en global. 


“más allá de esa banda sonora de tonalidades ochenteras, sintetizadores mediante, apenas se nota la dirección de Wingard” 


Millie Bobby Brown adulta
Si algo hay que reconocer al Monsterverse, es su capacidad para llamar la atención del aficionado al fantástico, mediante la figura de sus directores. No sorprende la elección de Wingard, tras el paso por la saga de figuras como Dougherty o Edwards, pero siendo sincero, más allá de esa banda sonora de tonalidades ochenteras, sintetizadores mediante, apenas se nota la dirección de Wingard. Los aspectos más interesantes de la puesta en escena, más allá de las set pieces de lucha, se encuentran en ciertos aspectos visuales de ese “mundo” que visitan los protagonistas, pero se antoja poca cosa para un director tan interesante como el niño que se salió de algo tan estúpido como el mumblecore

rebeca hall con Alexander Skarsgård
No todo son aspectos negativos en “Godzilla vs. Kong”. Indudablemente el enfrentamiento, que desafortunadamente ocupa menos de lo que deseamos todos los espectadores, es simplemente espectacular. Una orgía masiva de destrucción de edificios y hostias como panes, que luce de maravilla en pantalla de cine. Sería de necios negar la majestuosidad de ver a Godzilla atravesando un edificio con la cara de Kong. Una maravilla, que se reserva para el final del metraje, lo que indudablemente juega a favor de la película de Wingard, ya que provoca que el sabor final de la cinta no sea tan desalentador para el espectador. También existe una sorpresa para el aficionado, que no voy a desvelar para no caer en terreno de spoiler. 


“Sería de necios negar la majestuosidad de ver a Godzilla atravesando un edificio con la cara de Kong. Una maravilla, que se reserva para el final del metraje, lo que indudablemente juega a favor de la película” 


godzilla disparando rayo por la boca
Teniendo en cuenta lo fantásticamente bien que funciona el final, y lo efectivo de otras set pieces como la del barco, uno no puede evitar pensar porque no han hecho la mejor película de monstruos de la historia, dejándolo todo en unos tremendos 50 minutos. Durante el visionado pensaba en como se asemeja a la saga “Transformers”, pero al menos en aquella, casi todos los personajes están pasados por el barniz del humor. 

godzilla vs kong efectos especiales
El Monsterverse supuestamente se encuentra finiquitado (aunque viendo el espectacular arranque de la cinta en China, hasta el rabo todo es toro…) y la sensación final es la de oportunidad perdida. Sinceramente, creo que podrían haber realizado mejores películas con personajes tan jugosos y es una lástima que para el recuerdo solamente queden aspectos sueltos. Puede parecer una crítica muy negativa, pero en realidad me lo he pasado bien viendo “Godzilla vs. Kong”, es lo que tiene echar de menos tanto el cine. Os aseguro que el final merece el precio de la entrada, con una pelea bien planificada, en la que puede verse con claridad cada hostia y disfrutar con cada edificio derruido. 

Me gustaría, a modo de epilogo, cerrar con una pregunta/reflexión, a raíz de “Godzilla” (Roland Emmerich, 1998): ¿Sois conscientes de que hubo una época en la que alguien como Matthew Broderick lideraba un blockbuster?


Crítica: The Banishing

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MISSTERROR NOS HABLA SOBRE EL DESCAFEINADO REGRESO DE CHRISTOPHER SMITH AL CINE DE TERROR


The Banishing póster
Los castigos son, por definición, aquellas penas que se imponen a quien ha tenido un mal comportamiento. La variedad de los castigos conocidos es tan vasta como imaginaciones hay en el mundo. Teniendo en cuenta que para la maldad, aflora toda la originalidad y el ingenio de los que carecemos en los momentos de bondad para ser agradecidos, ya os podéis imaginar que pocas expiaciones ha dejado esta humanidad por explorar. Desde los más ingenuos como dejarnos sin postre hasta los más crueles relacionados con la pérdida de un hijo, el terror ha sido bastante minucioso con el tema y como buen género explorador, sigue apostando por el castigo en todas sus formas. Curioso fenómeno aquel que hace que una película somatice su trama y se convierta en un castigo en sí mismo. Hoy toca castigo y destierro y no por este orden. 


“un batiburrillo de ideas concentradas en una confusa historia de fantasmas ambientada en una casa encantada y enmarcada justo antes de la segunda guerra mundial” 


entierro segunda guerra mundial
Christopher Smith coge la batuta de director de terror de nuevo y en esta ocasión, apuesta por el subgénero de fantasmas para complementar una carrera en la que ha tocado diferentes palos con mejores resultados. Recordemos que debutó con el reivindicable survival“Creep”, combinando dos años más tarde lo que había aprendido aquella noche de 2004 en el metro de Londres con el humor negro para dar vida a “Severance” y completar el proceso en 2009 con la que, desde mi punto de vista, es su mejor película, “Triangle”. A partir de este momento, siguió indagando cuanto subgénero se le ponía por delante: “Black Death” (2010) le llevó al Londres del siglo XIV para dar su visión del amor en tiempos dominados por la religión y las plagas. Más tarde por algún designio del destino, las comedias familiares de Navidad pudieron contar con él en “Get Santa” (2014) y supongo que con una experiencia así tuvo bastante porque dos años después indagó en lo que el thriller noir le podía proporcionar, dirigiendo “Detour” (2016). Está claro que Smith no ha encontrado aún su casa para siempre y le gusta experimentar. Algo muy interesante si sumas y no restas. 

Jessica Brown Findlay con su hija
Os pongo en contexto porque es desconcertante que Smith, con las experiencias anterior vividas y el aprendizaje que haya podido sacar de cada una de sus incursiones en la gran y pequeña pantalla, vuelva al cine de terror con algo tan insulso como “The Banishing” (2020), un batiburrillo de ideas concentradas en una confusa historia de fantasmas ambientada en una casa encantada y enmarcada justo antes de la segunda guerra mundial. Tres elementos a tener en cuenta para iniciar la narración desde el drama: un sacerdote, su mujer y la hija de esta. Otros tres para generar el misterio: una casa con una macabra historia detrás, un ocultista y una antigua orden religiosa aferrada al poder del dolor para la expiación. Como elementos de unión, un obispo y un ambiente fascista que intenta dar relevancia al guion. Todo unido con poco esfuerzo da como resultado un compuesto frágil que hace aguas por todas partes


“Demasiadas ideas puestas encima de la mesa que, o bien los guionistas no han sabido pulir o bien el director no ha sabido interpretar” 


Jessica Brown Findlay sexy
En esta ocasión, Christopher Smith no escribe el guion (como lo suele hacer en casi todas sus películas), sino que se dedica a dar forma a lo que otros han ideado. Por lo general, es bien sabido que tres guionistas son multitud. Cada uno con un punto de vista y una percepción que hace que, aunque compartan idea general, las visiones sean únicas y cueste empastarlas. Esto es lo que se percibe constantemente en “The Baninshing”. Demasiadas ideas puestas encima de la mesa que, o bien los guionistas no han sabido pulir o bien el director no ha sabido interpretar. El resultado es una historia desordenada que pone mucho foco en los personajes y poco en los sucesos paranormales. Como consecuencia, “The Banishing” no muestra contundencia alguna y ni siquiera es buena creando atmósfera. No es que sea una historia de cocción lenta. No, no es ese su problema para resultar aburrida, la cuestión es que insiste en recrearse en una subtrama que debería ser simplemente complementaria y se olvida de hacer atractiva la intriga paranormal. 

fanático religioso en the banishing
Lejos de arriesgar formalmente, “The Banishing” se amordaza con los elementos característicos de las casas encantadas tales como el uso de los espejos, las muñecas siniestras, las visiones de los fantasmas del pasado y una niña como canal de entrada y salida a un mundo sobrenatural de poco recorrido. No sería problema la falta de originalidad si todo lo mencionado se utilizara para dar impulso a una trama sin atractivo. Lamentablemente la actividad paranormal es tan vaporosa que no permite que el espectador se pueda agarrar a ella para captar su atención. Mucho se he demonizado el uso del jump scare en este tipo de producciones, pero “The Banishing” lo pide a gritos en varios momentos donde la trama está infartada y al borde de la muerte. 


“piezas colocadas de una manera poco inteligente, convierten a The Banishing en una experiencia que no aporta nada al panorama de terror actual” 


secta religiosa
Como punto fuerte en “The Banishing” cabe destacar la ambientación. Escenarios muy bien escogidos, vestuario y maquillajes muy correctos y buena recreación de esa especie de corriente de aire frío que acompaña los tiempos de preguerra. Marco adecuado para unas interpretaciones destacables por parte de la pareja protagonista, Jessica Brown Findlay (“Downtown Abbey”) y John Heffernan (“Drácula”. Mini Serie) y pasadísima de rosca por parte de Sean Harris (“Posssum”), dando vida al ocultista. La banda sonora adecuada y sin sobresaltos para un resultado muy plano en su conjunto que, pese a una duración moderaba, termina pasando factura y resultando aburrida

Jessica Brown Findlay y Sean Harris
No es que “The Banishing” sea el castigo fílmico del que escapar este año, pero es evidente que no es capaz de explorar el destierro que nos vende el título, ni la trama política a la que se acerca sin profundizar lo más mínimo, ni sabe ordenar coherentemente las conexiones entre la casa y la nueva familia que la habita. Demasiado cliché ahogando los dos momentos puntuales de lucidez de la película y piezas colocadas de una manera poco inteligente, convierten a “The Banishing” en una experiencia que no aporta nada al panorama de terror actual. Me temo que esta vez no ha podido ser, así que en compensación por este trago amargo os merecéis una torrija, amigos, una buena torrija.


Crítica: The Curse of Audrey Earnshaw

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MAIK LINGOTAZO NOS HABLA SOBRE ESTE TERROR CANADIENSE CON ECOS A "LA BRUJA", QUE SE TERMINA QUEDANDO MUY LEJOS DE LA ÉLITE


The curse of audrey earnshaw póster
El cine canadiense viene dando desde hace tiempo gratas muestras de la calidad que atesoran las producciones que destinan al público amante del terror. Desde “Pontypool” (2008) hasta “Ghostland” (2018), pasando por “7 days” (2009), “Antiviral” (2012) o “Mamá” (2013), por citar unos pocos ejemplos más que significativos de lo que se ha venido cociendo desde hace poco más de una década. La que nos ocupa bebe directamente de “La bruja” (2016), otra coproducción entre el mencionado país norteamericano y su vecino del sur, Estados Unidos. Fijaos hasta qué punto será así que no hay más que echar un vistazo a las escuetas sinopsis que guardan sus respectivas fichas en el portal IMDB. Da toda la impresión de que con Audrey no se han estrujado demasiado el cerebro. Vamos, que no se han molestado mucho en singularizarse. 


“el filme transita con pulso calmo pero subyugante a través del irrespirable ambiente que cubre toda suerte de acciones y diálogos” 


Por esto y mucho más, es inevitable no aludir a lo que nos evocaba la cinta que Robert Eggers puso en liza antes de graduarse con la exquisita “El faro” (2019). En aquella, las texturas húmedas y grises de la campiña que era Nueva Inglaterra en 1630 transpiraban con cada fotograma atravesando los avatares de una comunidad pacata y cerrada, empapándolo todo con la gélida y punzante sensación que acompaña a los días aciagos, con sus noches desoladas. 

En “La maldición de Audrey Earnshaw” se nos propone, sin embargo, un lugar indeterminado en medio de la vastedad del norte de América. En verdad, poco importa, pues lo que nos interesa saber es que, en cualquier caso, todo atisbo de civilización ha sido convenientemente eludido por la congregación descendiente de los primeros peregrinos irlandeses que tuvieron a bien enclavarse en tan inhóspito paraje. Como tantos otros pioneros que huyeron del Viejo Continente en busca de ignotas tierras donde comenzar una nueva vida, para dejar atrás persecuciones religiosas o saldar cuentas pendientes con la justicia, nuestros parroquianos protagonistas se nos presentan como un asentamiento que desde que arribó, allá por el año 1873, no ha conocido, ni querido conocer, avance tecnológico alguno. 

Ahora, según nos sitúa la película, nos hallamos justo un siglo después, en pleno azote de hambruna y mortandad. Viene cebándose, persistente, sobre los piadosos moradores desde hace casi dos décadas y, lo que es peor aún, parece no tener fin. Por más que ellos continúen con denodado empeño fiándole sus designios a la providencia divina, el ganado sigue pereciendo y las cosechas están bajo mínimos.

Jessica Reynolds en The curse of audrey earnshaw
Todo esto es algo que se nos relata ya de inicio, merced a una sobria introducción con cuyo texto sobreimpreso se nos pone en antecedentes. Y se nos desvela, también, que fue durante lo que se dio a conocer como “el Eclipse”, 17 años atrás, que arrancaron las penalidades. Para todos, excepto para Agatha Earnshaw. Ella vive marginada de la comunidad bajo el constante escrutinio inquisidor y los rumores que la tachan de hereje, alimentados por la envidia que les produce asistir atónitos a la bonanza de la que goza. Aquel día, a su vez, dio origen a una nueva vida, la de Audrey, la hija que desde entonces ha sido cuidada y criada en secreto, a salvo de las miradas recelosas de sus vecinos. Acaso eclipsada. Los 90 minutos que seguirán suponen un despliegue paulatino de las piezas que nos ilustrarán el porqué de esa “maldición” que ya se nos anticipa en el título mismo. Repartidos en cuatro actos: incantation, descent, fallout y spring, el filme transita con pulso calmo pero subyugante a través del irrespirable ambiente que cubre toda suerte de acciones y diálogos


“el concurso obrado por el grueso del elenco actoral ralla a gran nivel en todo momento. Mención especial para la debutante Jessica Reynolds” 


Jessica Reynolds poseída
Cabe destacar que, pese a la obvia referencia antes mencionada, a la que incluso podríamos añadir la de “Rosemary's baby” (1968), es el propio director quien ha manifestado haberse nutrido de las hechuras facturadas por las pretéritas “The wicker man” (1973) o “Straw dogs” (1971), o del saber hacer de autores como Dennis Wheatley o Tom Tryon, de quien destaca su novela “Harvest home”. No en vano, el propio chairman hace las veces también de escritor del guion, como ya hiciera con su anterior y primera producción, “Empyrean” (2016). Para todo ello se arropa con el solvente desempeño a la fotografía de Nick Thomas, bregado también con una previa puesta de largo, “Ice blue” (2017), además de con un buen chorrazo de cortometrajes en los que se ha involucrado durante la última década. Su mano se hace notar, y es del todo encomiable, pues logra congelarnos ante la pantalla, testigos de las inclemencias y de la zozobra que parecen cernirse sobre un escenario anclado en lo decimonónico, que sin embargo discurre por unas coordenadas temporales que se remontan hasta hace poco menos de medio siglo

gentes rurales
Como comentaba, eso es algo que ya sabremos dado que se nos da a conocer en su carta de presentación. Pero por si acaso hubiera algún despistado, no tendrán reparo alguno en insistirnos forzando la aparición resultona, cuasi cómica, de un pájaro motorizado, más conocido comúnmente, incluso para los anacrónicos irlandeses, como avión. El espacio aéreo no pilota de rodeos, más bien lo contrario: tiende a cultivar las de Villadiego, cosa que nuestros cándidos y pazguatos sufridores acatan no sin cierto sentimiento de culpa cuando, ¡oh, casualmente!, van y avistan semejante engendro del demonio. ¡Pero tete! ¡¡¡Que al bicho se le oye a leguas, eh!!! Eso es como pretender hacerse el estupefacto, escandalizado ante el Canal+ de aquellos antediluvianos viernes por la noche. Como si no supieras que el botón del mando era el 7, de toda la vida. ¡Venga ya! Pero bueno, quién soy yo para reprendérselo. Y más en un blog como éste, que a buen seguro reconoce otra de las modalidades que adquiere el momento del placer culpable: evidentemente me refiero a esa mano que, en adosado digital alienígena, disponemos en horizontal ante nuestro jetamen, en una suerte de persiana hecha de carne y hueso afectada por unos convenientes “renglones torcidos”, a través de los cuales se relame nuestra curiosidad merced a las vergüenzas y las desvergüenzas que la realidad, con sus ficciones, tiene a bien desnudarnos. 

Jessica Reynolds
Aviso a lingüistas: el batiburrillo de acentos que se entremezclan en los diálogos, entre ellos el oriundo irlandés de actores nativos insulares y también el de su intento americanizado por parte de los actores oriundos de Norteamérica, puede llevarnos a cierta desconexión para con la historia. Si bien podemos hacer un esfuerzo para pasar tal wtf? por alto, las cosas se tornan algo más difíciles de deglutir, ciertamente, a medida que nos sumergimos en su tramo final. Y eso que el concurso obrado por el grueso del elenco actoral ralla a gran nivel en todo momento. Mención especial para la debutante Jessica Reynolds, cuya tez pálida termina por robar la pantalla, haciéndosela suya con plena jerarquía, y defendiendo con autoridad un papel para el que por desgracia no se le ha dibujado el arco que merecía, pues si bien inferimos las motivaciones que anidan en tan brusco cambio de comportamiento, por contra resulta en algo atropellado e inconexo el devenir de los acontecimientos. La contextualización que se nos ofrece al principio, luego de poco nos vale a medida que avanzan los minutos, pues los personajes carecen de esa mínima profundidad que se requiere para disfrutar la historia como un ente orgánico, y no como algo zanjado a salto de mata. 


“resulta frustrante encontrarse con producciones cuyo derroche técnico y artístico es más que evidente, y por descontado loable, para luego desinflar el suflé presentado por culpa de un guion timorato, cuando no negligente” 


hombre armado con pistola en iglesia
Lo que hasta el momento había constituido un asomo de puzzle bien pergeñado, cuyas piezas dispuestas con tino, de manera minuciosa, nos dejaban entrever un microcosmos donde la relación de fuerzas excedía los márgenes del mundo material, donde el equilibrio se apoyaba difusamente sobre actos de fe y entregas al colectivo, acaba por devenir en un castillo de naipes que, si bien no se desmorona, sí tiene visos de padecer los achaques del tiempo. En este caso, de la cerca de hora y media prolongada dominando el partido para luego desfallecer justo antes de llegar a la orilla. Toda la atmósfera tan bien inspirada, todo ese aire enrarecido que nubla el juicio y la vida, acaba como el típico experimento hecho con gaseosa. 

Jessica Reynolds en ritual de brujería
Otra vez añadimos una muesca más al listado de buenas intenciones que no supieron, o no pudieron, elevarse por encima de ese estadio. Que si bien no es poco, no es menos cierto que a uno le acaba por dejar un regusto agridulce. Y así van ya unas cuantas. No sé, quizá es uno de los males de estos tiempos: adolecer de un esqueleto narrativo poderoso, o si no al menos que sea mínimamente coherente. Dentro incluso de la pretendida incoherencia formal, si se quiere. Pero resulta frustrante encontrarse con producciones cuyo derroche técnico y artístico es más que evidente, y por descontado loable, para luego desinflar el suflé presentado por culpa de un guion timorato, cuando no negligente. No sé, es como si hubieran aplicado el recorte de gastos en el apartado del libreto. Como si eso fuera algo prescindible, o que se puede capear con algún que otro artificio, esperando que el espectador tenga a bien obviar las costuras de un revestimiento que a duras penas se mantiene terso, por mucho que se insista en lo bien vestido que va el rey. 

Jessica Reynolds
Total, que lo que aquí tenemos es una fábula que nos habla de ritos de iniciación y de pasos hacia la madurez, de salvajes y asalvajadas, de empoderamiento y de sororidad. Y de venganzas. El linaje exige sacrificios y repudia las flaquezas, y como telón de fondo la sempiterna rebelión juvenil frente al conformismo de sus mayores. Rebosantes de lozana despreocupación, de inmortal temeridad, no habrá titubeos ante quien ose, no ya sólo disentir, sino dudar. El más nimio atisbo de debilidad será interpretado como una demoledora señal de desafección, que habrá que eliminar por todos los medios, sin importar quién salga escaldado. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Blablabla. Danos la paz. Blabla. O el fin.


Crítica: The Reckoning

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ASTINUS NOS HABLA SOBRE EL ESPERADO NUEVO TRABAJO DE NEIL MARSHALL. ¿REDENCIÓN TRAS SU REGULERO HELLBOY?


The Reckonig de Neil Marshall
Que el cine de género va por modas, como el resto de las manifestaciones artísticas, es un hecho palpable en la oferta fílmica que disfrutamos cada año. El cine de terror de los Peele y compañía, de connotaciones raciales, se ha convertido en un subgénero en sí mismo. A la par, vamos encontrando con mayor frecuencia películas como “The Reckoning” (2020), donde se visibiliza (o intenta) el empoderamiento femenino desde la mujer protagonista que sufre mil horrores para acabar vengándose de las maneras más crueles y pérfidas, discurso arquetípico mediante. 


“situaciones de abuso reiterativas que aburren, diálogos insulsos y una serie de tramas secundarias que no conducen a nada” 


Charlotte Kirk atada en la plaza del pueblo
Sería muy amplio discurrir sobre el oportunismo de este tipo de cine, pero hay una cuestión clara que alude al hecho de ser una moda (posiblemente, pasajera), y es la falta de análisis de las causas estructurales de la desigualdad o el fenómeno que se plantea denunciar. Hay buenos ejemplos de lo contrario: en “A good woman is hard to find” (2019) importa el contexto en el que se desarrolla la historia, la violencia institucional y el abandono que conlleva la situación de la protagonista, aunque esté despegado de la otra parte de la trama. También hay ejemplos como “Revenge” (2017), violenta y desatada donde no hay frases empoderadoras; es la sangre por la sangre, la crueldad manifiesta desde ambos puntos de vista, cazadora y cazados. 

peste negra
¿Dónde está el problema de base en “The Reckoning”? Encontrarse en un punto medio. Encontraremos un análisis estructural de una situación de desventaja y abuso de la protagonista (la muerte de su marido, la violencia económica del señor feudal, la falta de credibilidad en el juicio inquisitorial), y también veremos a esta empoderarse desde el ejercicio de la violencia, castigando impunemente a los antagonistas masculinos, en ocasiones ayudado por otras mujeres. Queda bien descrito, pero su aplicación práctica en el filme es torpe, deshumanizada y con algunas frases lamentables, encajonadas por la fuerza y sin el acompañamiento interpretativo mínimo. En pocas palabras: muchas ideas y poca capacidad de ponerlas en práctica. 


“Diálogos enlatados, demasiado croma rojo y poca escena épica que aderece un poco de emoción. Hasta las muertes resultan anodinas” 


Charlotte Kirk con el diablo
Las expectativas eran altas con Neil Marshall. “The Descent” (2005) es una de mis películas fetiche del siglo XXI, un producto minimalista maravilloso, encuadrado en un grupo de mujeres que deben sobrevivir en una cueva. Angustiosa y sangrienta, cada minuto refulgía en tensión bajo una dirección inteligente y un guion con alguna sorpresa inesperada. “Doomsday” (2008) también era un producto suficiente capaz de ofrecer muchos minutos de violencia bien llevados. Sorprende como se llega de cierto virtuosismo a una dirección chabacana en “The Reckoning”, donde el fiasco es gordo. 

Charlotte Kirk vestida de época
La historia es bien simple: en un contexto pandémico medieval (peste negra), el marido de la protagonista muere de esta enfermedad. Ella se queda sin capacidad de pagar al propietario, que intenta que sea su esposa. Al negarse, la acusa de brujería y llama a los inquisidores para que le hagan el tradicional juicio, que acabará en un mar de sangre y venganza. Un argumento tradicional que podría ofrecer una película sin aspavientos, pero sólida en su base. A ni eso llega. La secuencia inicial, con esa alternancia de planos dramatizados de más y una música chirriante avisan del tono general de lo que encontraremos después. Minutos lentos en los que se desvaría de más, centrándose en situaciones de abuso reiterativas que aburren, diálogos insulsos y una serie de tramas secundarias que no conducen a nada, con la aparición de personajes que podrían explotarse de otra manera. En todo momento estás deseando que llegue la violencia, la sangre y la acción, porque parece la única forma de salvar la cinta.


“Charlotte Kirk protagoniza la práctica totalidad del filme. Su interpretación va acorde al metraje: anodina, sobreactuada y escasamente creíble” 


Charlotte Kirk quemada por bruja
El final inquisitorial está penosamente ejecutado y sigue las pautas de personajes poco creíbles y un final que no termina de cuajar en su condición de victoria de la protagonista. Diálogos enlatados, demasiado croma rojo y poca escena épica que aderece un poco de emoción. Hasta las muertes resultan anodinas, y aquí, como culminación del proceso discursivo de la protagonista, son una de las partes simbólicas más importantes. Todo para nada. Hay un flashback muy forzado para explicar cierta conexión de la protagonista, unas casualidades terribles y un origen de la película que falla incluso en la forma en la que el marido fallecido se contagia de la enfermedad. Charlotte Kirk protagoniza la práctica totalidad del filme. Su interpretación va acorde al metraje: anodina, sobreactuada y escasamente creíble. El resto del elenco acompaña esta sensación y no será una fortaleza a la que agarrarse para disfrutarla.

mujer rezándole al diablo
Se podría hacer un maniqueo ejercicio de evaluación de la película en tono humorístico, en esa ambivalencia de si no te la tomas en serio, mejora. La cuestión es que no lo hace. La película intenta tomarse en serio, pero sus escenas oníricas repetidas, los efectos visuales poco encajados y el histrionismo general no consiguen sacar una sonrisa. Tampoco lo hacen sus más de cien minutos de metraje. Cuando pienso en la temática me viene a la cabeza “Akelarre” (2020), que vimos en los Goya de este año y con la que podemos compararla en diseño de producción y fotografía (no entraremos en temas narrativos, que también) para darnos cuenta de la diferencia sustancial de calidad cuando se trata un producto con mimo y se plantea, desde su propia concepción, un trabajo serio y bien llevado. 

Siendo una película que se esperaba con ganas por el nombre del director, la decepción es más grande. Todo un fallo de proporciones gargantuescas que se coloca por debajo de la fallida “Hellboy” (2019) y todo el elenco de filmes anteriores. Una oportunidad perdida para resarcirse. En todos los géneros en los que se mueve es un producto que no merece la pena ver.


Crítica: La Fuente de la Vida

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ARTORIUS NOS HABLA SOBRE ESTA FÁBULA SOBRE EL AMOR Y LA MUERTE ADAPTADA POR EL SIEMPRE PARTICULAR DARREN ARONOFSKY


La fuente de la vida póster
No soy de puntuar las cosas numéricamente. Me parece una manera reduccionista de valorar algo, a menos que lo acompañes de otro tipo de apreciación que no intente justificar esa puntuación, sino a la inversa, que la puntuación sea el resultado de un razonamiento elaborado y argumentado.  Pero hay momentos, sobre todo cuando puntúas algo con valores muy extremos, que el número amenaza con comerse a la crítica al primer vistazo. Yo no soy muy amigo de números absolutos, y entiendo que cuando ves un 10 o un 0 automáticamente afilas los cuchillos, porque la perfección o el fracaso absoluto difieren mucho según los ojos del observador al uso. 


“La adaptación de una novela gráfica de difícil digestión y altamente experimental no parecía la mejor de las ideas para ser trasladada a la pantalla. Pero Aronofsky decidió ponerse el mundo por montera”


arte de La Fuente de la Vida (2006)
Toda esta parrafada preventiva viene al caso porque me encuentro ante la crítica de mi película favorita, una que me es difícil juzgar con perspectiva. "La fuente....." (2006) no está considerada mayoritariamente ni siquiera como una de las mejores películas de su director, el personalisimo Daren Aronofsky, pero este es el caso en que, sin saber bien porqué, una obra de arte te golpea en los más hondo, te atrapa y te sacude a tantos niveles que es lo más parecido a una sensación amorosa que haya experimentado en la gran pantalla. Amor al cine, al fotograma, a la narración, a la música. Pero empecemos mejor por el principio, por la misma concepción del proyecto. 

Rachel Weisz en la fuente de la vida mirando las estrellas
“La fuente….” a punto estuvo de quedarse en el tintero. La adaptación de una novela gráfica de difícil digestión y altamente experimental no parecía la mejor de las ideas para ser trasladada a la pantalla. Pero Aronofsky decidió ponerse el mundo por montera y, cual quijote contra los molinos de viento, se lanzó a una carrera de obstáculos de las que hacen época: recorte de presupuesto hasta un tercio de lo prometido con el rodaje ya iniciado, actores apalabrados que abandonaban el barco en mitad de la producción (el papel de Tomas si no me falla la neurona era para Brad Pitt, y después pasaron tres renuncias más hasta que llego a Jackman), reescrituras del guion,  problemas con la productora por el tono de la película, efectos especiales que se tuvieron que rehacer prácticamente sobre la marcha y, debido a todo lo mencionado, escenas enteras que tenían que tener un fuerte componente de impacto visual reducidas con habilidad por director y guionistas a su mínima expresión sin que eso alterase el ritmo de la filmación. El resultado de todo esto? Pues... 


“como en todas sus obras, Aronofsky se rinde a sus actores. Sus películas valen lo que sus intérpretes, porque la exigencia que les pide es máxima” 


Rachel Weisz con su enamorado
¿Por dónde empezar? Tenemos tres líneas narrativas separadas por el tiempo por siglos/millones de años que comparten actor protagonista y puede que personaje, tramas científicas, música del siempre magnífico Clint Mansell, y la historia de amor más poderosa jamás vista por mi en pantalla. Y no solamente del amor romántico, sino del amor a la vida con todas sus consecuencias, y en eso va incluida la muerte. Así, la inmortalidad y la búsqueda de la misma, que es uno de los ejes de la película, es vista no como un bien, sino como una obsesión que atenta contra el amor mismo, contra la vida y contra el ciclo mismo de todas las cosas y....   

Hugh Jackman calvo
¿Ves querido lector? Me pierdo. Me pierdo en mi pasión y cometo un pecado terrible: contaminar tu opinión de una de las experiencias más filosóficas y visualmente hermosas que puedas echarte a los ojos. Me temo que deberá disculparme, pues no puedo evitarlo. "La fuente..." es una película para pensar, para reflexionar, y paraconstruirte un relato propio. Uno en el que el rostro atormentado de Hugh Jackman y la interpretación de ese coloso que es Rachel Weiz nos hacen un regalo inapreciable, de lo mejor de sus carreras. Y es muy necesario que sea así, porque como en todas sus obras, Aronofsky se rinde a sus actores. Sus películas valen lo que sus intérpretes, porque la exigencia que les pide es máxima. No se si ponerlo al nivel enfermizo de Kubrick, pero que le pregunten a Natalie Portman, Jennifer Lawrence, Connelly o a Mickey Rourke como se las gasta este director. Recuerdo que el adjetivo “agotador” salía en las entrevistas realizadas al menos con un par de ellos, y desde mi modesto palco les doy las gracias, de todo corazón.  


“una película para pensar, para reflexionar, y para construirte un relato propio” 


The Fountain de Darren Aronofsky
Jackman encarna a Tomás/Tommy/Tom Creo con una entrega que tan solo se la he visto en “Logan” (2017), un triple papel que no desglosaré en demasía, pero que lo lleva por un viaje de millones de años, en busca del amor eterno y en una huida constante de la muerte, una muerte que el personaje de Rachel Weisz (Isabel/Izzi) acepta como parte integral de la vida, con una serenidad y un aplomo trágico y a la vez esperanzado que te rompe el corazón a la par que te lo reconstruye más fuerte. Todos somos un poco Tomas, y en el fondo queremos ser valientes como Izzi, pero en una sociedad en que de la muerte no se habla como algo natural sino que la hemos convertido en un tabú al cual no nos han enseñado a enfrentarnos como una etapa más de la vida sino como algo “malo”, el punto de vista de Tomás es el que se nos hace más dolorosamente próximo. 

Rachel Weisz vestida de princesa
Sobre el apartado visual, los citados problemas de producción fueron solventados con dignidad más que solvente, y es que ese mundo/esfera que es una de las líneas temporales de la película vale un potosí conceptualmente hablando, aunque a día de hoy le pueden cantar un poco las costuras en materia de fx. Pero a quien le importa esas cosillas cuando tienes a un Hugh Jackman en uno de los papeles de su vida, y tienes a Clint Mansell. Y que Clint Mansell! He tenido la suerte de escuchar todas las OST de este señor, y de todas ellas esta es mi favorita de calle. La emotividad de la historia, la intensidad de los emociones de los personajes y los momentos de tremebundo fantástico tienen un amplificador en cada puñetera nota que el compositor tiene a bien poner en nuestras orejas. “La fuente…” no sería la mitad de lo que es sin su tremebunda banda sonora, y eso hay que decirlo bien alto.  

No se qué más decir sin caer en el spoiler más directo, querido lector. Solo pedirte que te dejes seducir, que sufras, que llores sin saber bien por qué al principio, que seas permeable a la emoción y que construyas tu propio relato en base a lo que tendrás el privilegio de ver pasar ante tus retinas. Y si no te gusta, o no estás de acuerdo conmigo, aquí no ha muerto nadie. Pero concédete la oportunidad de abrir la puerta de “La fuente de la Vida”. Yo la he abierto muchas veces, y siempre he sacado una nueva lectura. Y si tienes la molestia de analizar los simbolismos que en ella salen, saldrás mucho más enriquecido como persona. O eso me pasó a mi.     

Lo mejor: ¿Puede que todo? El maravilloso tramo final, síntesis perfecta de actores, Clint Mansell, y Aronofsky. El valor de crear un relato en el que el tiempo es secundario.   

Lo peor: Que la veré un millón de veces y hasta el último visionado sentiré que le podía sacar más jugo.


Entrevista: Jonathan Cuartas

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DONNIE CHARLA CON EL CINEASTA JONATHAN CUARTAS EN RELACIÓN A SU RECIENTE TRABAJO "MY HEART CAN´T BEAT UNLESS YOU TELL IT TO"


Jonathan Cuartas rodaje
Parece que 'My Heart Can't Beat Unless You Tell It To' habla de la familia como condena. Aquello que antes era un hogar se vuelve una cárcel. ¿Qué lleva a una persona a explorar unas relaciones familiares tan traumáticas como las que se muestran en esta película? 

Mi abuelita estaba en hospicio en el 2016, y fue una experiencia muy difícil para nuestra familia. Mi papá tiene cinco hermanos y cuatro hermanas, así que en la casa de mi abuela había muchos miembros de la familia con personalidades bastante diversas, y como en todas las familias, no falta el conflicto entre hermanos. Todos nosotros sabíamos que ella no iba a mejorar, pero lo difícil era aceptar la muerte de una persona amada. Había mucha tensión, pero a la misma vez, mucho amor entre nosotros. Para mi, la familia es lo más importante, y este tema de aceptar la muerte de un ser amado era algo que quería explorar. 

Los dos hermanos mayores, Jessie y Dwight, afrontan de maneras diferentes la situación en la que se encuentran. Mientras la primera acepta y sacrifica su vida por satisfacer las necesidades de Thomas, el segundo necesita escapar. Dos maneras antagónicas de actuar. ¿Cómo se abordan unos personajes como los de Jessie y Dwight para mostrar sus sentimientos y no caer en lo manido, y hacer de estos algo diferente aunque como en el caso de Dwight se puedan encontrar ciertos paralelismos como con Hakan de 'Déjame Entrar'? 

Cuando una historia es personal, es fácil basarse en experiencias de la vida real y tomar prestados rasgos de gente conocida. En este caso, Jessie representa una fusión de algunos de los miembros de mi familia, y Dwight representa una fusión de otros. Claro que alguno de estos rasgos están un poco exagerados, pero aun estoy basándome en la vida real. Esto se asemeja mucho a la convivencia entre mis tíos durante los últimos días de vida de mi abuelita. 

Me gusta la comparación con Hakan de ‘Déjame Entrar’. Él fue unos de los personajes que más me interesó de esa película. La forma en que cuidaba a Eli, la joven vampírica, y el remordimiento que cargaba. 

Thomas necesita sangre para vivir pero se aleja de la visión que en muchos casos se ha ofrecido del vampirismo. Este es un personaje débil que necesita de otros. No dejamos de estar ante una especie de drogadicto cuyo problema es ocultado por su familia y al que a la vez ayudan. Aunque Dwight tiene más tiempo en pantalla, Thomas es el personaje que condiciona a sus hermanos. Igual que en el caso anterior, ¿Cómo se consigue que esa fragilidad se muestre con la sensibilidad con la que se lo hace sin caer en lo tópico? 

Estamos hablando de cuidar a alguien que no puede cuidarse solo, de la codependencia. Me fascina el vampirismo, y quería utilizarlo como una forma de hablar de la enfermedad y los sacrificios que las personas alrededor de un enfermo tienen que hacer para mantenerlo vivo. Como habías notado anteriormente, este hogar es como una cárcel para Thomas. Él quiere salir, tener una vida social, pero sigue encerrado. Las personas enfermas también sacrifican mucho, no solo sus cuidadores. 

Los anhelos de este por tener una vida normal muestran otra parte del drama en que viven. Es sin duda el personaje más frágil de toda la película ¿Qué llevó a pensar en Owen Campell, cuyo trabajo es excelente, para dar vida a Thomas? 

Desde que lo vi en ‘Super Dark Times’ me fascino su talento. El tiene una forma de expresarse tan sutil, pero sin falta de emoción. Hay mucho sentimiento detrás de su mirada, y en su voz. Recuerdo haber visto varias películas con él para familiarizarme con su voz y su forma de hablar, y reescribiendo su diálogo en consecuencia. También puso mucho esfuerzo en capturar la fisicalidad de un vampiro y de una persona débil. La forma en que caminaba lentamente. La forma en que se acostaba con los brazos cruzados. Me contó que sus movimientos estaban más o menos basados en Nosferatu.

Jonathan Cuartas director
'My Heart Can't Beat Unless You Tell It To' es un drama en medio de un contexto fantástico. El vampirismo como metáfora de la soledad, el aislamiento, la resignación, la aceptación y la enfermedad. ¿Fueron los personajes y la forma en la que se enfrentan a una vida condenada la que hizo que se utilizara el vampirismo o fue esto último lo que determinó a los personajes? 

Yo creo que primero vinieron los personajes y las ganas de hablar sobre estos temas. Sabía que quería utilizar el vampirismo como metáfora, pero más que todo quería hablar sobre la familia y la aceptación de la muerte. 

Uno de los momentos que más me impactaron por todo lo que transmite es cuando Thomas utiliza el karaoke, una de esas escenas que creo que se quedan grabadas en la retina del espectador. ¿Se tenía desde un principio la idea de que este momento fuera así o fue evolucionando?

¡Que bueno que te impactó! En vez de enfocarme en la mitología vampírica, quería enfocarme en los rituales de esta familia, los vicios extraños que han creado para sobrevivir. El karaoke era uno de estos rituales. Yo creo que la música es una forma de terapia, y por eso cantan juntos. Era una forma de mostrar que aunque tengan que cometer cosas terribles, también pueden apreciar los momentos como familia. 

Igual que ocurre con esta escena, en toda la película vemos momentos simbólicos que aportan mucho a la historia. En mi caso el ritmo me alejó de la película e hizo que todas esas buenas ideas no acabaran de llegarme del todo. Cuando lees comentarios como estos, ¿Cómo reaccionas como director y guionista de la película? ¿Sientes que no se ha entendido la película o que el arte es subjetivo y como tal puede haber toda una gama diferente de sensaciones ante una misma obra siendo todas posibles y aceptables?

Eso es lo que me interesa del cine, como todo el arte, es completamente subjetivo. También hay que entender que a todo el mundo no le va a gustar la misma cosa. Eso es imposible. Pero las opiniones son importantes porque demuestran cómo diferentes personas pueden percibir una obra de arte. Para eso es el arte. Una película, una canción, una pintura, todas estas formas están abiertas a la discusión. 

La comunicación o la falta de ella parece ser parte fundamental de la historia. Personajes que hablan distintos idiomas, las quejas de Thomas por no ser escuchado, las de Dwight por no poder escapar. Al final todos los personajes parecen de alguna manera aislados, todos acaban por estar en el mismo lugar y no parecen entenderse o ni escuchar al que tienen a lado. ¿Fue esta idea una manera más de reforzar la situación en la que estos se encuentran? 

La comunicación es algo tan sagrado, y en mi opinión, hay mucha falta de comunicación entre familias, amigos y personas amadas. Para mi sí fue una manera de reforzar la soledad entre los personajes, particularmente con Dwight. Él quiere hacer amistades, hasta con el hombre secuestrado por él, pero no pueden ni tener una conversación, porque no comparten el mismo idioma. Mucha gente no se entiende, empezando con el idioma. Quería explorar este tema de comunicación, y en el futuro, espero hablar más sobre la falta de entendimiento entre nosotros los humanos. 

Jonathan Cuartas en twitter
La casa donde ocurre gran parte de la acción me recuerda de algún modo la casa de 'Estoy pensando en dejarlo' donde el tiempo parece funcionar de distinta manera que en el resto del mundo. Una Navidad que parece eterna y juegos musicales poco comunes. La enfermedad de Thomas parece haberse anclado en el tiempo. ¿Era esta forma de abordar el lugar donde viven los protagonistas, la manera de reforzar ese estancamiento que viven sus vidas por culpa de la enfermedad de Thomas? 

Tienes mucha razón. Esta casa es como una cárcel para los tres hermanos. Aunque jueguen, canten o celebren, el tiempo se queda como detenido, las noches se sienten eternas. Las ventanas también están cubiertas, y eso crea una sensación de encierro muy intenso. Es curioso que estrenó la película justo cuando empezamos la cuarentena, porque yo creo que casi todo el mundo aprendió que el encierro viene acompañado con la soledad, y de alguna forma u otra tenemos que aprender a convivir. 

La fotografía de Michael Cuartas y la banda sonora de Andrew Rease Shaw consiguen crear esa atmósfera malsana en la que se mueven los protagonistas. Algo que sin duda refuerza la idea que pretende explorar la película. ¿Cómo fue el trabajo con Cuartas y Rease Shaw? ¿Teníais todos claro desde un principio que se quería mostrar y como o fue evolucionado gracias a los distintos puntos de vista de estos? 

Al comienzo tenía algunas imágenes, sonidos e ideas sobre el estilo de la actuación, pero todo fue evolucionando cuando empecé a envolver otros artistas en el proyecto. Se trata mucho de tener confianza en tu equipo. 

Michael es mi hermano, y siempre hemos trabajado juntos. Desde que empezamos a hacer películas, estábamos refinando nuestro estilo y las opciones técnicas que nos interesaban. Nuestra colaboración es algo muy natural, y compartimos mucho del mismo gusto, así que fue muy agradable encontrar el lenguaje visual de esta película con él. 

Esta es la primera vez que trabajo con Andrew y también fue una experiencia muy agradable. Yo lo que quería de la banda sonora era algo más atmosférico, tonos oscuros, algo sin mucha melodía. Tuvimos muchas conversaciones con Michael, que aparte de fotografía también estudió educación musical, para formar una idea sobre el estilo musical. Andrew me dejó escuchar lo que él compuso lo cual me fascino, ya que era el tipo de sonido el cual estábamos buscando. 

Hablando del futuro. ¿Nos puedes hablar de los proyectos que tienes ahora entre manos? 

Estoy escribiendo un nuevo guion que sigue a una mujer Colombiana que recientemente inmigró a Miami. Ella comienza a vender su sangre para así poder cubrir sus gastos. En este proceso, algo sobrenatural comienza a ocurrirle. Quiero explorar el tema de asimilación a la vida en un nuevo país y cómo los inmigrantes a veces se deshumanizan para hacerlo. Esta historia es algo muy personal para mi. Estoy usando el género de terror para contar una versión de la historia de mi madre. Ella vino a Miami en los años ochenta con su mamá.



Crítica: The Arbors

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EL RECTOR NOS HABLA SOBRE EL PECULIAR DEBUT DE CLAYTON WITMER, DONDE NO QUEDA CLARO SI QUERÍA ATERRARNOS O DEPRIMIRNOS


The Arbors póster
Una pequeña y tranquila población allá por la tierra de las oportunidades (a no ser que seas negro, claro), un tipo solitario con una vida apacible (quizá, demasiado) y una extraña criatura arácnida que una noche cualquiera, éste se encuentra en el interior de un ciervo muerto en medio de la carretera y se llevará a casa vaya usted a saber la razón. A partir de ese momento, la susodicha crecerá, escapará y comenzará a cargarse a los lugareños. Si uno lee esta pequeña sinopsis, seguramente piense en “The Arbors” (2020), lo nuevo, lo primero más bien, de Clayton Witmer, como una nuevo bocado random para los amantes de las monster movies. Cuidado con esto, pues la hostia puede ser épica


“un thriller de terror de marcado carácter psicológico que nos cuenta una fábula macabra sobre las raíces, muchas veces, convertidas ya sea de forma consciente o no, en cadenas que nos atrapan a algo”


Drew Matthews en The Arbors
Hecho ya el primer aviso para navegantes, que “The Arbors”, más allá de las apariencias, tiene más bien poco de monster movie, al menos de una convencional o de aquello que uno podría entender por una serie b de corte fantástico con “monstro”, apuntar que en principio, esto tampoco tendría que entenderse como algo negativo. En realidad, la sorpresa, en un cine tantas veces mecanizado como es el de terror, es algo que uno debería tomarse con cierto entusiasmo, yo el primero. Y no negaré, que la ópera prima de Clayton Witmer cumple en dicho apartado. Sorprender, sorprende. No le quitaremos ese mérito. 

corte en la mano debido a criatura desconocida
Nos encontramos ante un thriller de terror de marcado carácter psicológico que nos cuenta una fábula macabra sobre las raíces, muchas veces, convertidas ya sea de forma consciente o no, en cadenas que nos atrapan a algo, en este caso, a un lugar. Clayton utiliza esta idea junto a Chelsey Cummings (co-guionista) para dar forma a una metáfora al respecto encarnada en la criatura, siendo esta la representación carnal de ese arraigo desmedido (enfermizo, diríamos algunos) que el personaje protagonista siente hacia su pueblo natal y su propio pasado. El relato nos deja clarinete la disyuntiva de Ethan (Drew Matthews) en su relación con el resto de personajes de la historia, en especial con una ex-novia del pasado que en su día “voló del nido” en busca de nuevos horizontes y que ahora regresa, de manera temporal, a la vida de Ethan, a pasar unos días de visita, por aquello de recordar viejos tiempos. La contraposición de ambos personajes, escenifica cuasi de manera pornográfica las dos visiones de la realidad o maneras de entender la vida que el filme plantea.


“una racanería de diálogos y sobre actuación de silencios que se antojan excesivamente artificiales como para que se sientan orgánicos, creíbles” 


epi contra enfermedades biológicas
La idea resulta interesante. Puede que alguno le venga a la memoria la controvertida “Possum” (2018) de Matthew Holness, con la cual es fácil hallar algún que otro parecido razonable. La ejecución ya es harina de otro costal. Tres problemas principales lastran la propuesta: su duración, su personaje protagonista y el confuso libreto. Lo primero, un handicap de quita y pon que suele utilizarse a conveniencia, que en este caso, sí considero a todas luces una losa inasumible para el espectador y que no tiene tanto que ver con las casi dos horas de metraje (al final, el tiempo es relativo), como con los otros dos puntos mencionados, un personaje el de Ethan, y el guion, que se afean y retroalimentan en ese viaje solo de ida hacia los pantanosos terrenos de la incoherencia, por no decir de la gilipollez. 

Drew Matthews atormentado
Me gusta el tono de la película, incluso lo encuentro de lo más apropiado para enmarcar las circunstancias de Ethan. Triste, melancólico, pesimista. Hablamos de un tipo solitario que apenas se relaciona con las gentes del lugar (su hermano y la familia de este) y que vive, solo, en una casa cercana al hogar en el que nació. Lo que ya cuesta más de digerir es la extrema apatía y desgana que este transmite a lo largo de toda su interpretación, algo que además, parece contagiarse y se hace extensible al resto de personajes, en una racanería de diálogos y sobre actuación de silencios que se antojan excesivamente artificiales como para que se sientan orgánicos, creíbles. Con el modo funeral activado desde el minuto uno y aplicado en todas y cada una de las situaciones que propone la película, cuesta cojón y medio acceder a una historia que precisamente, por su naturaleza, debería darle al espectador todas las herramientas necesarias para ello. Y la estocada definitiva a todo esto, viene dada por un guion tan mal desarrollado en todo lo que tiene que ver con la relación hombre-monstruo, esa especie de vínculo grotesco que se crea entre ambos, que es imposible encontrarle sentido a NINGUNA de las decisiones que toma nuestro protagonista. 


“Clayton Witmer (responsable también de los FX) ha optado por el photoshop nivel usuario en lugar de por algo de corcho y látex para dar vida a su monstruo. El resultado está ahí. Un bicho sin alma y ridículo” 


Drew Matthews tiene un marrón de cuidado
En medio de semejante berenjenal, lo del diseño de la criatura y sus escalofriantes efectos digitales, queda casi en un segundo plano, casi. Hablamos muchas veces del daño que han hecho este tipo de recursos al genero, yo el primero. Y en ocasiones somos injustos, ya que recrear según que empresas faraónicas, sin duda requieren de este tipo de recursos y en muchas ocasiones, incluso sale bien. Pero uno se acuerda de lo que por ejemplo, hizo un post-adolescente San Raimi y su pandilla de amiguetes en “Evil Dead” (1981) juntando un puñado de pagas semanales y se pregunta porqué diablos en pleno año 2021 alguien como Clayton Witmer (responsable también de los FX) ha optado por el photoshop nivel usuario en lugar de por algo de corcho y látex para dar “vida” a su monstruo. El resultado está ahí. Un bicho sin alma y ridículo, en el que se antoja demasiado parentesco con cualquiera de las aberraciones que pululan por todas esas producciones de serie Z de sobremesa que se cascan The Asylum y similares adalides del terrorismo cinematográfico. 

Drew Matthews
Me gusta el concepto, me gusta la idea de “engañar” al espectador para intentar ofrecerle una experiencia diferente a la esperada. No le quiero quitar a “The Arbors” ningún mérito en este sentido. Se agradece también el intento de dotar a la película de cierta profundidad, de invitar a que el respetable vaya armando las piezas de la broma y quien sabe, si al final, incluso pueda llegar a sacar alguna conclusión que relacione lo que ha visto, lo que le han contado, con su propia realidad. “The Arbors” sin duda propone todo esto, pero los PEROS, pesan demasiado. Dos horas de melancolía sintética con embudo se antojan demasiado "pal body". Molan los WTF! A mí por lo menos, pero siempre desde la mesura, si se me permite la contradicción.Y todo ello, bajo un marco, el del terror psicológico, que si algo requiere para su buen funcionamiento, es de un mínimo de verosimilitud. Y aquí no abunda. 

Lo mejor: El loable intento de querer contar algo con un poco de fondo en su condición de rara avis dentro de las ¿Monster-movies? 

Lo peor: Lo mal que lo hace. Apática, larga y con un diseño, el de la criatura, antagónico con el tono “serio” de la película.


Crítica: Antebellum

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DONNIE NOS HABLA SOBRE UN BLACK HORROR, EL DE GERARD BUSH Y CHRISTOPHER RENZ, QUE NO CONSIGUE DESMARCARSE DE SUS CLAROS REFERENTES


Antebellum póster
El cine puede ser una potente herramienta para realizar una crítica social, para denunciar diversas actitudes despreciables, desigualdades, etc, etc... Da igual el género que se utilice como vía para hacerlo y en muchos casos para conseguirlo. Puede ser el terror, el drama, puede representar hechos históricos recientes o no. Lo importante es que el mensaje llegue gracias a una buena historia que interese al espectador. Steve McQueen nos ha dejado una sobresaliente serie titulada 'Small Axe' con un primer capítulo 'Mangrove' absolutamente soberbio, que narra el acoso que sufrieron los dueños y clientes del restaurante Mangrove situado en el barrio de Notting Hill durante varias décadas por parte de la policía. 'Mangrove' y 'Small Axe' es una serie nacida de la necesidad de narrar historias 'que dieron forma al paisaje de Gran Bretaña. Así de grandes eran estas historias. El fuego estaba en mí para contarlas, y como cineasta, como artista, sin ese combustible llamado pasión, al menos para mí, no hay razón para hacer nada' reconoce el propio director. 


“resulta lastrada por esa sensación de querer sorprender al espectador, por esos giros de guion que a veces lastran más que ayudan” 


mujer negra revelándose ante sus opresores
Necesitaba hablar de 'Small Axe' (2020) y en especial de 'Magrove' a la hora de hacerlo de 'Antebellum' (2020). Es cierto que son historias distintas, que narran situaciones diferentes en contextos históricos diferentes, pero ambas comparten ese componente de denuncia y por desgracia la manera en la que consiguen hacer llegar el mensaje resulta demasiado dispar. 

plantación de esclavos
Si en el caso de la serie de McQueen esta lo hace desde la verosimilitud y coherencia, la película de Gerard Bush y Christopher Renz resulta lastrada por esa sensación de querer sorprender al espectador, por esos giros de guion que a veces lastran más que ayudan, y porque una vez finalizados los títulos de crédito finales nos damos cuenta que ya habíamos visto algo parecido y puede que mucho mejor contado. A veces 'Antebellum' parece creer que jugar con el despiste del espectador puede ser un punto a favor, y por momentos parece que hace de esto su máxima, dejando de lado otras cosas que pueden ser más importantes como puede ser la historia en si misma. Si a todo esto sumamos ciertos momentos en los que parece que el ritmo decae y que la historia empieza a dejar de interesarnos, 'Antebellum' nos deja una extraña sensación. Nos deja tibios y lo que es peor, casi indiferentes, ya que todo acaba por resultar demasiado artificial e incluso para muchos puede que incluso panfletario. Y es una verdadera lástima, porque las intenciones no parecen estar a la altura del resultado. No desvirtúa el mensaje pero sí que consigue que no lo valoremos como sería necesario. 


“Es Janelle Monáe el gran acierto de esta película. Sobre sus hombros recae gran parte del peso de la historia y consigue hacer de su personaje algo creíble” 


esclavo negro en Antebellum
Resulta interesante su premisa, esas historias contadas en dos épocas distintas que hacen que el espectador se plantee muchas preguntas. Poco a poco todas ellas acabaran teniendo respuesta de manera más o menos satisfactoria. Es el pasado lo que más me interesa, aquello que creo que está mejor desarrollado. Es el presente lo que me cansa, lo que para mi rompe el ritmo de la película, donde toda una serie de escenas y momentos acaban cansándome. Hay dos partes diferenciadas en esta película: Una me interesa mucho y creo que está muy bien rodada y planteada, la otra, por decirlo clara y directamente, no tanto. 

Janelle Monáe esclava
Es Janelle Monáe el gran acierto de esta película. Sobre sus hombros recae gran parte del peso de la historia y consigue hacer de su personaje algo creíble, sobre todo en lo que a la parte de la plantación de algodón se refiere. Es una lástima que Jena Malone o Jack Huston resulten tan desaprovechados, y casi diría que más en el caso de la primera, una actriz que siempre he creído que puede brillar mucho más de lo que realmente lo hace, y que aquí por momentos parece que su personaje apunta muy alto. Es Gabourey Sidibe otra de esas actrices que siempre me han resultado excesivas y solo en 'Pájaro blanco de la tormenta de nieve' (2014) de Gregg Araki consiguió convencerme y resultarme creíble Y otra vez vuelvo a encontrarme con el mismo problema: Los personajes que están en la plantación de algodón me resultan mucho más interesantes y redondos que los de la época actual. 


“tiene dos partes muy diferenciadas que no acaban por funcionar como nos gustaría a muchos. Está lejos de Déjame salir, de Us, de His House, cintas de terror cargadas de crítica social donde todo parece estar mejor hilvanado”


Janelle Monáe en Antebellum (2020)
'Antebellum' fue otra de esas películas que se arriesgaron a estrenarse en salas de cine el verano del 2020. Una muestra de cine interesante pero irregular a la que hay que agradecer que los espectadores tuvieran la oportunidad de verla en pantalla grande. Pero por mucho que consideremos esto como algo positivo y que haya que destacarlo, hemos de ser sinceros y honrados y reconocer que esta cinta tiene dos partes muy diferenciadas que no acaban por funcionar como nos gustaría a muchos. Está lejos de 'Déjame salir' (2017), de 'Us' (2019), de 'His House' (2018), cintas de terror cargadas de crítica social donde todo parece estar mejor hilvanado. Podrá gustar más o menos, pero al menos a la persona que escribe estas líneas esta 'Antebellum' le ha dejado muy frío. Sin duda alguna esperaba más, mucho más.


Crítica: Tore Tanzt

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NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE UNA DE ESAS PELÍCULAS TAN PERTURBADORAS, QUE LLEGAN A PONER EN ENTREDICHO EL REVERSO LÚDICO DEL CINE


Póster de Tore tanzt
“Son múltiples los usos para las incontables oportunidades que depara la vida moderna de mirar (con distancia, por medio de la fotografía) el dolor de otras personas. Las fotografías de una atrocidad pueden producir reacciones opuestas. Una llamada a la paz. Un grito de venganza. O simplemente la confundida conciencia, repostada sin pausa de información fotográfica, de que suceden cosas terribles”
Susan Sontag: Ante el dolor de los demás. 


“las sensaciones que despierta en el espectador son tan complejas y abrumadoras que resulta complicado distinguir entre el texto y la lectura” 


Julius Feldmeier en Tore Tanzt (2013)
Hay películas que se sufren. La tendencia cinematográfica denominada “cine extremo”, creciente en los últimos años, nos ha dejado numerosos ejemplos que sirven de antecedentes para la película que hoy nos ocupa. A la mente, y como referentes inmediatos de “Tore Tanzt” (2013), pueden venir “Irreversible” (Noé, 2002) “Martyrs” (Laugier, 2008), la mayor parte de la filmografía de Haneke o la más reciente “Holiday” (Eklöf, 2018). A grandes rasgos, los que aúna films tan distintos seria una representación frontal y naturalista de la violencia (y a menudo del sexo) frente a las representaciones más estetizadas y distanciadas propias de otros subgéneros como el torture porn

Concierto de música punk
Esta concepción de “lo representable” vendría a retar, entre otras cosas, la idea del cine como entretenimiento y fuente de placer. Qué lleva al espectador a enfrentarse a estas determinadas representaciones de la violencia es una pregunta que no tiene fácil contestación (al margen, claro está, de lecturas ultraconservadorassobre el bienestar mental de los espectadores de este tipo de cine) y los interrogantes que plantea se asemejan a los que ya pondría Sontag sobre la mesa al hablar sobre la fotografía de guerra. Sin la mediación que suponen los mecanismos de distanciamiento propios del cine de entretenimiento ¿Es la representación de la violencia una perversión? ¿Cuál es su objetivo? ¿Es ético? ¿Sobre qué nos permite reflexionar? 


“Gebbe se sirve de analogías y paralelismos bíblicos para desplegar una gama amplísima de castigos, humillaciones y degradaciones estremecedoras de presenciar” 


Julius Feldmeier junto a crucifijo en Tore Tanzt
Escribo esto porque es complicado comenzar a hablar de “Tore Tanzt” sin caer en spoilers innecesarios ni simplificaciones. La película de Gebbe tiene un hilo argumental claro, a nivel narrativo es una película tradicional. Sin embargo, las sensaciones que despierta en el espectador son tan complejas y abrumadoras que resulta complicado distinguir entre el texto y la lectura. En otras palabras, no puede hablarse de “Tore Tanzt” sin hablar de la mirada del espectador y sus sensaciones. 

Annika Kuhl
A grandes rasgos, “Tore Tanzt” nos cuenta la historia de Tore, un joven cristiano perteneciente a un grupo religioso poco convencional, “The Jesus Freaks", al que el azar (o el destino) lleva a conocer a Benno y su familia. Desde ese momento, Tore iniciará su propio camino espiritual. A partir de aquí, Gebbe se sirve de analogías y paralelismos bíblicos para desplegar una gama amplísima de castigos, humillaciones y degradaciones estremecedoras de presenciar. A ello contribuye la mirada de la directora, absolutamente insertada en la historia, lo que impide cualquier tipo de distanciamiento. En sus momentos iniciales, este estilo recuerda a algunos trabajos de Larry Clark, pero no tarda en despegarse del enfoque social para adentrarse en el horror más puro. A la implicación del espectador ayuda también el elenco de personajes, especialmente Julius Feldmeier (Tore) quien transmite una fragilidad infinita solo con su mirada y su corporeidad, y Sascha Alexander Geršak (Benno) cuya sola presencia es capaz de generar ansiedad y miedo. 


“recuerda a algunos trabajos de Larry Clark, pero no tarda en despegarse del enfoque social para adentrarse en el horror más puro” 


escena tórrida de Tore Tanzt
A pesar de su naturaleza narrativa relativamente convencional, es difícil no encontrar diversas capas de lectura en “Tore Tanzt”. Si bien es cierto que los paralelismos religiosos son bastante obvios, existen diversas maneras de entender a los personajes y su comportamiento. Así, no solo podemos leer la historia de Tore como su particular Via Crucis, sino que también subyacen lecturas relacionadas con la búsqueda de propósito vital como fantasía ególatra, reflexiones sobre la naturaleza narcisista de la figura del mártir y una interpretación sobre la banalidad del mal y como este se extiende entre todos los miembros de una comunidad, con reminiscencias a películas tan dispares como “La cinta Blanca” (Haneke, 2009) o “The Girl Next Door” (Wilson, 2007). 

Julius Feldmeier bañándose en el lágo
Más allá de la relación entre narrativa y lectura, “Tore Tanzt” busca generar sensaciones. Por ello, un tono de inevitabilidad trágica y tristeza recorren toda la cinta desde el principio, generando una sensación continua de desasosiego y desesperanza que arrastra al espectador casi tanto como al personaje principal y aumenta la carga empática y la sensación de vulnerabilidad. Aunque en esta búsqueda de la naturalidad se huye conscientemente del grafismo, la violencia psicológica (aunque también física) de la cinta es tan brutal y catastrófica que elimina cualquier ligereza en su visionado. En resumen, “Tore Tanzt” es una experiencia demoledora que se sirve del drama más oscuro para construir una historia terrorífica que busca proyectar el dolor de los personajes sobre el espectador. Puro cine de sensaciones.


Crítica: La Liga de la Justicia de Zack Snyder

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MISTER MOLOKO NOS HABLA SOBRE LA VERSIÓN ORIGINAL DE LA LIGA DE LA JUSTICIA QUE SIEMPRE TUVO QUE SER, SIN CONCESIONES


La liga de la justicia de Zack Snyder póster
PRIMERA PARTE“La Liga de la Justicia de Zack Snyder” (“Zack Snyder JL” a partir de ahora) es una película prácticamente única en la historia del cine. Y digo prácticamente porque no podemos obviar que existen algunos ilustres precedentes. Ahora mismo me viene a la cabeza el montaje que Richard Donner hizo de “Superman 2” en 2006 (en 1980 Donner había sido sustituido por Richard Lester cuando ya tenía prácticamente finalizada la filmación) o el de la precuela de “El Exorcista” que pudo exhibir en DVD Paul Schrader un año después de que Renny Harlin hubiera estrenado “El exorcista: el comienzo” (película que el finés, tras el despido de Schrader, filmó prácticamente de nuevo dando pie a la peor obra de su carrera). Pero el caso de Zack Snyder y “La Liga de la Justicia” es completamente distinto. 


“Snyder es un AUTOR, así en mayúsculas; un hombre con un estilo propio, una fuerza visual apabullante y una capacidad indiscutible para narrar en imágenes” 


Los mejores superhéroes de DC
La historia es por todos conocida y no voy a aportar demasiados detalles sobre ella. La hija de Snyder se suicida durante la filmación y el dolor ocasionado por la pérdida, sumado a las continuas presiones del estudio para que se hiciera una película más digerible por el gran público, hacen que el realizador de Wisconsin abandone el proyecto y Warner decida a toda prisa contratar a Joss Whedon para que la termine. Este, que no comparte la visión de Snyder, decide volver a rodar en tiempo récord gran parte del metraje, logrando que la cinta se estrene el 26 de octubre del año 2017. El producto resultante fracasa estrepitosamente entre crítica y público, cerrando de facto la posibilidad de volver a ver, al menos durante un largo periodo de tiempo, al grupo de superhéroes en la pantalla grande. 

Batalla épica de superhéroes
Siendo totalmente justos, Joss Whedon se comió un autentico marrón. Dejando de lado los problemas que causo su airado carácter, lo cierto es que tuvo que trabajar con un material que había pensado, planificado y ejecutado otra persona, con técnicos que no eran de su confianza, con un casting ya decidido de antemano… y todo ello con unas fechas ajustadísimas y sin la posibilidad de hacer grandes filigranas en la postproducción. Desde mi punto de vista el producto resultante fue un correcto entretenimiento con unos efectos especiales sin acabar y al que le encontré muchos problemas tanto en el tono como en la definición de personajes. Algo así como un plato a medio cocer en el que se notaban unas buenas intenciones que no acababan de verse del todo reflejadas en el resultado final. 

Flash en la liga de la justicia
SEGUNDA PARTE Por motivos que ahora no vienen al caso, en las últimas fechas he estado llevando a cabo un ejercicio de arqueología cinéfila y he recopilado lo que decía la crítica sobre las películas de Sergio Leone en el momento de su estreno. Citaré el pecado no el pecador, pero uno no puedo más que esbozar una mueca de asombro cuando obras maestras como “El bueno, el feo y el malo” o “Hasta que llegó su hora” (para el que suscribe una de las mejores películas de la historia del cine) eran calificadas como “una historia repugnante tanto por su tratamiento moral como por su tratamiento cinematográfico”; “engendro devastador que no destaca más que por su nulidad” o; “Leone aporta al western piruetas, artificios y caricaturas grotescas de las líneas maestras del género”. Estas opiniones tienen más de cuarenta años, pero su lectura nos demuestra dos cosas: que en todas las épocas han existido haters y que a ciertos realizadores con un estilo personal, rompedor y, porque no decirlo, transgresor, casi nunca les llega el reconocimiento cuando toca. 


“Siempre que se respeten las esencias mínimas que caracterizan a los personajes, y Snyder lo hace, todo lo demás son debates estériles que dejo para los talibanes del medio” 


Darkseid en plena batalla
Salvando el enorme abismo (o no) entre Leone y Snyder, creo que en líneas generales somos terriblemente injustos con el director de “300”. Porque sí, Snyder es un AUTOR, así en mayúsculas; un hombre con un estilo propio, una fuerza visual apabullante y una capacidad indiscutible para narrar en imágenes. El realizador de “Watchmen” ni sigue los estándares del clasicismo más ortodoxo ni los recursos habituales del cine comercial de entretenimiento (para eso ya tenemos a las Patty Jenkins o los Peyton Reed de turno); lo suyo es otra cosa. 

Wonder Woman en la liga de la justicia de Zack Snyder
El cine de Snyder es rabiosamente personal y en todas sus películas, aun en las menos interesantes, hay momentos que demuestran que detrás de ellas hay un director con una caligrafía propia. Y sí, para que nos vamos a engañar, su estilo se basa en la utilización de la cámara lenta (por cierto, ¿los que tanto le critican por el empleo de ese recurso piensan lo mismo del maestro Sam Peckinpah?), en jugar con la descompresión de la narración, en un tratamiento muy personal del encuadre o en cierta tendencia a impregnar sus películas de un tono oscuro y algo pesimista. ¡Y qué le vamos a hacer si es su decisión como artista! Lo importante es que con ello se hagan buenas películas y se logre atrapar al público. Huelga decir que conmigo lo consigue. 

TERCERA PARTE No tengo la más mínima intención de plantear está crítica como una comparativa entre la versión de Whedon y la de Snyder. La versión de 2017 ahí está para el que la quiera revisitar y es un cinta sobre la que, al menos en lo que a mi respecta, voy a pasar una respetuosa página. 

Cyborg mejorado en la versión de Snyder
Como decía al principio “Zack Snyder JL” es el producto de una tormenta perfecta de acontecimientos. La cabezonería de un realizador que quiere ver acabada su obra tal como la tenía pensada; la insistencia en redes sociales de los fans que habían quedado decepcionados con la versión de Whedon; la necesidad de contar con contenidos competitivos por parte de una plataforma como HBO Max que no acaba de lograr el número de subscriptores deseados; la predisposición de unos técnicos de efectos especiales que, ante la falta de rodajes motivada por la pandemia, pueden dedicar tiempo y recursos a la postproducción; la buena voluntad de un grupo de actores comprometidos que acabaron hartos del carácter autoritario de Whedon (y a los que no gustó nada el montaje final que se estrenó) y que consideraban que ayudar a Snyder a acabar su obra era un acto de justicia poética; y, por último, la permisividad de los ejecutivos de Warner que con la mentalidad de “total para lo que hay que perder”, le dan al realizador carta blanca (una quimera en el cine comercial moderno) para hacer literalmente lo que le rote. 

Visiones del futuro de Flash
En muy pocas ocasiones un director dentro del cine mainstream (algún día alguien me tendrá que explicar exactamente que significa este término, porque un servidor se ha tragado infinidad de películas consideradas de autor que son de lo más convencional) ha contado con libertad creativa absoluta, con la posibilidad de poder realizar el montaje final sin ningún tipo de interferencias, con la opción de elegir un formato de proyección de cuatro tercios tan poco habitual en el medio televisivo actual y, todo ello, con una duración de cuatro horas que, no nos engañemos, ni en sueños hubiera logrado en 2017. Snyder ha hecho lo que ha considerado oportuno y le ha ofrecido a los espectadores exactamente lo que tenía pensado. Por tanto aquí no valen ni las excusas ni los subterfugios: la película es la versión que el director quería y, con sus virtudes y defectos, así la tenemos que valorar. 

Steppenwolf de Zack Snyder
CUARTA PARTE He leído tanto en medios de comunicación como en redes sociales algunas críticas que le achacaban a la cinta poco rigor a la hora de retratar el alma de la Liga de la Justicia comiquera. Y mi pregunta es: ¿A qué Liga de la Justicia? ¿A la de 1960 que se enfrentaba a villanos tan bizarros como Starro? ¿ Ala divertidísima de Keith Giffen y J. DeMatteis? ¿ A la personalísima de Grant Morrison? ¿ A la épica de Geoff Johns? Llevo leyendo cómics de superhéroes desde los catorce años y si he llegado a una conclusión es que no existe una versión ortodoxa de nada. Siempre que se respeten las esencias mínimas que caracterizan a los personajes, y Snyder lo hace, todo lo demás son debates estériles que dejo para los talibanes del medio. Cada autor tiene una visión de la historia y nosotros como público lo compramos o no. Y, que quieren que les diga, yo si que he visto reflejados en la pantalla de mi televisión a esos super héroes que he aprendido a amar durante tantos años en las viñetas (siguiendo este argumento, hay algunos que tienen los santos bemoles de poner a parir la película de Snyder y luego ensalzar “El Capitán América” de Albert Pyun). El director de “Batman v Superman” ofrece su visión del grupo y lo hace sin perder un ápice ni sus intereses autorales, en fondo y forma, ni la idea principal que caracteriza a este grupo en sus distintas encarnaciones: la épica


“no voy a entrar a valorar ni como se filma la acción (no me molesta ni una sola de las cámaras lentas), ni la utilización de la música incidental ni el ritmo de la narración ya que me parecen modélicos”


La liga de la justicia salvando la tierra
QUINTA PARTE Estamos ante una película de cuatro horas que no aburre en ningún momento, donde cada uno de los héroes, los ya presentados en producciones anteriores y los que no, quedan perfectamente definidos. Esta es una de las principales virtudes de la cinta: su capacidad para compaginar el retrato de unos personajes bidimensionales y complejos con grandes escenas de acción que dan como resultado un producto compensado y coherente

deathstroke en la liga de la justicia
Es imposible mostrar la épica si no eres capaz de lograr que los espectadores se identifiquen con los elementos que forman parte de ella. En general, ese es el problema principal de este tipo de producciones: son grandes castillos de fuegos artificiales sustentados sobre bases emocionales arquetípicas. En “Zack Snyder JL” no sucede eso, ya que el realizador no escatima esfuerzos en describir y retratar a cada uno de los integrantes de la acción, villano incluido. En este sentido, los que han salido más favorecidos han sido Flash y Cyborg, personajes muy bien desarrollados cuyas motivaciones hemos conocido y se han integrado perfectamente en la historia. Siendo consciente de que el espectador medio no estaba tan familiarizado con ellos, Snyder dedica su tiempo a presentarlos y hacerlos evolucionar. Desde mi punto de vista este es uno de las principales virtudes de la película y probablemente lo que justifica su duración

Darkseid en su trono
Hay un momento en la película en el que Alfred tiene una pequeña discusión con Wonder Woman sobre como se prepara correctamente el té. Son unos pocos diálogos enmarcados dentro de una acción cotidiana, pero gracias a ellos nos queda claro cual es la esencia de los dos personajes y entendemos perfectamente su visión de las cosas. Lo mismo podríamos decir de las conversaciones de Cyborg con su padre o al diálogo de Aquaman y Vulko. Momentos bien integrados que nos ayudan a que estos cuasi-dioses nos resulten más humanos. Y todo ello lo hace a través de pequeños detalles e ideas que trascienden los referentes del guion. Porque cada uno de los primeros planos aquí nos dice algo, aporta información y se nota que es una decisión muy madurada de montaje

Sinceramente no voy a entrar a valorar ni como se filma la acción (no me molesta ni una sola de las cámaras lentas), ni la utilización de la música incidental ni el ritmo de la narración ya que me parecen modélicos. Aquí es donde Snyder se siente cómodo y muestra un tour de force que está entre lo mejor de su carrera. Es la épica en estado puro; son viñetas en movimiento que, como unas splash page comiqueras llevadas el paroxismo, ofrecen un espectáculo integral del que es muy difícil abstraerse. 


“un espectáculo de principio a fin, una cinta única producto de una bendita convergencia de factores disonantes. ¿Podría haber sido más corta? Evidentemente sí, pero nada de lo que ha incluido el director me sobra” 


Superman con el traje negro en la liga de la justicia
SEXTA PARTE En “Zack Snyder JL” hay algunos elementos mejorables. Es cierto que todo el tema de las cajas madres y la ecuación anti-vida esta explicado regular, que hay determinadas incoherencias en el guion que provocan que en determinados momentos tengas que hacer algún salto de fe, que se tendría que haber clarificado mejor quién es Darkseid y que busca… pero sinceramente creo que estos defectos no nublan para nada el resultado final. Tenemos epopeya, contamos con unos personajes bien definidos cuyas motivaciones son coherentes, hay espectáculo, la acción está brillantemente filmada y bien integrada en la historia y el final es épico. Y todo ello está retratado bajo la mirada de alguien que, con un estilo rabiosamente personal, narra de escándalo y transmite justo aquello para lo que el cine fue creado: la emoción

villano la liga de la justicia de Snyder
“Snyder JL” es un espectáculo de principio a fin, una cinta única producto de una bendita convergencia de factores disonantes. ¿Podría haber sido más corta? Evidentemente sí, pero nada de lo que ha incluido el director me sobra. Creo que su duración permite madurar la historia e intercalar con sentido narrativo set pieces de acción con momentos de definición psicológica de personajes. Además, y tengo que decirlo porque sino reviento, Snyder es un excelente director de actores. Simplemente hagan un ejercicio y comparen a la Gal Gadot de “Snyder JL” y la de “Wonder Woman”: en ninguna de las películas protagonizada por ella en solitario la amazona había mostrado tan intensamente esa mezcla de fuerza, sensibilidad, delicadeza y furia que le caracteriza. Y esto no sólo se logra siguiendo las pautas de un guion. Estamos ante un film intenso y emocionante que ofrece cuatro horas de puro entretenimiento y que, además, nos confirma a Snyder como un gran director/autor. Tras su visionado no me queda ninguna duda de que este hombre tiene un universo propio, en la visual y en ciertos tips argumentales, que a mí, desde mi más absoluta subjetividad, me llega. Este es el Snyder más puro. Así que ya saben ustedes a que se enfrentan. Por mi parte, yo lo tengo claro. 

EPÍLOGO Mucho se ha comentado sobre ese epílogo en el que se nos muestra un futuro post apocalíptico en el que Batman se encuentra con el Joker de Jared Leto. ¿Era necesario? Muy probablemente no, pero creo que con su inclusión el realizador nos quería dejar una muestra de lo que nos perdemos, de lo que Warner, con toda seguridad, nunca le dejará llevar a cabo. Y que quieren que les diga, pero yo pagaría el precio de la entrada por ver por donde seguía la cosa y que ideas tenía el director en mente. Si no ocurre un milagro, jamás lo sabremos.

Crítica: Beasts Clawing at Straws

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ANDREA CATÁSTROFE NOS HABLA SOBRE EL DEBUT DEL COREANO YONG-HOON KIM, UN THRILLER RETORCIDO CON AIRES TARANTINIANOS


Beasts That Cling to the Straw póster
Víctimas de la codicia. De un rojo sangre. “Beasts Clawing at Straws" (2020) es el debut como director y guionista de Kim Yonghoon, basado en la novela homónima de Keisuke Sone. Una película que vira entre el thriller criminal y la comedia negra, para quienes estén más familiarizados con el cine occidental, podríamos comparar su narrativa con el cine de Tarantino o Los Hermanos Coen. 


“Quizá en otras manos fuese algo excesivo, no así para Yonghoon. Me parece maneja muy bien sus tiempos, y oculta la información de tal manera que logra hacer un pequeño rompecabezas” 


mafioso coreano
Yonghoon construye con habilidad un entramado de mentiras y traiciones, a través de un conjunto de historias independientes (inicialmente) que giran en torno a un bolso lleno de dinero, capaz de doblegar cualquier atisbo de honestidad y el catalizador perfecto de una serie de sucesos criminales cada cual más salvaje que el anterior. Dividida en 5 capítulos desiguales en duración y sin una estructura cronológica clara, conoceremos la interacción de cada personaje con el citado bolso y sus consecuencias. Es así como la vida de una mesara, un inspector de aduanas y un empleado de limpieza se cruza con la de un detective, mafiosos, prostitutas y asesinos. Cobardes e inocentes, víctimas de sus decisiones. 

chica con mafiosos coreanos
Después de haber contraído una deuda significativa con la mafia, Tae-Young necesita pagar ese dinero, o perder lentamente cada una de sus extremidades sería la menor de sus preocupaciones. Amenazado de muerte, y con su novia (quien inicialmente contrajo la deuda) convenientemente desaparecida, lucha por un golpe de suerte. Mientras tanto el Sr. Park y su sicario, quien se dice disfrutar comer las vísceras no sólo de animales, cuentan las horas para hacerle rendir cuentas. Mi Ran es una hermosa mesera que sufre de violencia doméstica. Desesperada, encuentra alivio en un amante chino dispuesto a matar por su amor. Desafortunadamente el asesinato (para la gente común, claro está) no es tan sencillo como parece. Sin embargo, su jefa y regente del bar, Yeon-Hee, estará muy interesada en ayudarla. Yeon-Hee lleva en su pierna tatuado un tiburón toro. Alegoría de la supervivencia. El tiburón toro reconocido por su extrema agresividad, desde el útero canibaliza a sus hermanos. 


“Es de apreciar la ironía, el humor negro y el ingenio con el que entrelaza cada subtrama. Ideando momentos plenos de sadismo, otros simplemente divertidos y extravagantes” 


mujer coreana crimen sangriento
Quién más... por supuesto, Jung. Tras haber llevado a la ruina el negocio familiar trabaja como gerente de limpieza en un sauna. Incapaz de ser el soporte de su familia, constantemente humillado por su jefe, y con el pesar de cuidar a su madre con Alzheimer, tropieza accidentalmente con un bolso lleno de dinero. Sin duda una oportunidad que no puede desaprovechar para ser el hombre que soñó. Finalmente sumamos para cerrar el nudo, a un detective poco ortodoxo que investiga el caso de un antiguo compañero de secundaria. 

Quizá en otras manos fuese algo excesivo, no así para Yonghoon. Me parece maneja muy bien sus tiempos, y oculta la información de tal manera que logra hacer un pequeño rompecabezas. En donde las conexiones entre cada personaje poco a poco se van revelando. Así mismo cambia constantemente de punto de vista la narración, y nos conduce alegremente hacía una serie de enfrentamientos, que derivaran en la muerte X o Y personajes, recordemos, no es sólo la lucha por el bolso sino por la supervivencia. 


“en su aspecto cronológico, ata los cabos demasiado pronto, restando emoción y suavizando el factor sorpresa que tan bien había llevado en los primeros capítulos” 


Beasts That Cling to the Straw
Es de apreciarla ironía, el humor negro y el ingeniocon el que entrelaza cada subtrama. Ideando momentos plenos de sadismo, otros simplemente divertidos y extravagantes. ¿Qué no me gustó? A la hora de conectar las diferentes historias, hay escenas que se vuelven redundantes sin aportar mucho a la “trama central”. También está el hecho de que me da la impresión que en su aspecto cronológico, ata los cabos demasiado pronto, restando emoción y suavizando el factor sorpresa que tan bien había llevado en los primeros capítulos

mujer asiática ensangrentada
Referente a la actuación... los personajes son muy tópicos, no hay mucho que exigir. Pero podemos destacar la participación de Jeong Woo-seong, tal vez lo recuerdes como “el bueno” en “The Good, the Bad, the Weird” (2008) de Kim Jee-woon, y Bae Seong-woo, que el año pasado interpreto el papel de un atormentado exorcista en “Byeonshin” (2019) de Kim Hong-seon. La fotografía es otro gran acierto, en especial las escenas que transcurren durante la noche. Un filme bastante entretenido. Si te agradan o estás de humor para un thriller criminal coreano (sobre todo coreano), sin duda es una opción que no te defraudará; y aunque no tiene un 10 o un 9 de mi parte como nota, creo que es un excelente debut.

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